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A seis décadas del parto que trajo al mundo la revolución de Fidel Castro, en combate “que tiene que librarse dentro del cuartel [Moncada], [pero] se entabla fuera,” este surrealismo cunde en el contexto actual de la transición imaginada desde un país que ha hecho leña a la libertad y la democracia.
Hace rato se descartó aplicar a la dictadura castrista, por analogía, el criterio que los jóvenes idealistas del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) manifestaron el 25 de junio de 1952: “Batista hoy, como Machado ayer, no se puede tumbar con papelitos”. Castro sí: lo tumbará su certificado de defunción.
Castro mismo largó en su Biografía a dos voces (2006) que “a Machado lo derroca, fundamentalmente, el hambre”, pero la gente se incomoda cada vez que uno cita al tirano, máxime si líderes opositores, de gira por Miami, dejaron sentada la certeza de que todo es cuestión del justo tiempo humano.
- Antonio Rodiles ha delineado la transición en unos apuntes y viene forjando la “sociedad civil cubana transnacional” mediante los programas de Estado SATS, que TV Martí difunde, en espacio vespertino dominical pagado a Mega TV, con asombrosos niveles de audiencia.
- La viuda e hija del finado Oswaldo Payá han interpuesto, donde mismo se relanzó el Proyecto Varela hacia octubre de 2008, una querella que desacreditará para siempre a la dictadura castrista como perpetradora de crímenes de lesa humanidad, al estilo de la Hermandad Musulmana en Egipto, contra determinada comunidad cristiana. Este golpe demoledor se descarga con la ayuda del joven español Ángel Carromero, político sin miedo y sin tacha del Partido Popular y prueba viviente de que el apoyo internacional a la disidencia en Cuba tiene su relevo asegurado.
- Jorge Luis García Pérez, a.k.a. Antúnez, advirtió que “muchos jóvenes están pidiendo la libertad de Cuba [y] en cualquier momento en Cuba puede estallar una rebelión pacífica y el régimen puede reprimirla”. Al efecto de paralizar a las “instituciones represivas”, Antúnez convocó a un paro nacional. Así, la oposición cala hondo en el movimiento obrero.
- Además de entre cinco y seis mil seguidores en la duodécima organización opositora en que milita (UNPACU), Guillermo Fariñas tiene relaciones con el sucesor previsto de Raúl Castro, Miguel Díaz-Canel, por haber pasado juntos escuela militar, a pesar de que Díaz-Canel entró en la universidad el mismo año en que Fariñas a “Los Camilitos”. Fariñas mantiene así mismo “contactos amistosos” con media docena de coroneles, quienes le confiaron ya que asesores de Castro recomiendan acoger hasta 25 disidentes como diputados a la Asamblea Nacional. Se vislumbran entonces alternativas de cambio donde el jefe de la SINA Jonathan Farrar había sugerido buscar: en las entrañas del régimen.
- Berta Soler conversó por fin con el Santo Padre, que vive en Roma, y reiteró en Miami la necesidad de mantener el flujo de ayuda desde el exilio a la disidencia interna, porque siempre ha dado muy buenos resultados, aunque raros funcionarios como Jonathan Farrar sugieran lo contrario.
- Yoani Sánchez tiene medio millón de seguidores en Twitter y millones y millones de lectores en su blog ciclónico, que garantizan la fuerza del número contra el castrismo.
- El partido Somos+, fundado por Eliécer Ávila, viene arraigando en la Isla como cristalización política de tecnologías anticastristas: desde memorias flash y teléfonos móviles hasta innumerables formas de acceso a Internet.
- Elizardo Sánchez sigue llevando con rigor las cuentas de presos por motivos políticos y de acciones represivas del castrismo.
- La Asamblea de la Resistencia Cubana pasó a una fase superior con la campaña “Yo sí quiero, República de Cuba en Resistencia”, que arrancó en Miami con el eslogan “¡Cuba cambia si tú quieres¡ ¡Yo sí quiero!” y se desarrolla con ímpetu dentro de la Isla.
- El Movimiento Democracia refuerza el apoyo del exilio, con acciones que van desde huelga de hambre para rescatar a presuntos refugiados varados en Bahamas hasta fuegos artificiales a unas doce millas al norte de La Habana.
- La transición se empina sobre sólidos fundamentos intelectuales que compelen a la militancia: desde informes tan enjundiosos como “La diáspora cubana en el siglo XXI,” pasando por el “Llamamiento urgente por una Cuba mejor y posible” del año pasado, hasta consejos atinados de que los Lineamientos del PCC sean utilizados “por opositores y reformistas para presionar a favor del cambio”.
Enrolarse en esta transición no exige dar el tiempo biográfico para juntarlo al tiempo de la Historia, como escribió Heberto Padilla. Ni las manos para lidiar con la época difícil ni los ojos para contemplar el lado claro de la vida; ni los labios para erigir el alto sueño ni las piernas ni el pecho, el corazón, los hombros… Ni siquiera la lengua para atajar el odio o la mentira.
Tampoco hay que pasar la prueba decisiva de echar a andar en tiempos difíciles. Lo único que te exigen es cerrar filas a cambio de ceder el raciocinio, so pena de que te griten esbirro castrista.
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