Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI)/ Google Earth |
En las afueras de La Habana, en una antigua base militar de espionaje radioelectrónico ruso llamada Finca Lourdes, desde 2002 radica la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI).
La creación de ese centro fue una idea de Fidel Castro, quien en marzo de 2002 lo denominó Proyecto Futuro. La estrategia era incorporar a los estudiantes graduados a proyectos productivos e investigativos de software por encargo en campos como educación, salud, deporte, defensa, software libre, portales web, multimedia y otros.
Esta Universidad es una versión tropical de Silicon Valley, pero supervisada de acuerdo a los intereses de la autocracia verde olivo. La premisa era convertirla en una ciudad digital avanzada, donde al menos 20 mil personas formaran un capital humano especializado en la investigación, produciendo software y servicios informáticos para la exportación.
Llamémosle Raudel. Estudiante de tercer año en la UCI, nos cuenta que "las diversas tareas las ejecutan alumnos insertados en brigadas de trabajo. Una brigada, por ejemplo, se dedica a rastrear blogs disidentes, páginas anticastristas y artículos de periodistas independientes".
"También hay ‘hackers’ que lanzan ataques cibernéticos a blogs y webs consideradas contrarrevolucionarias. Entre sus funciones está descalificar en los espacios de comentarios, a las personas que critican el proceso revolucionario. Hay varios tipos de troll: desde los que insultan hasta los que intentan desvalorizar las opiniones disidentes, contrastándolas con datos actualizados. Existen brigadas que se encargan de producir software para exportar en América Latina", señala.
Según Raudel, los grupos informáticos que se dedican a producir software para la exportación cuentan con herramientas tecnológicas avanzadas.
"La conexión a Internet es de primera. Y se compra tecnología de última generación patentada en Estados Unidos. Las ventas van dirigidas fundamentalmente a Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua", aclara el joven informático.
La Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) es cauta a la hora de divulgar las ganancias generadas por la venta de productos informáticos. En 2009, la exportación de paquetes de software y servicios informáticos reportó a la isla ingresos por valor de 1.400 millones de dólares. En 2010, esa cantidad se duplicó y rozó los 3 mil millones.
Después de 2010, la ONEI dejó de registrar los ingresos brutos. Pero si lo comparamos con el Turismo, supuestamente es el tercer reglón exportable que más dólares frescos ingresan a la caja de caudales del régimen, después de la venta de servicios médicos y los 2,600 millones por concepto de remesas familiares, la comercialización de software genera más beneficios que el Turismo.
En 2013, los ingresos en el sector turístico fueron de 1,804 millones de dólares. De acuerdo a las autoridades, el año pasado Cuba recibió 2 millones 851 mil visitantes. Si damos por válida esa cifra, una suma simple nos indica que cada turista gastó una media de 633 dólares durante su estancia en la isla.
Comparemos. En Bahamas, el promedio de gastos por turista es de 1.043 dólares. Y en República Dominica de 1.011 dólares. Debido a la baja productividad y compra de alimentos y otros insumos en el extranjero, la rentabilidad del sector es de 40 centavos por cada dólar ingresado. Por tanto, en 2013, las ganancias netas en el Turismo no sobrepasaron los 715 millones de dólares.
Los ingresos en el Turismo representan un tercio de los cerca de 2 mil millones de dólares que el país destina a la compra de alimentos. La mayor entrada de dinero proviene de la exportación de médicos (entre 6 y 7 mil millones de dólares), las remesas y la venta de software, que deja atrás a reglones tradicionales como el azúcar o el tabaco.
Un especialista que labora en DATYS, empresa dependiente del Ministerio del Interior, explica que "con los cientos de ingenieros graduados en la UCI se ha conformado una mano de obra barata dedicada a la producción de software, que se exporta a países de América Latina, África y Europa. Un mercado seguro es Venezuela. Todo el padrón electoral, cédulas de identidad, controles portuarios y la contabilidad, tienen software creado por especialistas cubanos. Además de generar ingresos en dólares, se controla la vida económica y política de aquella nación".
Otras empresas informáticas cubanas como DESOFT, exportan paquetes de herramientas tecnológicas y también es fiscalizada por el ala empresarial militar.
"Todo el entramado de las nuevas tecnologías en Cuba, desde la móvil e Internet hasta la exportación de software, es controlado por los Ministerios del Interior y las Fuerzas Armadas", acota un ingeniero de ETECSA, única empresa de telecomunicaciones, desde 2010 patrocinada por una misteriosa sociedad denominada RAFIN, administrada por militares.
A ratos, la prensa oficial filtra pistas sobre la exportación de software. Hace tres años, Daysi Oropesa, directora general de ALBET, otra firma asociada con la Universidad de Ciencias Informáticas, declaró a Juventud Rebelde que solo la UCI, facturaba más de 150 millones dólares anuales en ventas de software.
Según datos reportados por la UCI, entre 2004 y 2010, Venezuela le pagó 783,5 millones de dólares a la isla por compras de software. En su web se señala que España y Angola también han comprado software a Cuba.
Su línea de producción está enfocada hacia software de seguridad, registro de ciudadanos e interceptación de comunicaciones. Igualmente desarrollan programas para administración de empresas y hoteles adquiridos en Italia y México. Aunque Cuba tiene bajos porcentajes de conectividad a Internet y pocos ordenadores por habitante, el régimen tiene entre sus prioridades el control riguroso de las nuevas tecnologías y la exportación de aplicaciones.
