lunes, febrero 24, 2014

Cuba: El angustioso tránsito entre el capitalismo y el capitalismo (I)

cubanalisis
Armando Navarro Vega
A principios de los 90´ circulaba en La Habana un chiste que reflejaba la forma en que la gente había captado la esencia del proceso por el que habían transitado los países del bloque soviético, y por el que supuestamente pasaría también Cuba. A la pregunta de “cuál es la definición de Socialismo” la respuesta era: “el largo, tortuoso, y angustioso tránsito entre el capitalismo y el capitalismo.” La cantidad de adjetivos utilizados para calificar el “viaje” dependía del que contase el chiste, pero la identificación del destino final era inexorablemente la misma.
 
·         Aviso: se buscan socios capitalistas para construir el socialismo
 
Para suplir la desaparición del decisivo apoyo soviético y lograr la reinserción de Cuba en la economía mundial, era imprescindible la incorporación de inversores extranjeros. En las Tesis y Resoluciones del IV Congreso del Partido Comunista de Cuba celebrado en octubre de 1991, en particular en la Resolución sobre el desarrollo económico del país, se señala lo siguiente:
 
"Como complemento a los esfuerzos inversionistas que debe realizar el país, se estimula la inversión extranjera en las ramas y territorios donde resulte conveniente por su aporte en términos de capital, tecnología y mercado, utilizando para ese fin diferentes modalidades de asociación, tales como empresas mixtas, producciones cooperadas, acuerdos de comercialización, cuentas de participación y otras, según las regulaciones establecidas en nuestra legislación. En este caso Cuba está dispuesta a desarrollar adicionalmente proyectos de inversión con un tratamiento preferencial para nuestros socios de América Latina y el Caribe. Como paso de avance hacia la integración económica regional podemos, en condiciones que lo justifiquen, otorgar facilidades aún mayores en el aporte de empresas y capitales latinoamericanos a realizar en nuestro territorio".
 
En esa misma dirección, la Asamblea Nacional del Poder Popular aprobó en julio de 1992 una reforma de la constitución de 1976 en la que, además de desaparecer el reconocimiento a la “guía y el apoyo” de la Unión Soviética y el Campo Socialista, se abre la puerta en el Artículo 15 a una posible privatización de los bienes de propiedad estatal “en casos excepcionales, definidos y aprobados por el Consejo de Ministros, que favorezcan el desarrollo de la economía”, y en el Artículo 23 se reconoce la propiedad de las sociedades y empresas constituidas dentro del marco legal con capital mixto cubano y extranjero.
 
Se desempolvó el Decreto Ley 50 que desde 1982 regulaba la inversión extranjera, al que le seguiría en sustitución de aquel la Ley 77 de 5 de septiembre de 1995 (para la que oficialmente se anuncian cambios antes de que finalice el año 2012), o el Decreto Ley 165 de 3 de junio de 1996 sobre Zonas Francas y Parques Industriales.
 
En 1988 se creó la primera empresa mixta con capital español y cubano para construir el Hotel Sol Palmeras en la playa de Varadero. Ya existían acuerdos para la gestión de instalaciones hoteleras, como en el caso del Hotel Habana Libre antes citado, y los primeros tour operadores comenzaban a “trabajar el destino Cuba” desde distintos países. De la (aún) República Federal Alemana llegaban varios vuelos charter semanales desde Dusseldorf, Colonia o Munich, por citar un ejemplo.
 
·         El “apartheid” turístico
 
Este fue el comienzo del “apartheid turístico”, un proceso de segregación de los cubanos dentro de su propio país a favor del turismo internacional que alcanzó su clímax en los 90´, consistente en la restricción o prohibición del acceso y disfrute de playas, zonas turísticas e instalaciones hoteleras, restaurantes, bares y cafeterías, falazmente “resuelto” de manera oficial con el anuncio de la abolición de una serie de “prohibiciones excesivas” en marzo de 2008, pero totalmente vigente desde el punto de vista práctico si se tiene en cuenta que un médico gana unos 20 ó 25 dólares mensuales al cambio oficial interno, y eso no le alcanza ni para una merienda en uno de estos establecimientos.
 
Seguramente más de un canadiense, alemán, italiano o español despistado se extrañaría del poco caso que hacían los isleños de sus recursos naturales y turísticos, mientras degustaban un Mojito o una Piña Colada en una playa desierta por la que merodeaban algunos sujetos totalmente vestidos (a los que al parecer les encantaban las mismas camisas de cuadros), y frecuentada solo por bañistas sospechosamente “pálidos” con los que también compartían la mesa buffet en los desayunos.[1]

A finales de los 80´ alquilé junto con otros amigos una casa particular en la playa de Varadero. Una tarde salí a pasear y mi hijo mayor quiso tomarse un refresco. Caminé más de dos horas con el niño sobre mis hombros de hotel en hotel, de villa en villa, de ranchón (chiringuito) en ranchón, y siempre obtuve la misma respuesta negativa acompañada de la misma explicación: para consumir tenía que ser huésped (entonces se podía alquilar una habitación, siendo cubano y no en todos los hoteles, solamente por Luna de Miel, por el plan de estímulos del sindicato o por autorización de algún organismo del Estado) o pagar en “divisas”, en la práctica sinónimo de dólares estadounidenses, algo que como ciudadano de mi país no podía hacer porque la tenencia de moneda dura estaba penalizada con cárcel, y era un deber del camarero denunciarme si yo hubiese intentado pagar con dólares, que por supuesto tampoco tenía.
 
O sea, para que mi hijo se tomase un refresco de fabricación nacional en Varadero, tenía que ser huésped de un hotel con acceso restringido o discrecional para los ciudadanos cubanos residentes en el país, o ser extranjero (en cuyo caso el acceso al hotel, a sus instalaciones y servicios era irrestricto) y pagar con una moneda cuya posesión era un delito para nosotros. Aquel sitio ya no era para mí.
 
Nicolás Guillén, elevado por el régimen al rango de “Poeta Nacional” por su devota entrega a la causa, se convirtió (quién se lo iba a decir) en el autor de un poema subversivo titulado “Tengo”, que extrañamente nadie recordaba ni declamaba en los medios de comunicación, en particular por estas tres estrofas:
 
“Tengo, vamos a ver,
 
tengo el gusto de andar por mi país,
 
dueño de cuanto hay en él,
 
mirando bien de cerca lo que antes
 
no tuve ni podía tener…
 
Tengo, vamos a ver,
 
que siendo un negro
 
nadie me puede detener
 
a la puerta de un dancing o de un bar.
 
