Adolfo Suárez, primer presidente del gobierno durante la transición
democrática en España tras el fin del franquismo, murió este domingo a
los 81 años en una clínica de Madrid, anunció el portavoz de su familia.
“Adolfo Suárez ha muerto”, declaró el portavoz Fermín Urbiola a los medios de comunicación.
Aquejado de la enfermedad de Alzheimer desde hacía más de una década,
Suárez estaba hospitalizado desde el lunes debido a una infección
respiratoria.
El viernes, su hijo Adolfo Suárez Illana había anunciado, en una
rueda de prensa convocada de urgencia, que el estado de salud de su
padre se había degradado muy rápidamente y que el desenlace era
“inminente”.
El rey Juan Carlos había sido la primera persona informada del
deterioro de salud del hombre con quien compartió los primeros y
difíciles años de la transición a la democracia.
Antiguo hombre del aparato franquista, Suárez había sido encargado
por el monarca en 1976 de formar el segundo gobierno de su reinado.
Coronado el 22 de noviembre de 1975, dos días después de la muerte de
Franco, Juan Carlos había mantenido en el poder al jefe del gobierno
franquista Carlos Arias Navarro durante unos meses.
El mandato de Suárez fue ratificado después por las urnas en las primeras elecciones democráticas, el 15 de junio de 1977.
Se convirtió así en una de las figuras más emblemáticas del delicado
periodo de transición que permitió a España pasar página de una
dictadura iniciada en 1939 tras tres años de Guerra Civil.
Durante su gobierno se llevaron a cabo las principales reformas para
que España se convirtiera en una democracia, como la legalización de
todos los partidos políticos -incluida la polémica legalización del
Partido Comunista-, una amnistía a los presos políticos y la redacción
de la Constitución y su aprobación por referéndum en 1978.
Sin embargo, a partir de 1979, año de su segunda victoria electoral,
emprendió un declive debido a problemas en su partido, la crisis
económica, la agitación militar, el problema de la autonomía de las
regiones españolas y los atentados de la organización armada
independentista vasca ETA.
Estas dificultades, a las que se unió la retirada del apoyo del rey,
le llevaron a dimitir por sorpresa en enero de 1981, días antes del
intento de golpe de Estado militar del 23 de febrero, que fue aplacado
por el monarca. AFP
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