Los militares que dirigen la informática lo ven como un nuevo teatro de operaciones. Y un sector estratégico orientado hacia la exportación.
La creación de ese centro fue una idea de Fidel Castro, quien en marzo de 2002 lo denominó Proyecto Futuro. La estrategia era incorporar a los estudiantes graduados a proyectos productivos e investigativos de software por encargo en campos como educación, salud, deporte, defensa, software libre, portales web, multimedia y otros.
Esta Universidad es una versión tropical de Silicon Valley, pero supervisada de acuerdo a los intereses de la autocracia verde olivo. La premisa era convertirla en una ciudad digital avanzada, donde al menos 20 mil personas formaran un capital humano especializado en la investigación, produciendo software y servicios informáticos para la exportación.
Llamémosle Raudel. Estudiante de tercer año en la UCI, nos cuenta que "las diversas tareas las ejecutan alumnos insertados en brigadas de trabajo. Una brigada, por ejemplo, se dedica a rastrear blogs disidentes, páginas anticastristas y artículos de periodistas independientes".
"También hay ‘hackers’ que lanzan ataques cibernéticos a blogs y webs consideradas contrarrevolucionarias. Entre sus funciones está descalificar en los espacios de comentarios, a las personas que critican el proceso revolucionario. Hay varios tipos de troll: desde los que insultan hasta los que intentan desvalorizar las opiniones disidentes, contrastándolas con datos actualizados. Existen brigadas que se encargan de producir software para exportar en América Latina", señala.
Según Raudel, los grupos informáticos que se dedican a producir software para la exportación cuentan con herramientas tecnológicas avanzadas.
"La conexión a Internet es de primera. Y se compra tecnología de última generación patentada en Estados Unidos. Las ventas van dirigidas fundamentalmente a Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua", aclara el joven informático.
La Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) es cauta a la hora de divulgar las ganancias generadas por la venta de productos informáticos. En 2009, la exportación de paquetes de software y servicios informáticos reportó a la isla ingresos por valor de 1.400 millones de dólares. En 2010, esa cantidad se duplicó y rozó los 3 mil millones.
Después de 2010, la ONEI dejó de registrar los ingresos brutos. Pero si lo comparamos con el Turismo, supuestamente es el tercer reglón exportable que más dólares frescos ingresan a la caja de caudales del régimen, después de la venta de servicios médicos y los 2,600 millones por concepto de remesas familiares, la comercialización de software genera más beneficios que el Turismo.
En 2013, los ingresos en el sector turístico fueron de 1,804 millones de dólares. De acuerdo a las autoridades, el año pasado Cuba recibió 2 millones 851 mil visitantes. Si damos por válida esa cifra, una suma simple nos indica que cada turista gastó una media de 633 dólares durante su estancia en la isla.
Comparemos. En Bahamas, el promedio de gastos por turista es de 1.043 dólares. Y en República Dominica de 1.011 dólares. Debido a la baja productividad y compra de alimentos y otros insumos en el extranjero, la rentabilidad del sector es de 40 centavos por cada dólar ingresado. Por tanto, en 2013, las ganancias netas en el Turismo no sobrepasaron los 715 millones de dólares.
Los ingresos en el Turismo representan un tercio de los cerca de 2 mil millones de dólares que el país destina a la compra de alimentos. La mayor entrada de dinero proviene de la exportación de médicos (entre 6 y 7 mil millones de dólares), las remesas y la venta de software, que deja atrás a reglones tradicionales como el azúcar o el tabaco.
Un especialista que labora en DATYS, empresa dependiente del Ministerio del Interior, explica que "con los cientos de ingenieros graduados en la UCI se ha conformado una mano de obra barata dedicada a la producción de software, que se exporta a países de América Latina, África y Europa. Un mercado seguro es Venezuela. Todo el padrón electoral, cédulas de identidad, controles portuarios y la contabilidad, tienen software creado por especialistas cubanos. Además de generar ingresos en dólares, se controla la vida económica y política de aquella nación".
Otras empresas informáticas cubanas como DESOFT, exportan paquetes de herramientas tecnológicas y también es fiscalizada por el ala empresarial militar.
"Todo el entramado de las nuevas tecnologías en Cuba, desde la móvil e Internet hasta la exportación de software, es controlado por los Ministerios del Interior y las Fuerzas Armadas", acota un ingeniero de ETECSA, única empresa de telecomunicaciones, desde 2010 patrocinada por una misteriosa sociedad denominada RAFIN, administrada por militares.
A ratos, la prensa oficial filtra pistas sobre la exportación de software. Hace tres años, Daysi Oropesa, directora general de ALBET, otra firma asociada con la Universidad de Ciencias Informáticas, declaró a Juventud Rebelde que solo la UCI, facturaba más de 150 millones dólares anuales en ventas de software.
Según datos reportados por la UCI, entre 2004 y 2010, Venezuela le pagó 783,5 millones de dólares a la isla por compras de software. En su web se señala que España y Angola también han comprado software a Cuba.
Su línea de producción está enfocada hacia software de seguridad, registro de ciudadanos e interceptación de comunicaciones. Igualmente desarrollan programas para administración de empresas y hoteles adquiridos en Italia y México. Aunque Cuba tiene bajos porcentajes de conectividad a Internet y pocos ordenadores por habitante, el régimen tiene entre sus prioridades el control riguroso de las nuevas tecnologías y la exportación de aplicaciones.
Los militares que dirigen la informática lo ven como un nuevo teatro de operaciones. Y un sector estratégico orientado hacia la exportación.
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