El escritor Padura ha ido a Miami.
Es decir ha cruzado el mar donde se han ahogado y han sido devorados
por los peces miles de cubanos que huían de la dictadura que representa
Padura. La dictadura que hace poco concedió el premio nacional de
literatura de la dictadura al escritor Padura. ¿Y a qué ha ido el
escritor Padura a Miami? Ha ido a Miami a hablar de la libertad.
Creo que Padura no debería hablar de la libertad ni en Miami ni en
ninguna parte porque los esclavos no saben nada de la libertad. Padura
vive y medra a la sombra de una dictadura que ha suprimido durante más
de medio siglo la libertad de expresión y la libertad de prensa y la
libertad de reunión y todas las libertades, y Padura prospera en ese
ambiente malsano como sólo se puede prosperar allí, inclinándose,
bajando la cabeza y haciendo el juego a los opresores.
Pero. Por otro lado, que Padura vaya a Miami a hablar de libertad
está muy bien. Dice mucho de la libertad que hay en Miami y de la
decencia de los cubanos de Miami que un cómplice de la dictadura como
Padura vaya allí y sea recibido sin problema alguno por sus
simpatizantes y hable con total independencia. Exactamente lo que
escritores libres (yo, por poner un ejemplo) no podemos hacer en la Cuba
de Padura. Repito, que Padura vaya a Miami y hable de lo que le plazca
me parece estupendo.
Faltaría más. No somos iguales. Nosotros somos hombres y mujeres
libres en el exilio. Padura un cortesano de la dictadura que nos hizo
marchar y a la que combatimos y combatiremos hasta el final. Porque
nunca nos rendiremos. Nunca bajaremos la cabeza. Nunca nos venderemos ni
por un premio ni por una publicación ni por un permiso de entrada o
salida ni por un reconocimiento ni por ninguna otra migaja que arroje el
tirano. Nunca. Y nunca dejaremos de denunciar a los cómplices y nunca
nos callaremos la boca. Nunca. Hasta el final. Nunca. Bajo ninguna
circunstancia. Nunca. Hasta el final.
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