La Unión Europea (UE) cree que "es mejor abordar las diferencias que pueda haber con el régimen (cubano) en un marco de acuerdo", explicaron fuentes diplomáticas citadas por el diario español El País.
El bloque se dispone a dar un vuelco a su relación con La Habana que llevaría al fin de la Posición Común, pese a las protestas de opositores y exiliados cubanos.
Tras dos años de debate, los Veintiocho están en la recta final de un proceso que permitirá negociar un acuerdo bilateral con el Gobierno de Raúl Castro. Los ministros de Exteriores prevén autorizar en este trimestre a la Comisión Europea para que abra el diálogo formal con las autoridades cubanas. El objetivo tener un nuevo marco de relación con el régimen en 2015.
Según El País, países tradicionalmente reticentes a suavizar la Posición Común, como Polonia y República Checa, habrían cambiando su postura.
Fuentes del bloque aseguran que la desconfianza está superada y que los ministros se disponen a adoptar por unanimidad, probablemente en febrero, la decisión de negociar con La Habana.
Los diplomáticos europeos insisten en que un nuevo marco de relación con La Habana continuará otorgando importancia al respeto a los derechos humanos y libertades individuales. Esa sería la clave del consentimiento que han otorgado Praga y otras capitales hasta ahora reacias.
"La República Checa no tiene ninguna preocupación; todas las condiciones relativas a los derechos humanos estarán incluidas en el mandato negociador que se dará a la Comisión y por eso lo apoyamos", dijo portavoz de la representación de Praga ante la UE.
Los intentos de superar la Posición Común —que condiciona la normalización de las relaciones con La Habana al respeto a los derechos humanos y a que el régimen dé pasos hacia la democracia— comenzaron en 2010, por iniciativa del Gobierno español del socialista José Luis Rodríguez Zapatero.
Otro Gobierno español, el del conservador José María Aznar, había impulsado en 1996 la adopción de la Posición Común, y resulta paradójico que el fin de esa política pueda llegar bajo un mandato del Partido Popular (PP).
Según El País, hace mucho tiempo que la Comisión Europea se siente incómoda con la Posición Común, porque considera que impide a las instituciones comunitarias cualquier tipo de diálogo bilateral. Al mismo tiempo, los estados del bloque transgreden en muchas ocasiones esa política y firman acuerdos, o envían delegaciones a la Isla que evitan reunirse con la oposición.
La Habana considera la Posición Común una intromisión en sus asuntos internos, y la Unión Europea tiene intereses en la Isla que estimularían el deseo de mantener abierto un canal de diálogo por si se produce una eventual transición.
"Hemos observado cambios positivos en los últimos años, sobre todo en los últimos meses", han afirmado fuentes comunitarias sobre las reformas puestas en marcha por Raúl Castro en busca de la supervivencia de su régimen.
No obstante, a la vista de fracasos y retrasos anteriores, insisten en que hasta que el pacto llegue, la Posición Común regirá la política exterior hacia Cuba.
Algunos datos económicos contribuyen a explicar la tendencia a favor de la cooperación: En conjunto, la UE es el primer inversor extranjero en Cuba. Las exportaciones del bloque a la Isla son de casi 2.000 millones de euros, según datos de la Embajada española en La Habana, y más de la mitad de los turistas que visitan cada año Cuba son europeos. Las ventas cubanas al bloque pesan mucho menos; son de unos 700 millones de euros anuales.
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