ARTEMISA, Cuba -
Dagoberto Blanco Ledesma, de 66 años, duerme en una alcantarilla.
Asegura que lleva 6 años pernoctando en las calles, a pesar de ser
combatiente internacionalista en la guerra de Angola, no pide ayuda a
las instituciones oficiales por falta de confianza en ellas.
Cuenta que abandonó su domicilio en el caserío Santa Isabel, del
municipio Mariel en la provincia Artemisa, porque “yo estaba viviendo
con un hermano mío que cada vez que se emborracha, por gusto, me cae a
golpes, al otro día se lo dices y me dice que no, que eso es mentira,
por eso ando yo acá en la calle”.
Continúa relatando que un fin de año estuvo tres días deambulando por
las calles, alimentándose solo con pan y guarapo, regresaba tarde en la
noche a su casa con el fin de evitar las agresiones del hermano hasta
que “el 31 de diciembre salí y me perdí hasta el sol de hoy, de eso hace
seis años. Aquí en Artemisa he estado durmiendo en una pila de
lugares”.
Enumera, entre ellos: el hospital, la terminal de ómnibus, un comedor
obrero y otros lugares de la periferia del pueblo de Artemisa, en los
que pernoctan decenas de personas por razones diversas, la mayoría de la
tercera edad, mujeres incluidas.
Para subsistir se emplea con campesinos que le pagan 40 pesos moneda
nacional (menos de dos dólares) por jornada o “recojo un puñado de
guayabas y las vendo, pido un puñado de plátanos a algún campesino o los
recojo en platanales estatales que se están pudriendo, hablo con el
guardia y me da un puñado y los vendo”.
La alcantarilla donde duerme Dagoberto |
Afirma que estuvo en Angola desde 1981 hasta 1983, “en ese entonces
vivía yo con los viejos míos en Santa Isabel, mis padres Gregorio y
Margarita que ya murieron”. “Al regreso de Angola me junté con una mujer
ahí y tuve dos hijas con ella. Se casaron las dos hijas y se fueron
para el norte hace unos cinco años” y desde entonces no ha sabido nada
de ellas.
Responde a la pregunta de por qué no pide ayuda al gobierno diciendo
“Ayuda ninguna voy a pedir. ¿Qué ayuda me pueden dar a mí con la
cantidad de personal que hay durmiendo en la calle por ahí, unos porque
cayeron presos y la familia les vendió la casa, otros que la vendieron
para tomar chispa” (bebida alcohólica casera de mala calidad) y otras
causas que hacen que haya “miles de personas durmiendo en la calle”.
Para bañarse y lavar la ropa aprovecha un hueco a un lado de la
carretera, cerca de la alcantarilla donde duerme, que se mantiene lleno
de agua limpia por un salidero de una tubería del sistema de acueducto
de Artemisa.
Concluye Dagoberto: “Aquí en Artemisa dondequiera hay una tubería
rota, hay un derroche de agua tremendo, ¡mira a ver si la arreglan! ¿Y
tu crees que van a arreglar el problema mío? ¿Qué me van a dar, una casa
o darme otro puente mejor? Aquí en Artemisa no hay otro puente mejor
que este”
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