O bien en la carpeta de un hotel
 
gritarme que no hay pieza,
 
una mínima pieza y no una pieza colosal,
 
una pequeña pieza donde yo pueda descansar…
 
Tengo que como tengo la tierra tengo el mar,
 
no country,
 
no jailáif,
 
no tennis y no yatch,
 
sino de playa en playa y ola en ola,
 
gigante azul abierto democrático:
 
en fin, el mar”.

Las sociedades conjuntas en el sector del turismo cobraron especial fuerza en los años 90´, y se crearon varias cadenas como Horizontes, Gran Caribe, Cubanacán, Isla Azul o Gaviota, con una amplia oferta especializada que incluía desde restaurantes hasta el traslado de los turistas dentro de Cuba en viejos aviones soviéticos procedentes del ejército, recién pintados para tapar las insignias de la DAAFAR (Defensa Antiaérea y Fuerza Aérea Revolucionaria).
 
Gracias al rápido crecimiento del número de turistas y del porcentaje de ingresos, el sector resultó ser muy atractivo para la inversión extranjera. El número de visitantes que llegó a la isla se multiplicó por cuatro entre 1990 y 1998, y el número de habitaciones disponibles se duplicó en el mismo período.
 
Las inversiones extranjeras directas
 
Las inversiones extranjeras directas fluyeron también hacia otros sectores como la minería, la energía, las telecomunicaciones, las finanzas o incluso la actividad inmobiliaria, así como hacia la industria y la agricultura. [2]
 
La empresa cubana Geominera S.A. llegó en los 90´ a establecer acuerdos y contratos con entidades extranjeras para la prospección y exploración a riesgo (compartido o no) de yacimientos de cobre, oro, plata, cromo, magnesio, plomo o zinc, y para la comercialización de minerales, excepto el níquel, entre las que se encontraban las firmas canadienses Republic Goldfields Inc., Metall Mining Corporation, Miramar Mining Corporation, Heath & Sherwood International Inc., MacDonald Mines Exploration Ltd, Holmer Gold Mines Ltd., Bolivar Goldfields Ltd., Scintrex y Joutel Resources Limited, las panameñas Minamerica S.A. y Ninanfrica S.A., la Mining Italiana SPA, o la australiana Rhodes Mining NL.
 
Cuba posee la tercera parte de las reservas mundiales de Níquel. La producción de la vieja planta “Pedro Soto Alba” para la extracción del mineral (en realidad sulfuro de níquel más cobalto, difícilmente comercializable en el mercado internacional en su estado natural) ubicada en Moa, se refinaba en su totalidad durante la etapa de la revolución en la Unión Soviética hasta el año 1991.
 
En 1992 dicha producción comenzó a refinarse en Canadá, y en 1994 se crearon tres empresas mixtas que se ocuparían de las operaciones de extracción en Cuba (Moa Nickel S.A.) de la refinación en las instalaciones de Port Saskatchewan en Alberta, Canadá (The Cobalt Refinery Co. Inc.) y de la comercialización, a través de la International Cobalt Company Inc. con sede en Bahamas.
 
En el sector de la energía se produjo una notable concurrencia de empresas extranjeras de manera directa o a través de subcontratas, en un primer momento de Canadá, Reino Unido, Suecia y Francia, a las que se han añadido a lo largo del tiempo firmas de Alemania, Israel, Panamá, España, Venezuela, Italia, China, Singapur, Brasil, Vietnam o Rusia, atraídas por la posible existencia de una importante reserva de petróleo en el área del Golfo de México bajo jurisdicción cubana.[3]

La empresa canadiense Sherrit ocupa un lugar destacado dentro del conjunto de proyectos energéticos coparticipados, a través del consorcio cubano canadiense Sherrit Internacional y la empresa mixta Energas, que produce electricidad a partir del gas natural asociado a la extracción de petróleo de los pozos del norte de La Habana y Matanzas.
 
En las telecomunicaciones destaca en los 90´ la creación de la empresa mixta ETECSA con la mexicana CITEL, a la que luego se unirían la Stet International, o la filial (también italiana) de Telecom. La Corporación Sherrit adquirió parte de la empresa de telefonía móvil Cubacel S.A.
 
Ya en 1995 comenzaron a operar fondos de inversión con el objeto de crear oportunidades de negocio en Cuba como Beta Gran Caribe Limited, la Commonwealth Development Corporation, o Dynafund. Se produjeron acuerdos entre entidades financieras cubanas y extranjeras para ofrecer créditos a empresas, como el del Banco Popular de Ahorro y Caja Madrid, o se crearon empresas mixtas y oficinas de representación de entidades extranjeras para ofrecer servicios financieros y de asesoramiento como la Caribbean Finance Investment (CARIFIN) CDC Capital Partners, Fincomex Ltd., o Novafin Financiere S.A.
 
Se produjo una profunda reestructuración y ampliación del sistema bancario y financiero cubano con la creación y/o establecimiento de decenas de bancos, instituciones financieras no bancarias y oficinas de representación para garantizar que las empresas extranjeras, mixtas y estatales pudieran realizar sus operaciones, invertir, exportar o importar “con discreción”, y al propio tiempo pudieran ser controladas y reguladas por el estado “socialista”.
 
Las sociedades cubanas Habaguanex, Cimex y Cubalse iniciaron la actividad inmobiliaria con inversionistas extranjeros españoles y franceses. Aurea S.A., empresa creada por Habaguanex y el Grupo Argentaria, se encargó de la remodelación del edificio que ocupaba la antigua Lonja del Comercio de la Habana; las firmas International Investment & Traiding de Luxemburgo y la cubana LARES crearon la empresa mixta Real Inmobiliaria S.A. para construir una zona residencial para extranjeros al oeste de La Habana. Otra empresa mixta, la Monte Barreto S.A., se encargaría entre otros proyectos de la construcción del Centro de Negocios Miramar.

