jueves, marzo 06, 2014

Cuba y el thriller de los cinco espías

Pablo Pascual Méndez Piña 
Me acuerdo de Diecisiete instantes de una primavera. El serial soviético producido en época de las pantallas blanquinegras que revelaba el ocaso nazi y las peripecias de un James Bond al estilo bolo, con tramas cargadas de conflictos, accidentes y sospechas que exacerbaban a los telespectadores.
El exitazo basado en la novela de Yulian Semionov, al igual que el desempeño histriónico de su protagonista Stirliz —un frío e intuitivo agente del NKVD, interpretado por el actor Viacheslav Tijonov―, fue el móvil que inspiró al departamento ideológico del Partido Comunista y al Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) a crear una pléyade de super-espías made in Cuba.
Por consiguiente, de las molleras de los guionistas brotó una sarta de agentes de la Seguridad del Estado tan sagaces y listos, que despistaban con geniales tretas a los sabuesos de la CIA y el FBI.  Culebrones como: En silencio ha tenido que ser y Julito el pescador, acapararon los espacios estelares. Solo que sus episodios fueron tan reiterados que terminaron por aburrir a la teleaudiencia.
En esencia, los personajes derivados de estas ficciones, representaban el pináculo de los "héroes anónimos de la patria" y, muchos de los nacidos en la época, fueron bautizados o apodados con los motes de David, Reinier o Julito, que por supuesto, eran las identidades falsas de los protagonistas.
Más adelante, la ficción le abrió paso a la realidad con otros super-espías de carne y hueso. A través de varias funciones circenses fueron exhibidos especímenes de la talla de José Fernández Brene (Orión), Percy Alvarado (Fraile), Carlos Serpa Maceira (Emilio), Raúl Antonio Capote (Daniel) y otros tantos chivatones, que en la actualidad han pasado al olvido.
Pero la contradicción más sublime en torno a la "inmaculada" leyenda de la inteligencia castrista, es que los cinco héroes de la República de Cuba —únicos espías honrados con la máxima condecoración que otorga el Consejo de Estado— forman parte del descalabro más atronador del espionaje cubano.
De los catorce efectivos de la Red Avispa, cinco colaboraron con el FBI y fueron declarados a discreción traidores a la patria, entretanto los cuatro restantes aguzaron el olfato y pusieron pies en polvorosa en vísperas o después del 24 de febrero de 1996, fecha del derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate.
En entrevista concedida a la cadena CNN durante la VIII Cumbre Iberoamericana celebrada en la ciudad de Oporto, Portugal, en octubre de 1998, Fidel Castro soslayó las preguntas sobre la desarticulada red de espionaje cubano que operaba en EEUU. La incertidumbre sobre las posturas de los agentes no le proporcionó confianza para quemarse por Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René.
Diecisiete años después y tras cumplir su condena, Fernando González (Rubén Campa) el segundo espía excarcelado, ha llegado a La Habana.   
En sus primeras declaraciones ante la prensa, dirigió sus agradecimientos al resto de sus cuatro hermanos de lucha y al general de ejército Raúl Castro, pero ignoró su gratitud —como está  institucionalizado— al líder histórico de la revolución Fidel Castro, ¿acaso fue un olvido imperdonable?
El ocultismo
Según consultas informales realizadas para este trabajo, el 95% de los examinados desconoce la verdadera historia de la Red Avispa. 
El 90% considera que espiar es un acto delictivo. Pero el 80% cree que los llamados "cinco agentes antiterroristas" cumplían una misión filantrópica destinada a impedir que los "fanáticos anticastristas" hicieran estallar petardos en hoteles y centros turísticos en Cuba.
Sin embargo, el 100% desconoce detalles sobre la efectividad de la Red Avispa y se preguntan: ¿cuántos planes terroristas fueron interrumpidos gracias a sus informes?
"A la Red Avispa la echaron pa'lante", asevera S.L., un exoficial del MININT quien aduce que según las declaraciones de Héctor Pesquera —entonces director del FBI para el sur de la Florida—, se presentaron en el juicio más de 1.800 páginas conteniendo textos de mensajes cifrados, que revelaban la premeditación del derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate, llamada también "operación Escorpión". Los volúmenes incluían imprudentes felicitaciones por parte del mando superior y de la Dirección General de Inteligencia (DGI) dirigidas al jefe de la Red, Gerardo Hernández (Giro) por el éxito de la misión.
