Yunieski Cardoso Calaña es padre de un niño que aún no tiene nombre. Su hijo nació en circunstancias que le impiden cobrar una identidad. La madre, Milene Bedoy Masía se embarazó en la prisión de mujeres La Sabana, ubicada a 9 Km de la ciudad de Cienfuegos. Por lo que el bebé, con pocos días de nacido, comparte forzosamente la experiencia de una cárcel.
Lo habitual en estos casos es que la madre reciba una licencia extrapenal por mínimo de un año para que transite la maternidad y el nacimiento. Pero la progenitora no ha podido gozar tal beneficio. Según su marido, Yunieski, la Teniente Coronel, al frente de la prisión, Dallana Marrero Cabello, no autoriza la licencia.
Pocos meses lleva en prisión Milene, y debe cumplir 9 años por un presunto delito de proxenetismo. Fueron las visitas conyugales las que permitieron quedara preñada. El nacimiento se adelantó. Se practicó la cesárea. Sin recobrarse de los dolores, fue regresada a la cárcel, 72 horas después de haber ingresado para parir.
Yunieski aun no ha podido ver a su hijo. La Teniente Coronel que comanda la prisión le ha dicho que ella tiene potestad sobre todo lo que respira tras las rejas, que existe un reglamento inviolable, que las visitas al pequeño las tendrá cuando le corresponda visitar a la madre, eso si no comete alguna indisciplina.
El padre exige que se le deje ver el bebé cada vez que él decida, pues la criatura no está presa. Pero la oficial le replica que desde el momento que el niño entró al recinto carcelario está sujeto al reglamento. “El niño será tuyo, pero aquí la que manda soy yo, si no te conviene arranca con el niño y llévatelo”. Con cinco días de nacido, la militar sabe que eso es imposible.
La cunita en la enfermería de la penitenciaría es el pesebre donde Milene amamanta a su niño. Sabe que su crio está expuesto a la pésima higiene del lugar y a los peligros naturales del reclusorio, por eso casi ni duerme. Problemas con sus compañeras de encierro son los que sobran y teme que otra reclusa pueda emprenderla contra el bebé.
En el momento que escribo estas líneas, madre y niño habían sido regresados al hospital materno. Problemas con la presión arterial de la mujer sumada a la ausencia casi absoluta de leche en sus senos complican el panorama.
Inclemente Teniente Coronel, acaso tanto tiempo entre sancionados hace que pierda la sensibilidad. El niño tiene derechos que son sagrados, el primero de ellos la libertad. Darle la licencia que contempla el reglamento es lo correcto, negarla es un acto de crueldad.
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