Por Eric Reynoso
No ha podido lucir peor el béisbol cubano en su retorno a la Serie
del Caribe. La otrora potencia invencible de la pelota amateur se ha
venido abajo, mostrando las grietas técnicas y la pérdida de talento en
sus filas. La caída 9×2 este lunes frente a los Tigres de Licey fue la
tapa al pomo.
Que un lanzador veterano sin mucho destaque en su carrera profesional
como Jon Leicester logre maniatar a sus anchas al Villa Clara,
limitándolos a solo tres hits en siete entradas; y que un equipo
dominicano con algunas figuras de segunda en Grandes Ligas consiga hacer
lucir a los nuestros como colegiales despechados, es como para poner a
pensar seriamente a los directivos que han trazado las estrategias de la
pelota cubana.
Matemáticamente, por esos caprichos clasificatorios del torneo, los
villaclareños de Ramón Moré tienen aún opciones de meterse en
semifinales, pues los Tigres del Licey y los Indios de Mayagüez pueden
llegar a tres derrotas, de manera que no hay ningún equipo eliminado y
hasta podría darse un triple empate.
Esperanzas remotas
Las esperanzas cubanas están cifradas en ganar el juego del adiós
ante los boricuas, mañana martes, y que los Indios pierdan también el
miércoles con los Navegantes de Magallanes (2-0), ya clasificados tras
romperle el invicto a los Naranjeros de Hermosillo (2-1).
Un triple empate sobrevendría si a las dos posibles derrotas de los
puertorriqueños, Mayagüez, los dominicanos del Licey cayeran dos veces
ante Venezuela y México en las dos jornadas del calentario regular que
van quedando. En ese caso se definirían los finalistas por el promedio
de carreras anotadas y el número de carreras limpias permitidas,
respectivamente divididos por el número de entradas jugadas a la
ofensiva y la defensiva (el llamado Team Quality Balance, RQB).
Comoquiera que sea, la tiene dura el Villa Clara, porque hasta ahora
no ha demostrado que puede ganar con su béisbol anquilosado y un staff
de lanzadores más que limitado en sus recursos. Señores Higinio Vélez,
Víctor Mesa y Ramón Moré, ¡despierten! Estamos en ligas mayores. y el
profesionalismo en la pelota no es un atributo gratuito.
Por esos azares del destino va y hasta Villa Clara se repone y logra
meterse en semifinales. Pero la imagen que ha dejado su juego es
lamentable y a estas alturas no sé si lo mejor será que regresen a
casita lo más pronto posible para asimilar la debacle que experimenta la
pelota criolla.
El pitcheo villaclareño ha tolerado 26 carreras en 25 innings y la
defensiva juega para dos errores por partido, eso sin contar otros
errores mentales y la pobre demostración del catcher Yulexis La Rosa. no
se puede aspirar a mucho con fallas tan garrafales cuando se tiene
enfrente un equipo de jugadores diestros y seguros.
Hecatombe anunciada
En el juego con los Tigres del Licey, desde el comienzo se vio venir
la hecatombe, pues el zurdito Yasmani Hernández, designado para abrir el
crucial encuentro, no traía nada para cruzar a los bateadores rivales y
explotó en el mismo segundo inning, con la casa en llamas.
Vino a su rescate Ismel Jiménez, que debió ser el abridor, pero
cometió un error que complicó su paso por el box y duró apenas dos
episodios, con tres carreras toleradas.
El marcador siguió ampliándose con los impetuosos dominicanos. En el
octavo con dos outs, el veterano Julio Lugo encontró a Emilio Bonifacio
y Ronny Paulino en bases para disparar un cuadrangular que clavó la
puntilla a los villaclareños.
Villa Clara se quitó la lechada en el noveno, ya con dos outs, por
metrallazo de Ramón Lunar con dos corredores a bordo. Pero la mecha no
daba para otra cosa.
En el juego de este martes, los cubanos enfrentarán probablemente al
boricua Joel Piñeiro, con una carrera de 12 años en Grandes Ligas y
balance de 104-93. Si logran salvar la honrilla, pues se sentarán a
esperar otra derrota de los Indios de Mayagüez, a ver si realmente Dios
se pone de su parte.
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