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Casi existe consenso en el sentido de que los cambios marchan
lentamente. Sin embargo, da la impresión de que el referido retraso
pretende compensarse mediante un ritmo acelerado en la fundación de este
tipo de cooperativas. Es decir, sin la existencia aún de condiciones
para que funcionen adecuadamente.
Según informes recientes, a las 224 cooperativas no agropecuarias
creadas hasta el pasado mes de octubre, se suman ahora otras 228, lo que
eleva la cifra a 452 entidades.
Muchas de estas cooperativas —diría que la mayoría— surgieron por
indicaciones "de arriba", y no como resultado de la iniciativa de sus
socios, como hubiese sido lo ideal. En esta ocasión nos referiremos a
los problemas afrontados por dos tipos de cooperativas: las dedicadas al
transporte de pasajeros, y las que comercializan productos del agro.
El caso de Ómnibus Ruteros
La primera de las cooperativas de transporte de pasajeros que se creó
fue la de Ómnibus Ruteros, que enlaza el municipio de Centro Habana con
varias zonas periféricas de la capital. Antes de pasar al régimen
cooperativo, este servicio —de mayor confort que el que prestan las
guaguas a 0,40 centavos— corría a cargo del Estado, y se cobraba una
tarifa de cinco pesos por pasajero. Ahora el Estado ha orientado que la
cooperativa mantenga esa tarifa, lo que complica sobremanera la
solvencia financiera de esta entidad.
Del total de ingresos que obtiene la cooperativa, cerca del 64% debe
destinarse a la compra del combustible para los vehículos. Entonces, del
restante 36%, han de salir los recursos para pagar el local arrendado
donde funcionan las oficinas y talleres. También el pago del seguro de
los vehículos, la compra de las piezas de repuesto, así como las tarifas
del agua y electricidad. Y, por supuesto, de este último porcentaje
salen las utilidades que se distribuyen entre los socios.
Semejante estrechez financiera ha repercutido desfavorablemente en el
bolsillo de los cooperativistas y en la calidad del servicio. Hacia
finales del 2013 no se habían cumplido las expectativas de ingresos
personales de los socios. De un plan de 2.500 pesos mensuales por
cooperativista, los ingresos reales fluctuaron entre los 1.100 y los
1.500 pesos.
Por otra parte, los conductores de los vehículos están transportando
pasajeros de pie, violando lo establecido que obliga a que todos los
viajeros vayan sentados. Lógicamente, el hacinamiento que esa situación
provoca, puede echar por tierra la esperanza de un viaje placentero.
El Arroyo, antes y después
En cuanto a las cooperativas no agropecuarias que comercializan los
productos del agro, el mercado El Arroyo, ubicado en Centro Habana,
constituye una muestra de retroceso en lo concerniente a la
disponibilidad y calidad de los productos que ofertan. Antes, cuando El
Arroyo clasificaba como Mercado Agropecuario Estatal (MAE), recibía
mercancías de las Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA) y de
Créditos y Servicios (CCS), y por tanto exhibía una oferta que, sin
llegar a compararse con los mercados de oferta-demanda, satisfacía
medianamente a los clientes.
Ahora, con el paso a régimen de cooperativa, las tarimas de El Arroyo
permanecen semivacías y con productos de mala calidad. Los propios
cooperativistas deben gestionar los surtidos que después ofertarán, y
comoquiera que no cuentan con medios de transporte propios, se les
encarece mucho la gestión, lo que sin dudas incide en que los precios
minoristas no bajen.
El día de nuestra visita a este mercado, una
cooperativista-vendedora, en medio del bostezo que le causaba la
inactividad, confesó: "Ay señor, es que dependemos de que podamos pescar
un camioncito para buscar algo de vez en cuando".
El descontento del Gobierno
Durante la más reciente reunión del Consejo de Ministros, se acordó
realizar próximamente un análisis de las cooperativas no agropecuarias,
ya autorizadas, y que no se han creado oficialmente. Se evaluará la
conveniencia de invalidar el correspondiente acuerdo de constitución. Se
trata, en la mayoría de los casos, de lugares donde ha sido más difícil
"convencer" a los trabajadores para que aceptaran la cooperativización.
En la propia reunión, el gobernante Raúl Castro llamó a detectar y
corregir posible fallos que se produjeran en la creación de estas
cooperativas. Y agregó el General-Presidente: "Tenemos que analizar y no
actuar como si lo diseñado fuera impecable. No podemos apresurarnos en
la aprobación constante de estas cooperativas. Iremos al ritmo que
corresponda".
Acostumbrados como estamos los cubanos a leer entrelíneas con tal de
descifrar un discurso que se empeña en no ser explícito, no nos resulta
difícil constatar la insatisfacción de la cúpula del poder con el
desempeño de las cooperativas no agropecuarias.
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