Elías Amor Bravo, economista
Dentro de unos días, cuando comience el congreso anual de la Asociación para el Estudio de la Economía Cubana, ASCE, un grupo numeroso de especialistas van a tener la oportunidad de analizar, discutir y evaluar los principales indicadores de la economía y obtener conclusiones acerca de los cambios que se dice que están teniendo lugar en la Isla.
Me gustaría poder asistir a esta reunión, a la que llevo años intentando incorporarme, pero las obligaciones laborales me retienen a este otro lado del océano Atlántico, así que, en la medida de mis posibilidades, trataré de que mis colegas reciban alguna información que pueda ser de interés.
La información estadística oficial de Cuba se encuentra en la página de ONE. Casualmente, han realizado una actualización de datos del Panorama económico y social de Cuba 2012, que permite, obtener algunas conclusiones sobre lo que está ocurriendo en Cuba.
En el cuadro de principales indicadores económicos 2012, se anuncia que el PIB, la magnitud representativa del valor de la economía nacional, ascendió a 71.016,5 millones de pesos, cifra que se reduce a 50.261,4 millones si el cálculo se realiza con precios constantes de 1997. Esto es conveniente, ya que suele apartar de la dimensión del valor de la economía la influencia de unos precios que, en general, siempre distorsionan la magnitud real de lo producido.
Además, en la economía castrista, desde 1997, el deflactor implícito del PIB, que es un índice ponderado de los precios de todos los productos que se obtienen en la economía, y no sólo los de consumo, ha aumentado en una magnitud realmente importante del 41,3%, lo que significa que en los quince años transcurridos, el aumento medio ha sido de un 3%. Que le pregunten a los cubanos si sus salarios han registrado un crecimiento similar.
La respuesta es que no. La distorsión inflacionista que generó durante el llamado período especial la monetización del déficit público, ha seguido arrastrando una tensión de precios en la economía, que tiene un efecto inmediato sobre su proyección externa: la pérdida de competitividad, y a nivel interno, un empobrecimiento para los perceptores de rentas que no sigan esa misma dinámica. Con la economía menos competitiva en el exterior y los ciudadanos más pobres, los cambios raulistas en la economía, en la dirección de más actividad privada, cuenta propistas, arrendatarios de tierras y demás, no están teniendo su corolario en la delimitación del valor de la economía nacional absorbido por el estado.
Según ONE, los gastos totales del presupuesto estatal sobre el PIB alcanzaron en 2012 un 71%, mientras que los ingresos quedaron en torno a un 67,3%. Que nadie se engañe: la economía castrista se niega a reducir la participación estatal, más bien todo lo contrario, ya que los gastos en 2011 en el PIB eran solo del 66,7%. Es decir, incluso con los cambios raulistas en marcha, la realidad macroeconómica es que el presupuesto del estado sigue devorando actividad económica, con su secuela de improductividad e ineficiencia tantas veces denunciada en los últimos tiempos hasta en Granma. Y ello, obviamente, tiene su colofón en el déficit público, situado en el -3,8% en 2012 después de haber sido un -1,7% del PIB en 2011.
¿Quieren que lo resuma? El circulo vicioso de la economía castrista de base estalinista, sigue como una espada de Damocles sobre el devenir de la Isla y se resume en la siguiente ecuación. Más déficit público, más dificultades para obtener financiación internacional, menos competitividad, cubanos más pobres. Esa es la realidad. Los datos no admiten cuestión. Las reformas raulistas son un fracaso.
Los cubanos deben malvivir con un PIB per capita de 6.358 pesos cubanos al año (que se reducen a 4.500 si se calcula sin el efecto de la inflación de precios), que si se produjera la unificación monetaria sobre la base del CUC (lo que es evidente que no podrá ocurrir) supondría disponer de poco más de 265 CUC al año. Realmente cuesta admitir los hechos, pero ahí están, delimitados por la ONE.
Dentro de unos días, cuando comience el congreso anual de la Asociación para el Estudio de la Economía Cubana, ASCE, un grupo numeroso de especialistas van a tener la oportunidad de analizar, discutir y evaluar los principales indicadores de la economía y obtener conclusiones acerca de los cambios que se dice que están teniendo lugar en la Isla. Les deseo todos los éxitos.
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