La empresa hispano francesa Altadis se asoció con la cubana Habanos S.A. para la comercialización del tabaco. El ron Havana Club se produjo y comercializó a través del consorcio Havana Club Internacional, siendo sus socios Havana Rum & Liquors y la firma francesa Pernod Ricard.
 
La corporación Coralsa (Corporación Alimenticia S.A.) perteneciente al Ministerio de la Industria Alimenticia (MINAL) y la empresa canadiense Labatt Brewing Co. Ltd., a través de su filial Cerbuco Brewing Inc., crearon la empresa mixta Cervecera Bucanero S.A. que operó la antigua fábrica Mayabe para la elaboración de cervezas y maltas.
 
La planta procesadora de soja de Santiago de Cuba fue el resultado de la colaboración entre la compañía canadiense Sherrit y Coralsa. La empresa mixta Industrias Cárnicas Hispano-Cubanas Bravo S.A. aprovechó la experiencia y la tecnología de la firma valenciana Provalca S.A. para comercializar sus productos en Centroamérica y el Caribe.
 
Coralsa y el grupo suizo Nestlé crearon Los Portales S.A., dedicada a la producción y comercialización de refrescos y aguas minerales, introduciendo el empleo del envase de Tereftalato de Polietileno (PET por sus siglas en inglés) y nuevas líneas de envasado en latas.
 
En la industria del papel y el cartón se crearon tres firmas con empresas canadienses para rehabilitar las fábricas ya existentes de Jatibonico, Santa Cruz del Norte y Cárdenas. Hasta en los servicios públicos se produjeron asociaciones con capitales extranjeros, como el caso de la empresa Aguas de La Habana S.A., constituida en el año 2000 con participación del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos y la empresa catalana Grupo Aguas de Barcelona (Agbar) para gestionar el servicio de agua en la capital (con desiguales resultados, visto lo visto).
 
A todo lo anterior hay que añadir la creación de Zonas Francas o zonas económicas libres, cuyo objetivo en Cuba ha sido crear una especie de “reserva capitalista protegida”, incentivar aún más la inversión extranjera y evitar la incómoda “fiscalización por parte de la mano izquierda, de lo que hace la mano derecha”. Las condiciones que ofrecen para los inversionistas no pueden ser mejores: [4]

“… los operadores de ZF (Zonas Francas) que realicen actividades manufactureras, ensamblaje, procesamiento de productos terminados o semielaborados, no pagarán aranceles a sus importaciones. Tampoco pagarán impuestos sobre utilidades y el impuesto por la utilización de la fuerza de trabajo en los primeros doce años de operación, y bonificación del 50% durante los siguientes cinco años. Los operadores que realicen actividades comerciales y de prestación de servicios estarán exentos del pago de aranceles y de los mencionados impuestos solamente para los primeros 5 años y una bonificación del 50% durante los siguientes tres años. Todos los operadores pueden destinar al mercado nacional el 25 % de los bienes provenientes de sus actividades. No pagarán derechos arancelarios para la introducción en el mercado nacional de bienes que hayan sido objeto de una transformación (valor agregado en sus costos) que les aporte, al menos, el cincuenta por ciento de su valor final”.
 
El boom de las empresas mixtas y firmas extranjeras cobra un auge extraordinario a partir de 1994 (en abril se crea el Ministerio para la Inversión Extranjera y la Colaboración Económica), llegando a alcanzar en apenas unos años un multimillonario volumen de negocios y cubriendo, como se ha visto, prácticamente todos los sectores y ramas de la actividad económica.
 
Entre los principales atractivos para la inversión extranjera en Cuba están las expectativas de una futura evolución política y económica (muchos inversores creen que hay que “estar allí antes de”), la legislación vigente (a pesar de la relativa inseguridad derivada de los vaivenes en las decisiones políticas), la situación geográfica de la isla (en especial para el turismo y no solo por el clima), la disponibilidad de recursos naturales específicos, la cualificación de la fuerza de trabajo (según la actividad), y la ausencia de “conflictividad laboral”.
 
·         El paraíso de los explotadores
 
Esta última ventaja comparativa la garantiza (o la ha garantizado al menos en los últimos 17 años) la Ley 77 de 5 de septiembre de 1995 en su capítulo XI, artículos del 30 al 37, que regula el Régimen Laboral de las empresas mixtas y extranjeras que operan en el territorio nacional, a partir de las “adecuaciones” que introduce en la legislación laboral y de seguridad social vigente en Cuba.
 
Los trabajadores que presten sus servicios en las actividades correspondientes a las inversiones extranjeras serán, como norma general, cubanos o extranjeros residentes permanentes en Cuba, excepto determinados cargos de dirección superior o algunos puestos de trabajo de carácter técnico que, por decisión de los órganos de administración y dirección de dichas entidades, desempeñen personas no residentes permanentes en el país, y que estarán sujetas a las disposiciones de inmigración y extranjería.
 
Ahora bien, el artículo 33 establece que el personal cubano o extranjero residente permanente en Cuba que preste servicios en las empresas mixtas (y en las empresas de capital totalmente extranjero), con excepción de los integrantes de su órgano de dirección y administración, es contratado por una entidad empleadora propuesta por el Ministerio para la Inversión Extranjera y la Colaboración Económica y autorizada por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Solo por excepción se prevé la contratación directa.
 
Los pagos al personal cubano y extranjero residente permanente en Cuba se hacen en moneda nacional, que debe previamente obtenerse con divisas convertibles. La entidad empleadora referida en el párrafo anterior contrata individualmente a los trabajadores cubanos y extranjeros residentes permanentes, los que mantienen con ella su vínculo laboral. Dicha entidad empleadora paga a esos trabajadores sus haberes.
 
Cuando las empresas mixtas o las empresas de capital totalmente extranjero consideren que un determinado trabajador no satisface sus exigencias en el trabajo, pueden solicitar a la entidad empleadora que lo sustituya por otro. Cualquier reclamación laboral se resuelve en la entidad empleadora, la que paga a su costa al trabajador las indemnizaciones a que tuviere derecho, fijadas por las autoridades competentes; en los casos procedentes, la empresa mixta o la empresa de capital totalmente extranjero, resarce a la entidad empleadora por los pagos, de conformidad con el procedimiento que se establezca y todo debe ajustarse a la legislación vigente.
 
