Por Andrés Pascual
Hace más de 30 años que la colaboración de Nixon primero, Ford después y Carter como cerrador, le abrieron las puertas de la región al comunismo castrista.
El 99 % de los “mandatarios” de Latinoamérica de entonces (descontando a los “dictadores” que no soportaron que los americanos hicieran todo lo posible por derrocarlos, como Somoza, Baby Doc y Strossner o a quienes ayudaron a derrocar a Allende, la Junta Militar Chilena; otros, experimentos “democráticos” de la “izquierda socialista” que afilaban las uñas por el banquete por venir) se han comportado tan buenos con esos delincuentes que destruyeron a Cuba que, más que pena, en mi caso, lo que siento es el odio eterno y profundo sin posibilidades de “cambio”.
La política de concesiones al tirano trajo como consecuencia la América de hoy, sumida en el semi-esclavismo ideológico por voto democrático y en el neo absoluto por imposición de la política de robo y pillaje oficialista encubierta en “nacionalización”.
Una América, a fin de cuentas, como la soñó el KOMINTERN que envió a La Habana a Fabio Grobart a mediados de los 20’s, que se acabó tanto para su soberanía individual como Cuba y, por lo que se ve, por la peligrosa corriente de decadencia socio-política de aceptación viciosa y auto-destructiva universal, hasta los propios Estados Unidos.
Desde 1970, cuando Chile “rompió el bloqueo” colectivo de las relaciones con la dictadura con la llegada al poder del comunista Allende, han existido un par de razones para que el castrismo siempre agarre el sartén por el mango: el miedo al inicio del foco guerrillero de los países hispanos o, si existía, a su fortalecimiento con todo el apoyo material y logístico soviético-búlgaro-castrista, más la sugerencia velada de Estados Unidos a que se tomaran pasos ¿positivos? para atraer a su vecino o hijo natural descarriado a su entorno natural, sin entrar en justificaciones ni tomando en cuenta que los comunistas no tienen entorno ni son hijos naturales, sino monstruos para quienes el mundo es su espiral enfermiza en intención de engullirse todo lo que puedan, desde América hasta África.
Una vez que Nixon creó la llamada POLÍTICA DE PRAGMATISMO REALISTA para aplicárselo solo a Cuba y Ford y Carter le dieron un acelerón de primera a partir de la Conferencia de Cancilleres de México de 1975, que resultó en “discusiones” bilaterales de buena voluntad entre el State Dept y el propio Carlos Rafael Rodríguez, todo ha marchado viento en popa en cuanto al objetivo americano con respecto a la dictadura castrista.
Lo de Ronald Reagan dio asco cuando le envió unas comitiva de civiles y militares a nadar a Cayo Coco, acompañados del propio Caníbal de Birán, para proponerle el cambio de armamento, el abandono de la Unión Soviética como aliado y a vivir sin problemas por siempre jamás el diablo en su madriguera; lo que no estuvo en agenda en aquellas “productivas y reveladoras conversaciones” fue la salida de los contingentes mercenarios castro-comunistas de África, con lo que se confirmó el rumor, revelado después, de que, además, las tropas de ocupación castro-soviéticas cumplían la tarea de cuidar los pozos petroleros de los socios de Castro bajo contrato, demócratas multi-millonarios del petróleo como el clan Rockefeller.
El error que le evitó parcialmente al Gran Comunicador su estigmatización como el Gran Traidor, fue que se les olvidó Radio Martí, descuido que enfureció al tirano, que lo consideró un paso desleal en la intención inminente de abrir “un nuevo mundo de felicidad hipotecada de relaciones de total mutuo beneficio”.
Castro respondió abandonando el nuevo guión que casi cambia todo para América Latina y hubiera dejado a Cuba en igual o peor situación que como estaba: propiedad del capital americano con la tiranía como capataz, todos igual de esclavos en la plantación o cimarrones nadie sabría dónde.
El Presidente panameño Ricardo Martinelli informó que las fuerzas de Seguridad del Canal (recuerde que Estados Unidos fue sustituido por China y, por lo menos yo, no sé si ha cambiado este panorama con relación al manejo de la vía interoceánica) había retenido un barco coreano proveniente de Cuba con material bélico.
La penetración castrista en el Itsmo da asco, intervienen en todo dentro del pequeño país, al que usan lo mismo para traficar armas que guerrilleros que como punto especial de lavado de dinero. Una gran parte del trabajo sucio de la tiranía se prepara en Panamá.
A veces hay que regresar a décadas anteriores de la política de la 2da mitad del siglo pasado, esta vez, mediante la intención de incluir a Martinelli en el saco de aquellos “buenos tan buenos que comían mierda con respecto a Castro”, que creyeron algunos (otros lo vivían como militantes y lo desarrollaron como actividades de sus agendas rojas) en la política sugerida por Washington para resolverle de una vez el problema al tirano, consistente en hacerlo pasar como “la hija que se fue de puta, pero, a pesar de todo, hija es…” (palabras de Camilo José Cela en La Habana a finales de los 60’s, que molestaron muchísimo al “Sargento Tamal” y a la jauría seudo-intelectual sovietizada de entonces que mandaba la llamada Casa de las Américas), porque no es posible que este mandatario haya informado solo que “se retuvo un barco cubano rumbo a Corea del Norte que llevaba o traficaba armas”, sin explicar también que “escondidas entre sacos de azúcar”, y sin agregar que, sospechosamente, como política ordenada para solucionar debilidades ante entrevistadores especiales de inteligencia, el intento de suicidio de su capitán. Que hubiera sido lo mejor para desarmar la explicación fraudulenta tanto de Cuba como de Corea de “son obsoletas y tenían como objetivo repararse…” en un país proscrito de todas las leyes internacionales sobre compromisos de la agenda nuclear y las violaciones de Derechos Humanos.
Por cierto, una congresista demócrata vio el asunto como “un intento de La Habana para exportar al país sud-asiático su molde comunista, explotador y criminal”, con lo que puso en entredicho su capacidad para representar a un pueblo amenazado como el estadounidense, que lo está, nadie lo dude, por fuerzas enormes en lo doméstico y revanchistas de alto voltaje en lo exterior, desde semejante puesto de la alta política del país.
Este tipo de comegofio nativo, más la mala idea y el odio al blanco y a la nación que practican Obama y toda su Corte faraónica, acaban de regalarle a Raúl Castro la continuación de las conversaciones sobre temas de Inmigración por el gesto favorable y positivo de traficar materiales peligrosos para la guerra rumbo a Corea por el Canal de Panamá.
Si este “caretú” que se gasta Estados Unidos como “emperador” se tomara el trabajo de decir algo al respecto, que nadie dude que en menos de 15 días habilitará 25 nuevos decretos de beneficio a la tiranía.
Esa es su forma de tratar con esos bandidos como el buen bandido que también es, sin tener en cuenta que “la sangre de Trayvon Martin todavía está fresca y caliente” para la Media comunista que lo mantiene ahí.
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