El gobierno cubano acaba de anunciar la decisión de “poner en vigor el cronograma de ejecución de las medidas que conducirán a la unificación monetaria y cambiaria”.
De inmediato se dispararon las alarmas, y salieron los expertos aquí, allá y acullá, en la prensa escrita, televisiva y radial, a confirmar que hay de todo en la viña del Señor. A sentar cátedra sobre el tema y brindar todo tipo de explicaciones, algunas más propias de Blanca Nieves y los Siete Enanitos que de la realidad cubana, pero ¿qué se puede hacer ante a una tradición tan arraigada?
El problema metodológico fundamental de tanto despiste es muy sencillo: analizar la economía cubana como se analizaría la economía de cualquier otro país, olvidando que en la finca de los hermanos Castro, llamada Cuba, la economía es solamente un apéndice de la política, y nada más. La economía de un país no puede verse solamente en números del gobierno y las empresas, sino también, y más importante, hay que verla en el poder adquisitivo de la población y en sus mesas a la hora de comer. Y todavía hay muchos puntos oscuros en el proyecto, como las tasas de cambio que funcionarían para la exportación y el mercado interno, o la forma en que el régimen actuará con el dinero que traen los turistas en sus bolsillos.
No hay posibilidad en un espacio tan breve de abordar todas las aristas y consecuencias que se pueden derivar de la “Nota Oficial” publicada en Granma, órgano oficial del Partido Comunista cubano. De manera que en esta primera aproximación destacaré ciertas cosas que “expertos” han pasado por alto en sus primeras declaraciones, algunos demostrando que ni siquiera habían leído la Nota del régimen antes de expresarse.
Algunos compatriotas en la Isla, ilusionados con la noticia, creyeron que al eliminarse la doble moneda y desaparecer el peso convertible (CUC), el peso cubano (CUP), en el que cobran sus salarios los cubanos de a pie, se igualaría al dólar, y los problemas se resolverían como por arte de magia. Cuando comprendan que cuando no existan los CUC podrían comprar en una tienda recaudadora de divisas con pesos cubanos, pero a razón de 25 de esos pesos cubanos por cada dólar que valga lo que compren, la decepción será mayúscula y depresiva.
Varios que se dicen especialistas señalan que no se sabe qué moneda prevalecerá, cuando el gobierno apuesta claramente en su información por el peso cubano (CUP) y no por el CUC. Que un cubano de a pie sin suficiente formación económica ni información vea las cosas superficialmente es comprensible, pero que alguien que se vende como conocedor del tema razone (es un decir) de manera similar, es otra cosa.
Para no complicar las cosas y poder entender sin sofisticar nada, cito lo que dijo en La Habana una maestra al conocer la noticia: “Bueno, me suena como algo que la gente ha estado pidiendo, pero vamos a ver: un litro de aceite de cocinar me cuesta casi 3 CUC. Pero mi salario es 500 pesos [que equivalen a 20 CUC.- EY]. Yo quiero saber cómo esto me va a ayudar a comprar ese aceite”. La respuesta a la maestra es muy clara: señora, no la va a ayudar en nada, pues en vez de pagar casi 3 CUC por el litro de aceite tendría que pagar casi 75 pesos cubanos.
Así de sencillo. ¿Entonces, cuál es la diferencia? ¿Cuál es el beneficio para ella y para cualquier cubano de a pie? Si alguien lo sabe, por favor, que se lo explique a la maestra. Y a mí.
Aunque muchos titulares sensacionalistas dan el proyecto del régimen casi como un hecho consumado, en realidad las cosas no son tan sencillas:
En primer lugar, el gobierno indica que todo comenzará por un período de “preparación de condiciones”, que supone la elaboración y adecuación de normas jurídicas requeridas, diseños y modificaciones de software y sistemas informáticos de registros y contabilidad, y capacitación de las personas vinculadas con las tareas que surgen de esas decisiones. Teniendo en cuenta la velocidad de tortuga de la inepta burocracia cubana, eso podría demorar quién sabe cuánto tiempo. No creo que, en ninguna circunstancia, haya cambios sensibles en la eliminación de la dualidad monetaria antes del año 2015. No veo que el régimen sea capaz de hacer lo que realmente debe hacer en lo que queda del 2013 y en todo el 2014. Así que por ahora todo será cuestión de entretenimiento.
En segundo lugar, se ha anunciado que el proceso comenzaría por las personas jurídicas, quedando las personas naturales (personas de carne y hueso) para después. En Cuba, personas jurídicas son los ministerios, empresas estatales y unidades presupuestadas, incluyendo las falsas Organizaciones No Gubernamentales parasitarias como el PCC, UJC, CDR, CTC, FMC, Pioneros y otras. ¿Se atreverá el gobierno a incluirlas en el proceso desde el inicio? Además, también deberían considerarse personas jurídicas, si las cosas van en serio, las cooperativas, agropecuarias y no agropecuarias, y empresas de cuentapropistas con trabajadores asalariados, como paladares, o compañías, galerías de arte o estudios de grabación por donde algunos artistas ingresan su dinero, por ejemplo.
Para terminar, destaco un párrafo de la “Nota Oficial” que por alguna razón los “expertos” no han comentado: “…ninguna medida que se adopte en el terreno monetario será para perjudicar a las personas que lícitamente obtienen sus ingresos en CUC y CUP. En este sentido, el proceso de unificación monetaria respeta los principios de que la confianza ganada por las personas que han mantenido sus ahorros en los bancos cubanos en CUC, otras divisas internacionales y CUP, se conserve intacta”.
Quienes sepan leer la prensa oficial cubana lo entenderán: las personas que no puedan justificar ingresos “lícitamente”, o no hayan “confiado” sus ahorros en CUC o CUP a los bancos del gobierno, no pueden esperar que las medidas que se adopten no les vayan a perjudicar.
El gobierno no puede unificar la moneda sin conocer cuántos pesos cubanos y cuántos convertibles están en manos de personas que no guardan su dinero en los bancos, pues eso sería una amenaza contra las reservas de dólares del régimen. Y en Cuba existen personas que atesoran debajo del colchón, o quién sabe dónde, millones de pesos cubanos o cientos de miles de pesos convertibles, que el gobierno no controla.
¿Cómo resolver ese problema?
¿Han oído hablar del cambio de billetes en Cuba? Sucedió en 1961, para dejar sin dinero a los “enemigos de la revolución”. Quienes tenían su dinero en el Banco no tenían problema, pero quienes no lo habían depositado disponían de 72 horas para cambiarlo por nuevos billetes, pero solamente en cantidades limitadas. El resto del dinero de esas personas quedó sin ningún valor a las 72 horas.
Con una medida similar, quienes tengan su dinero en bancos, sea en CUC o CUP, no tendrían problemas, pero quienes andan con esa riqueza en sus manos o escondida en cualquier lugar, se las pueden ver negras.
A no ser que el régimen diera un período de gracia para depositar dinero en los bancos sin tener que justificar nada, lo que no parece muy plausible, cualquier día muchos cubanos con bastante dinero fuera de los bancos podrían despertar con la noticia de que deben cambiarlo en poco tiempo y en cantidades limitadas, y que el resto lo perderían.
Con lo cual quedarían colgados de la brocha.
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