"Las meteduras de pata y la responsabilidad del régimen en el caso de los cinco espías acarreó el compromiso de pagar desmesurados subsidios a los familiares. Viajes, mansiones, vacaciones en centros turísticos exclusivos y otras prebendas, más los millones invertidos en las campañas mediáticas pro indultos", apunta S.L.
"Suavizar el perfil de los cinco espías cubanos, con la cualidad de 'antiterroristas' es una burda propaganda", afirma Carlos C.P., matemático de 48 años.
"El rechazo mundial al terrorismo no puede justificar el espionaje —asevera—, si fuera así, la intervención telefónica masiva por parte de la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU (NSA)  denunciada por Snowden y tan criticada por la opinión pública mundial, también estaría justificada."
"La detención y condena de Alan Gross [contratista estadounidense preso en Cuba] tiene un objetivo: la venganza —alega, por su parte, Carlos F., un informático de 32 años—. Cuba ya levantó las restricciones al uso de internet, y aún éste inocente permanece tras las rejas. Día a día observamos aquí cómo delincuentes comunes que asesinaron, robaron y estafaron, ni siquiera cumplen cinco años de cárcel.
"Las indefensas computadoras para conectarse a internet vía satelital traídas por Gross, nunca representaron un atentado contra la seguridad de Cuba. En cambio la Red Avispa tenía entre sus objetivos espiar varias bases militares. Pero la mayor decepción corre a cargo de la comunidad internacional, que ignora el encierro de Gross para darle un espaldarazo a la causa de los cinco espías", dice.
En innumerables ocasiones, el expresidente del parlamento cubano, Ricardo Alarcón, cuestionó la parcialidad del jurado que falló a favor de la culpabilidad de los cinco espías, alegando una evidente hostilidad hacia los acusados en un enclave anticastrista como Miami.
Héctor Pesquera, ejecutivo del FBI, aseveró que los cubanoamericanos fueron excluidos de la selección del jurado a petición de la defensa y en su lugar eligieron a afroamericanos y miembros de otras minorías.
Contrariando el criterio de Alarcón, Juan Antonio Madrazo, líder del Comité Cubano Pro Integración Racial (CCPIR), opina que la presencia afroamericana en el jurado favoreció, sin dudas, a los acusados.
Según Madrazo, en sus contactos con la sociedad civil norteamericana, pudo constatar que los miamenses afroamericanos miran con buenos ojos al régimen cubano. "Las campañas bélicas libradas en África propulsan parte de esa admiración", expresó.
"También el sentimiento anti-establishment de los afroamericanos, inclina su balanza a favor de Cuba en el diferendo con EEUU, a lo que se suma su probada confrontación con la comunidad anticastrista de Miami", citó.
"Al parecer —asevera Madrazo— si los doce miembros del jurado lograron ponerse de acuerdo para fallar en contra de los cinco espías, significa que las pruebas presentadas por la fiscalía tenían el suficiente peso específico para considerarlos culpables, inclusive para desestimar el concepto de 'duda razonable'. Soy de la opinión que el prejuicio político aludido por Alarcón no tiene fundamentos."
"La silla eléctrica debió ser el castigo para Gerardo Hernández y sus compinches —sentencia, por su parte, un opinante anónimo de 65 años—. El crimen donde resultaron pulverizadas las dos avionetas indefensas de Hermanos al Rescate demandó más severidad en la sanción. Si algo similar hubiera sucedido en Cuba, les hubieran dado 'palito', ninguno de ellos pensó en el sufrimiento causado a los familiares de las víctimas".
Pero A. G., otro exoficial del MININT, opina lo contrario. Cree que las sanciones aplicadas a los cinco héroes fueron demasiado severas. Reconoce la complicidad, pero no la autoría intelectual del crimen. A Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René los embarcaron con la orden de no declararse culpables y confirma que la Red Avispa agrupó a agentes bien entrenados pero no con la calidad requerida para bailar en casa del trompo. 
"El caso de los cinco espías desbarató la imagen de la 'gloriosa inteligencia cubana', y si no me creen, que le pregunten al exgeneral y exjefe de la inteligencia Bermúdez Cutiño: ¿por qué lo tronaron?".
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el perfil de los agentes de la red avispa aqui >>

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