Por último, según el artículo 37, se faculta al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social para dictar cuantas disposiciones complementarias sean necesarias, especialmente en las materias de contratación laboral y disciplina del trabajo.
 
Por ley, el inversor extranjero prescinde cuando quiera del trabajador cubano, y sin tener que ofrecer demasiadas explicaciones a nadie. La Central de Trabajadores de Cuba, el único sindicato existente subordinado a las directrices del Partido y del gobierno jamás va a reclamarle nada, entre otras razones porque en la práctica no es él quien contrata. El trabajador no tiene con el inversor ningún vínculo laboral legal. No puede formar otro sindicato ni se le reconoce el derecho a huelga. Cuba es el paraíso de los explotadores.
 
La empresa estatal de contratación dará por finalizado el contrato y procederá a abonar unos ridículos adeudos por liquidación (previo cobro en dólares al inversor) según lo estipulado en la Resolución No. 3/96 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social publicado el 24 de mayo de 1996 en la Gaceta Oficial.[5] El trabajador deberá acatar lo que decidan el inversor y la empresa de contratación estatal.
El trabajador cubano debe pasar un filtro político ideológico para poder aspirar a trabajar en una empresa extranjera o mixta. Si es militante del Partido o de la Juventud Comunista mejor, pero aún así debe demostrar su “idoneidad” en cuanto al “cumplimiento de los principios éticos, morales y profesionales que caracterizan a la sociedad socialista” en correspondencia con “las nuevas exigencias y transformaciones”.
 
Una vez contratado debe mantener permanente vigilancia contra todo hecho o actitud lesiva a los intereses del Estado… ser discreto y racional en el uso y transmisión de la información a su alcance, así como garantizar la protección de la información oficial clasificada que sea de su conocimiento… y comunicar al nivel correspondiente las acciones o hechos violatorios que puedan atentar contra la dignidad, la seguridad y los principios de la revolución, entre otras disposiciones establecidas por el ministro del ramo de que se trate para regular las relaciones del personal cubano con el personal extranjero, relaciones que deberán limitarse estrictamente y en todo momento al ámbito laboral.[6] Ello le convierte de hecho en un informante potencial de la Seguridad del Estado.
 
Pero aún hay más. El inversor extranjero abona el salario de los trabajadores en dólares a la entidad empleadora, mientras que ésta les paga a los trabajadores en moneda nacional.
 
Gregorio Dávila Díaz elaboró un documento como becario ICEX titulado “El Mercado Laboral Cubano para las Empresas Extranjeras”, divulgado por la Oficina Económica y Comercial de la Embajada Española en Cuba, en el que incluyó una tabla que refleja el salario mínimo según el nivel profesional (cualificación y experiencia) que le paga la agencia empleadora cubana al trabajador en moneda nacional, que multiplicado por un coeficiente que se aplica según la categoría, da como resultado el salario mínimo en dólares que pagará el inversor extranjero a la agencia empleadora cubana.
 
A ello habrá que añadir otros complementos, y la posibilidad de cobrar además un plus a partir de un fondo de estimulación económica que se puede formar a partir de las utilidades de la empresa, según establece el artículo 32 del capítulo XI de la citada Ley.
 
A modo de ejemplo, extraído de dicha tabla, un empleado sin cualificación cobraría un salario mínimo de 150 pesos cubanos[7], mientras que el inversor le pagaría a la agencia empleadora 265 dólares como resultado de multiplicar el salario mínimo en moneda nacional por un coeficiente (1.7797 en este caso).
 
Según el mismo procedimiento, un directivo cubano recibiría un salario mínimo en moneda nacional de 435 pesos cubanos pagado por la agencia empleadora, mientras ésta recibiría de parte del inversor 664 dólares como resultado de multiplicar aquella cantidad por un coeficiente de 1.5261.
 
El problema radica en que aunque la tasa de cambio oficial que establece el Banco Nacional de Cuba equipara el peso cubano con el dólar, si un cubano quiere adquirir la moneda que circula interna y paralelamente en el país denominada Peso Cubano Convertible CUC, única que le permite comprar en las tiendas en divisas, debe pagar en las casas u oficinas de cambio habilitadas al efecto (las famosas CADECA) 24 pesos cubanos por un CUC.
 
Por lo tanto, el salario mínimo de 150 pesos cubanos que le pagaría la agencia empleadora a un trabajador sin cualificación en el citado ejemplo, equivale en realidad (dividiendo 150 entre 24) a seis dólares con veinticinco centavos ($6.25). Ello significa que la agencia empleadora cubana se embolsa “revolucionariamente” en la práctica el 97,64% del salario que abona el inversor extranjero en divisas convertibles, y otro tanto ocurre en el caso de los directivos. Que baje Dios y vea las bondades del socialismo cubano.
 
El Grupo por la Responsabilidad Social Corporativa en Cuba (GRSCC)[8] ha denunciado la política antisindical y discriminatoria del gobierno, a pesar de estar entre los primeros países que más convenios internacionales tiene ratificados en dicha materia.
En particular resalta las violaciones relacionadas con:
 
·         El Convenio Nº 87 de libertad sindical y protección del derecho de sindicación de 1948, ratificado por Cuba en 1952, que establece que las organizaciones de trabajadores y de empleadores tienen el derecho de redactar sus estatutos y reglamentos administrativos, de elegir libremente sus representantes, de organizar su administración y sus actividades y de formular su programa de acción, así como que las autoridades públicas deberán abstenerse de toda intervención que tienda a limitar este derecho o a entorpecer su ejercicio legal.
 
·         El Convenio Nº 98 sobre el derecho de sindicación y negociación colectiva de 1949 ratificado por Cuba también en 1952, que establece que los trabajadores deberán gozar de adecuada protección contra todo acto de discriminación tendente a menoscabar la libertad sindical… las organizaciones de trabajadores y empleadores deberán gozar de adecuada protección contra todo acto de injerencia de unas respecto de las otras, ya se realice directamente o por medio de sus agentes o miembros, en su constitución, funcionamiento o administración. En este sentido el convenio considera acciones de injerencia principalmente, las medidas que tiendan a fomentar la constitución de organizaciones de trabajadores dominadas por un empleador o una organización de empleadores, o a sostener económicamente, o en otra forma, organizaciones de trabajadores, con objeto de colocar estas organizaciones bajo el control de un empleador o de una organización de empleadores.
 
