jueves, noviembre 21, 2013

De “balserito” a comisario: La tortuosa metamorfosis política de Elián González

Elian Gonzalez con su madre Elizabeth Brotons/
www.theguardian.com
Durante el pasado fin de semana el ya no balserito, sino cadete y futuro oficial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Elián González, que dentro de pocos días cumplirá veinte años de edad, se expresó públicamente sobre aspectos de su vida, su drama, sus recuerdos y sus dolores.
Según algunas informaciones, lo hizo en un mitin juvenil, y según otras en una entrevista con el periódico provincial, pero lo que nos interesa fue lo que dijo, no dónde lo hizo.
Debemos respetar su vida privada y sus sentimientos. Nuestro derecho a opinar sobre su tragedia personal es limitado, si es que hubiera derecho a hacerlo. Todos conocimos parte de ese drama por la trascendencia que tomó el asunto en el año 2000, con el naufragio en que falleció su mamá, el rescate del niño por pescadores que le encontraron en el mar y le llevaron a tierra, y el litigio por su custodia, entre el padre residente en Cuba y los tíos residentes en Estados Unidos.
Más allá del talante político del asunto no hay que opinar sobre la vida personal y familiar de Elián González y sus seres queridos. No es asunto de ninguno de nosotros.
Sin embargo, con un lenguaje típico de libelos del régimen Elián mencionó públicamente temas políticos, planteó juicios de valor sobre realidades del exilio y los cubanos en Miami, y opinó sobre temas candentes, como la Ley de Ajuste Cubano, los espías de la Red Avispa, o la Operación Pedro Pan de los años sesenta del siglo pasado.
Y, de la misma manera que respetamos absolutamente la vida privada del balserito y cadete, no estamos obligados a avalar con nuestro silencio palabras y evaluaciones políticas del comisario Elián González, en nada diferentes a las que podría expresar Fidel Castro o cualquier periódico controlado por el partido comunista cubano.
Recordando aquellos amargos tiempos, Elián señaló: “Nunca se me dio la posibilidad de tener un momento para pensar en mi madre, quien producto de esa Ley de Ajuste Cubano falleció en el mar”. En el aspecto humano es comprensible su dolor, pero plantear ahora que su mamá falleció en el mar a causa de la Ley de Ajuste Cubano, pretendiendo ignorar la situación de desespero que la decidió a lanzarse al mar arriesgando la vida de su hijo para sacarlo del país, es una manera demasiado simplista de explicar las cosas.
También lo es querer analizar con artes de birlibirloque: “…Yo sufrí las consecuencias de esa Ley. También se me violaron derechos elementales que recoge la Convención sobre los Derechos del Niño: el derecho a estar junto a mi padre, el derecho a conservar mi nacionalidad, y permanecer en mi contexto cultural”. El comisario Elián González no menciona que su derecho a estar junto a su padre, conservar su nacionalidad, y permanecer en su contexto cultural, se los garantizó justamente el gobierno de Estados Unidos, que incluso recurrió a la fuerza para garantizar esos derechos del niño Elián González. Derechos que el régimen que defiende el cadete Elián González no respeta a niños que no dejan salir de Cuba para castigar a padres “desertores”. Por eso, sus palabras de comisario de que “es importante destacar que nuestra lucha no es contra el pueblo norteamericano, es contra su gobierno”, no sobrepasan el nivel de vulgar demagogia y propaganda barata.
Utilizar su historia personal para pedir al presidente Obama liberar a los espías convictos y presos de la Red Avispa es otra burda maniobra de comisario que cumple instrucciones del aparato propagandístico del régimen. Y hablar de “terroristas” y de “la mafia anticubana” como conceptos abstractos y difusos, donde cabe cualquier cubano que el régimen intente desacreditar, es hacerle el juego a la dictadura. Porque no creo que al hablar de “terroristas” y de “la mafia anticubana” Elián González se estuviera refiriendo a la gerontocracia de la Habana, que efectivamente es terrorista, mafiosa y anticubana.
Criticar la Operación Pedro Pan, que no vivió por su edad y conoce por lo que le hayan contado, sin mencionar que aunque se llevó a cabo cuando no existía la Ley de Ajuste Cubano, siempre hubo padres que prefirieron separarse de sus hijos y enviarlos a Estados Unidos sin saber cuándo volverían a verlos antes que dejarlos viviendo bajo una dictadura comunista, demuestra que Elián no quiere entender los sacrificios que pueden hacer madres y padres por sus hijos.
Y no pretendo decir con eso, ni mucho menos, que los padres que no enviaron sus hijos al extranjero en la Operación Pedro Pan, los que no los arriesgaron a escapar del país en frágiles embarcaciones, o los que les inculcaron sentimientos de apoyo al gobierno cubano, no quieran tanto a sus hijos como quienes hicieron lo contrario. Digo, solamente, que el amor de los padres por los hijos va más allá de ideologías y propagandas, y que no puede ser un comisario político al servicio de una dictadura quien establezca normas para juzgar cuáles padres quieren a sus hijos y cuáles no. Más aún cuando ese comisario ni siquiera ha sido padre todavía.
Así que, a manera de resumen, insisto en que el ser humano Elián González, su vida y la de su familia, merecen privacidad y no hay derecho a opinar sobre eso. Pero cuando el comisario político Elián González habla, tergiversa la historia, ignora realidades evidentes, e insulta a los cubanos que no comparten sus puntos de vista, debe recibir siempre la respuesta que merecen sus disparates y provocaciones.
Ya sea que haya dicho lo que dijo por ignorancia, por convicción, o porque estaba cumpliendo una tarea. ¿Cuál es la diferencia?

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