·         El Convenio Nº 95 de 1949 sobre la protección del salario, ratificado por Cuba en septiembre de 1959, que establece que se deberá prohibir que los empleadores limiten en forma alguna la libertad del trabajador de disponer de su salario… Se deberá prohibir cualquier descuento de los salarios que se efectúe para garantizar un pago directo o indirecto por un trabajador al empleador, a su representante o a un intermediario cualquiera (tales como los agentes encargados de contratar la mano de obra) con objeto de obtener o conservar un empleo.
 
·         El Convenio Nº 111 sobre la discriminación en el empleo y ocupación de 1958, ratificado por Cuba en 1960, que define el término discriminación como cualquier distinción, exclusión o preferencia basada en motivos de raza, color, sexo, religión, opinión política, ascendencia nacional u origen social que tenga por efecto anular o alterar la igualdad de oportunidades o de trato en el empleo y la ocupación…
     
Según el citado documento del GRSCC, el gobierno de Cuba ha recibido por escrito de parte de los organismos internacionales correspondientes, entre otras, las siguientes observaciones:
 
“… el pluralismo sindical debe ser posible en todos los casos y la ley no debe institucionalizar un monopolio de hecho. Incluso, en el caso que la unificación del movimiento sindical cuente, en un momento determinado, con la aquiescencia de todos los trabajadores, éstos deben seguir gozando de la libertad de crear sindicatos, si así lo desean, al margen de la estructura establecida.
 
... La Comisión (se refiere a la Comisión de Aplicación de Normas de la Conferencia Internacional del Trabajo) recuerda que, de conformidad con la Resolución de 1952 sobre la independencia del movimiento sindical, la misión fundamental y permanente del movimiento sindical es el progreso económico y social de los trabajadores, y para estos fines es indispensable preservar en cada país la libertad y la independencia del mismo. Para ello, los gobiernos no deberían tratar de transformar al movimiento sindical en un instrumento político y utilizarlo para alcanzar sus objetivos políticos, ni inmiscuirse en las funciones normales de un sindicato, tomando como pretexto que éste mantiene relaciones libremente establecidas con un sindicato. La Comisión pide al Gobierno que garantice la libre afiliación de los trabajadores de acuerdo con el principio enunciado.
 
… el derecho de huelga no está reconocido en la legislación cubana y su ejercicio en la práctica está prohibido. La Comisión toma nota asimismo de la información del Gobierno según la cual la legislación no reglamenta, limita o prohíbe las huelgas, pero los trabajadores no tienen necesidad de recurrir a ellas porque las organizaciones sindicales representativas de los trabajadores tienen las garantías necesarias para su participación en las diferentes instancias, tanto empresariales como de Gobierno, cuando se adoptan decisiones de su interés. La Comisión recuerda que el derecho de huelga constituye uno de los medios esenciales de que disponen los trabajadores y sus organizaciones para fomentar sus intereses económicos y sociales. La Comisión pide al Gobierno que tome medidas para asegurar que nadie sea discriminado o perjudicado en su empleo por el ejercicio pacífico de dicho derecho y que lo mantenga informado al respecto.
 
En la práctica la mayoría de los inversores “incentivan” a sus trabajadores adicionalmente en CUC, o en especies mediante una asignación de los productos que ellos mismos elaboran como en el caso de la ropa, el calzado o los alimentos.
 
Durante 1991 ó 1992 se desarrollaron unas conferencias o charlas los sábados por la mañana en el salón de actos de la Facultad de Economía, a las que asistía siempre algún invitado. Recuerdo en especial una serie temática con el que entonces era el ministro-presidente del Comité Estatal de Finanzas, Rodrigo García León, apenas dos o tres años antes de que se suicidara.
 
En una ocasión acudió un directivo de una cadena hotelera española, que me impresionó gratamente por su humildad y sinceridad. Después de decir que esa era la vez que más cerca había estado de una universidad en toda su vida, de reconocer que su verdadero trabajo consistía en ser “los ojos y oídos” de la alta dirección de la firma, y de dar las gracias por nuestro interés en conocer sus experiencias, comenzó a explicar las líneas maestras de su simple pero eficaz política de recursos humanos.
 
En primer lugar, tolerancia cero con el robo, una práctica muy extendida en todas las empresas cubanas, ya fuesen estatales o mixtas. Ante la mas leve sospecha, a la calle con el trabajador sin contemplaciones.
 
Seguidamente, este directivo practicaba según sus palabras una especie de “gestión itinerante” (término de moda por aquel entonces en la literatura gerencial popularizado por Tom Peters, el gurú de la Excelencia) y una intensa comunicación con todos los trabajadores, a los que les preguntaba por sus problemas y necesidades materiales y familiares.
 
Si una trabajadora (ese fue el ejemplo que puso) le decía que tenía un hijo enfermo, la autorizaba a llevarse a su casa un pollo. Si el problema era que el niño o la niña no tenían zapatos para ir al colegio, le compraba un par (incluso de su dinero personal) en la tienda del hotel en divisas operada por Cimex o por Cubanacán.
 
En aquel momento aún no se había despenalizado la tenencia de dólares, por lo que no podía entregarle el dinero en mano, pero aún así siempre intentaba premiar de alguna manera a los mejores trabajadores, así como mantener al resto “contento” y alejado de las malas tentaciones.
 
·         Tener o no tener CUC: esa es la cuestión
 
Después que se hizo efectiva la despenalización de la tenencia de divisas el 9 de agosto de 1993, se produjo una profunda fractura en la sociedad cubana. Aunque el salario en las empresas mixtas se cobra en pesos cubanos, siempre hay al menos una pequeña gratificación a modo de “estímulo” en CUC, que marca una diferencia ostensible con el resto de los trabajadores cubanos. Con veinte CUC se consigue algo de leche, un poco de aceite, algún jabón y hasta un poco de carne. Eso en Cuba es mucho.
 
Hasta tal punto llega el nivel de depauperación de los trabajadores cubanos, que ni siquiera pueden cubrir sus necesidades básicas con el dinero que reciben a cambio de sus esfuerzos. No lo digo yo, lo reconoció públicamente Raúl Castro el 26 de julio de 2007.
 
Según un trabajo publicado por Cuba Study Group,[9] existe una notable diferencia entre el poder adquisitivo de un trabajador cubano y un trabajador costarricense, hondureño o dominicano, medido por la cantidad de horas de trabajo requeridas para adquirir los alimentos de la canasta básica. He aquí algunos ejemplos, calculados en el año 2009:
·         Un cubano habría de trabajar 42,6 horas (prácticamente su semana laboral íntegra de 44) para comprar una libra de mantequilla (460 gramos) mientras que un costarricense trabajaría 2,9 horas, un hondureño 2,1 y un dominicano 3,8.
 
·         Un cubano tendría que trabajar poco más de dos días y medio (20,5 horas) para adquirir 460 gramos de costilla de cerdo. Un costarricense trabajaría algo menos de dos horas (1.9), un hondureño 3 horas, y un dominicano 7,6.
 
·         Un cubano trabajaría todo un día (8.5 horas) para comprar 460 gramos de patata blanca fresca. Un costarricense 18 minutos (0.3 horas), un hondureño 54 minutos (0.9 horas), y un dominicano 2 horas y 18 minutos.
     
Me consta que hay algunos técnicos, especialistas y directivos cubanos en empresas extranjeras que reciben en “B” veinte o veinticinco mil dólares anuales o su equivalente en CUC, auténticas fortunas para las condiciones de Cuba, pero esos constituyen una minoría muy privilegiada. Aclaro que aquí no están incluidos los verdaderos millonarios: los militares empresarios, los dirigentes de primer nivel y los testaferros del Comandante.
   
La “dolarización” de la economía y la existencia de un mercado que opera solo en divisas, han provocado una marcada y dolorosa estratificación de la sociedad cubana como jamás se conoció anteriormente en toda la historia del país.
 
Con una Libreta de Abastecimientos o cartilla de racionamiento siempre insuficiente y ahora en vías de extinción, con el despido masivo de miles de trabajadores del estado y la consiguiente pérdida de sus escuálidos ingresos, sin dólares o CUC se sobrevive a duras penas.
 
Aquellos que no tienen “la suerte” de ser explotados simultánea y coordinadamente por el estado “socialista” y el inversor foráneo, que no viajan o no trabajan cumpliendo “misiones” en el extranjero, que no reciben remesas de sus familiares residentes en el exterior, que no tienen ocasión de robar o que no quieren hacerlo, conforman una extensa capa social que vive en la miseria, oculta por las estadísticas del régimen. Porque la inmensa mayoría de los trabajadores cubanos en general y de sus familiares residentes en la isla, que tienen que subsistir con un ingreso de menos de 20 dólares al mes, ya son muy pobres según la definición del Banco Mundial, que sitúa como límite para clasificar en ese grupo un ingreso inferior a $1,25 al día.[10]               
Los inversionistas extranjeros en Cuba y los gobiernos que los representan conocen perfectamente esta situación. Ello les convierte en cómplices y/o colaboradores necesarios de la violación sistemática de los derechos laborales de sus trabajadores, reconocidos por los organismos internacionales que legislan sobre esta materia, y (por extensión) de la violación de todos los demás derechos de los ciudadanos cubanos.
 
·         Tomando el futuro por asalto
 
Pero también está la otra cara de la moneda. La dirigencia del régimen no es un sujeto pasivo o dependiente plegado a los intereses de unos inescrupulosos inversores capitalistas, sino más bien todo lo contrario. Los inversionistas son “el puente hacia la felicidad” y el seguro de vida de la clase dirigente y de sus descendientes.
 
Existe un conglomerado global[11] de cientos de empresas cubanas (algunas ya mencionadas y en activo desde finales de la década del 70) en manos de la élite en el poder, que operan en el territorio nacional y en decenas de países, controladas estratégicamente por Raúl Castro y dirigidas por antiguos y muy leales oficiales de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior, reconvertidos en flamantes empresarios capitalistas que pretenden tomar el futuro por asalto, ya que el cielo (según la conocida metáfora de Marx) no fue posible.
 
En cualquier caso, si de lo que se trata es de entrar al reino celestial, ya se están ocupando también de obtener el perdón de sus pecados a golpe de talonario. Su Máximo Jefe, Fidel Castro, sabe que la historia y la Divina Providencia son especialmente indulgentes con los poderosos e implacables con los perdedores. Ya lo dicen los Evangelios: “Al que tiene, le darán y le sobrará; al que no tiene le quitarán aún lo que tiene.” Mateo, capítulo 13, versículo 12.
 
Cimex (Corporación Importadora y Exportadora) poco tiene que ver con aquella pequeña oficina semiclandestina fundada por Amado Padrón y Tony de la Guardia en Ciudad de Panamá en 1977/78. Hoy día es un poderoso holding financiero y comercial controlado por el Ministerio del Interior, al que está asociada una red de casi cien empresas, con ingresos calculados superiores a los mil millones de dólares, y con representación comercial en decenas de países.
 
Cimex ha llegado a poseer una red minorista que incluye las Tiendas Panamericanas, las gasolineras o servicentros Servi-Cupet, las cafeterías “El Rápido”, las tiendas fotográficas Photoservice, videocentros y centros comerciales con galerías de tiendas y oferta gastronómica; la naviera Melfi Marine, dedicada a la transportación marítima con itinerarios regulares en el Caribe, Sudamérica y Canadá; ZELCOM, la Zona Franca más importante del país con implantación en La Habana y Santiago de Cuba y, fiel a sus orígenes, una Central de Compras para la distribución mayorista.
 
También forman o han formado parte de la corporación Cimex las empresas HAVANATUR, un grupo internacional de touroperadores y agencias de viaje; HAVANAUTOS, dedicada al servicio de alquiler de autos, taxis y recreación; la firma Coral Negro, dedicada a la joyería y a la distribución de relojes y joyas de alta calidad; la firma CONTEX, especializada en el diseño y producción de ropa y colecciones de moda; la Inmobiliaria Cimex, el Banco Financiero Internacional, y la Financiera Cimex; Cubapacks, una empresa de mensajería, paquetería y venta por catálogo hacia Cuba; el estudio de grabación Producciones Abdala S.A., el sello discográfico Unicornio, la Editora Musical Atril, y una División de Marcas y Exportaciones que comercializa las marcas propias de la corporación como el ron Varadero, el Café Cubita, o los refrescos Tropicola, Najita, Cachito y Jupiña, la popular bebida pinareña rescatada después de casi 40 años de revolución a finales del siglo XX… para el turismo internacional.
 
Por su parte GAESA (siglas del Grupo de Administración Empresarial S.A.) es el gran holding de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, bajo el control directo de Raúl Castro y de su yerno, Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, casado con su hija mayor Deborah, que muchos señalan como uno de los posibles sucesores de la dinastía. También factura alrededor de mil millones de dólares en actividades relacionadas en lo fundamental, aunque no exclusivamente, con el turismo y el sector externo, y probablemente una de sus funciones principales sea la acumulación de dinero en el extranjero para garantizar el futuro de la élite. Al frente de su junta directiva estuvo hasta su muerte el General Julio Casas Regueiro.
 
El buque insignia de GAESA es el ya mencionado grupo turístico Gaviota S.A. que posee decenas de hoteles repartidos por todo el país, promocionados y comercializados a nivel internacional a través de sus agencias de viaje (Gaviota Tours) y que ofrece servicios de hostelería, actividades recreativas, organización de eventos, así como modalidades de turismo especializado y de salud. El grupo está fuertemente relacionado con cadenas extranjeras como las españolas Tryp Hoteles y Sol Meliá, y las francesas Mediterranée y Novotel.
 
Muy cercana dentro del grupo por la actividad que realiza se sitúa Aerogaviota S.A., una empresa que mueve todo el turismo dentro del país, que contó desde sus inicios con una flota de aviones y helicópteros ubicada en la Base Aérea de Baracoa, en Ciudad de la Habana, y cuyo personal es militar prácticamente en su totalidad a pesar de ser, en principio, una empresa civil.
 
La empresa Tecnotex S.A. tiene una gran importancia estratégica para GAESA, dado que se dedica a la importación y exportación de los productos que necesita o produce el grupo. También ha actuado como tapadera para introducir tecnología punta y burlar el embargo norteamericano.
 
Agrotex S.A. se dedica a la producción de alimentos a partir de la agricultura y la ganadería. Almest S.A. construye instalaciones hoteleras y realiza trabajos de mantenimiento constructivo. Almacenes Universales S.A. es una empresa de comercio interior y exterior que opera en las zonas francas de Wajay, Mariel, Cienfuegos y Santiago de Cuba. Servicios Automotores S.A. (Sasa) es una red de talleres de reparación automotriz, y venta minorista de piezas y agregados.
 
Antex S.A. (Corporación Antillana Exportadora) es una empresa importadora y exportadora de maderas, barcos y similares, que ha participado activamente en la creación de proyectos y sociedades offshore.[12] Según María Werlau, la entidad ha actuado como una tapadera de la Contrainteligencia para introducir espías en otros países.
Sermar S.A. se dedica a la prestación de diversos servicios marítimos y reparación de embarcaciones. Entre dichos servicios está la arqueología submarina y la búsqueda de tesoros hundidos en el mar, en lo que parece ser un muy lucrativo negocio dada la cantidad de buques españoles naufragados en las aguas territoriales cubanas durante cuatro siglos de denso tráfico colonial. Se dice que Jacques Cousteau intentó, al parecer infructuosamente, acceder a algunos pecios.
 
La reina de la recaudación de divisas es la sociedad TRD Caribe, siglas por las que son conocidas las Tiendas de Recuperación de Divisas, que cuenta con centenares de establecimientos en todo el país. El secreto de su éxito radica, además de controlar un mercado cautivo en calidad de monopolio, en comprar mercancía barata en China y Hong Kong, y venderla a unos precios muy superiores que le garantizan unos estupendos márgenes. La División Financiera de GAESA es la encargada de reinvertir los ingresos y de reproducir el “ciclo virtuoso” de comprar barato, vender caro y mantener el monopolio.
 
Raúl Castro se aseguró la eliminación de un sólido competidor interno con la disolución, por acuerdo del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros fechado el 26 de mayo de 2009, de la Corporación Cubalse S.A., logrando así centralizar directamente en sus manos una parte considerable del mercado en moneda dura del país.
 
Cubalse (siglas que significan Cuba al Servicio del Extranjero) era la decana de las empresas cubanas que operaban con divisas, y fue el resultado de la fusión de dos entidades surgidas en 1962, “Recuperación de Valores del Estado” (cuya misión declarada inicialmente era “la defensa del Patrimonio Nacional” mediante la identificación, valoración y control de objetos de valor, desde muebles antiguos y pinturas, hasta joyas y metales preciosos) y la “Empresa de Servicios al Cuerpo Diplomático”, cuyo cometido se expresa claramente en el nombre, subordinada al Ministerio de Relaciones Exteriores, que operaba indistintamente en divisas, moneda nacional y “moneda convenio” para los países socialistas, y que poseía cientos de viviendas confiscadas a disposición del Cuerpo Diplomático acreditado en Cuba.
 
El nombre Cubalse surgió en 1970, aunque su constitución oficial se produjo por ley el 28 de noviembre de 1974. En ese período la empresa mantenía las funciones iniciales de las dos entidades que le dieron origen, y asumía nuevas actividades comerciales. A través del Palacio del Arte comercializaba objetos de valor (esquilmando desde entonces el Patrimonio Nacional) y por medio de la Proveedora de Buques suministraba productos alimenticios frescos a los barcos que fondeaban en los puertos cubanos. A partir de 1974 la Empresa de Servicios al Cuerpo Diplomático fue absorbida completamente por Cubalse con toda su estructura y recursos.
 
En las décadas del 80 y (principalmente) del 90 Cubalse creció, se diversificó y adquirió la estructura de un holding que gestionó gasolineras, restaurantes, cafeterías, una naviera, una agencia transitaria,[13] tiendas en divisas, alquiler de coches, almacenes, concesionarios de firmas internacionales como Peugeot y Fiat, panaderías-dulcerías, producción de helados, talleres automotores, publicidad, financieras e inmobiliarias.
 
Dicho entramado se organizó en cadenas, divisiones y líneas de negocio, con una amplia cobertura territorial. Sus actividades comerciales se expandieron internacionalmente a España, Italia, Japón y Venezuela. En 1997 se creó la “Corporación de Comercio y Servicios Cubalse S.A.”, que ya en 1998 poseía veinte sociedades subsidiarias.
Tras su disolución en 2009, GAESA y Cimex se repartieron el botín. Según lo dispuesto en el citado acuerdo adoptado por el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, TRD Caribe asumió toda la actividad de comercio minorista y la infraestructura de compras, talleres de garantía y post venta, transporte y logística en general; Cimex asimiló la gastronomía minorista, la actividad inmobiliaria (excepto la destinada a prestar servicios al Cuerpo Diplomático) la venta de vehículos a personas jurídicas y naturales autorizadas, las plantas de helados, las lavanderías, una clínica de animales afectivos, y el turismo de salud; los Almacenes Universales S.A. trasladaron a su estructura la actividad de comercio mayorista y la agencia transitaria; la empresa Servicios Automotores S.A. absorbió los servicios y actividades propias de su objeto social que prestaba Cubalse; la Empresa Palacio de las Convenciones (ahora Grupo Empresarial PALCO) incorporó el Edificio Focsa, la actividad inmobiliaria y la agencia empleadora vinculada al Cuerpo Diplomático, y GAESA absorbió centralizadamente las oficinas que tenía Cubalse en el exterior.
 
El otro gran emporio que gestiona la casta dirigente es el Grupo Cubanacán, constituido en agosto de 1987 con el propósito de promover, comercializar y operar instalaciones hoteleras de diversas modalidades y categorías en Cuba y en el extranjero. Según afirma su página web, cuenta con más de 70 hoteles y 15,000 habitaciones en propiedad o en asociación con prestigiosas cadenas hoteleras internacionales, y complementa estos servicios con las Agencias de Viajes Cubanacán, Cubanacán Turismo y Salud, y Cubanacán Express.
 
Por último, y sin ánimo de exhaustividad, dentro de esta relación hay que mencionar a la empresa Medicuba, que se dedica a la importación y exportación de materias primas y especialidades farmacéuticas, equipos y material médico, odontológico y veterinario. Uno de sus negocios más importantes ha sido la venta al exterior de vacunas y medicamentos producidos en el país.
 
(continuará)
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[1] Pero, no lo olvidemos, los cubanos tienen salud y educación gratuita. Los “turistas ideológicos” se auto convencen de su “valiosa contribución” al mantenimiento de los logros revolucionarios, entre Daiquirí y Daiquirí.
[2] Ver Pérez Villanueva, Omar Everleny.- “La inversión extranjera en Cuba. Peculiaridades” Cuba Siglo XXI. Revista de trabajos científicos sobre diversas facetas de la sociedad cubana y latinoamericana. Ver también: Cruz, Jorge.- “Inversiones Extranjeras en Cuba” I y II. Cuba Out, publicación digital.
[3] Según publicó el periódico español El Mundo en su edición digital del 18 de mayo de 2012, la empresa Repsol anunció que abandonaba su proyecto de exploración en Cuba tras constatar que no se había alcanzado un resultado exitoso. La compañía participaba con el 40% de las acciones de un consorcio con la noruega Statoil y la india OVL, ambas con un 30%. Las autoridades cubanas estiman que en su Zona Económica Exclusiva en el Golfo de México cuenta con unas reservas próximas a los 20,000 millones de barriles de petróleo. Aún permanecen en la zona al momento de escribir estas líneas la empresa venezolana PDVSA y la vietnamita PetroVietnam.
[4] Pérez Villanueva, Omar Everleny.- Op. Cit.
[5] El Reglamento que regula el régimen laboral en las sucursales se encuentra en la Resolución No. 11/2000 del Ministerio del Trabajo y  Seguridad Social, publicado el 31 de marzo de 2000 en la Gaceta Oficial.
[6] Las citas en cursiva se corresponden específicamente con las regulaciones establecidas por la Resolución no.10-2005 del Ministerio del Turismo en dicha materia. Cada ministerio y organismo establece las suyas.
[7] Los datos puede que no estén actualizados, pero el mecanismo empleado sigue siendo el mismo.
[8] Ver Brito, Joel.- “La Inversión Extranjera en Cuba, características de una forma de discriminación” Conclusiones de la 1ª Reunión del GRSC celebrada los días 5 y 6 de abril de 2005.
[9] Castañeda, Rolando H. y Montalván, George Plinio.- “El sistema laboral cubano y la irresponsabilidad social corporativa de los inversionistas extranjeros: puntos de vista de sindicalistas y periodistas independientes”, citando el trabajo de Mario González-Corzo-y Susel Pérez “Análisis Comparativo del Poder Adquisitivo en Cuba”, de Mayo de 2009.
[10] Algunos teóricos y exégetas han calculado que si se incluyen servicios, actividades y productos gratuitos o subvencionados, el ingreso sería mayor. Intentar desentrañar la metodología (única en el mundo) utilizada por las autoridades cubanas para calcular las cuentas nacionales, o depurar los números minuciosa y concienzudamente distorsionados, convierten la discusión en una guerra de cifras y en un ejercicio extenuante, sujeto a toda suerte de manipulaciones. Pero la realidad es tozuda, y los cubanos siguen tratando de escapar de ella como pueden.    
[11] Werlau, María.- “Fidel Castro Inc.: a global conglomerate” La Nueva Cuba, 27 de Mayo de 2006, idioma ingles. Publicado originalmente en Cuba in Transition: Volume 15, Papers and Proceedings of the Fifteenth Annual Meeting of the Association for the Study of the Cuban Economy (ASCE) Miami Dade College, Wolfson Campus, Miami, Florida, August 4-6, 2005 (Washington, D.C., 2005).
[12] Se trata de un término en inglés empleado para describir cualquier actividad económica o inversión que se realiza fuera del propio país de residencia. Incluye desde cuentas bancarias y pólizas, hasta sociedades extranjeras, fondos de inversión, etc.
[13] Mediadora en las operaciones de transporte internacional y responsable de operaciones o trámites administrativos relacionados (trámites aduaneros, gestiones financieras, créditos documentarios, contrato de seguros, etc.) La agencia en cuestión es Arandia S.A.


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