Isaac Risco (dpa)/
Asiento en el que debía viajar Snowden rumbo a La Habana el lunes. | Reuters |
¿Sería Cuba un lugar seguro para Edward Snowden en su huida de la Justicia de Estados Unidos? No tanto, creen algunos expertos. Y es que pese a la retórica dura, el gobierno de Raúl Castro no debe albergar ningún interés en recibir aunque sea temporalmente al informante que destapó el escándalo sobre el espionaje en Internet de la inteligencia norteamericana.
"Cuba no tiene ningún interés nacional ni político en acoger a Snowden y dada su posición libertaria, es de dudar que Snowden quiera asociar su causa con Cuba", estimó el experto cubanoestadounidense Arturo López Levy, de la Universidad de Denver.
Otros observadores conjeturaban incluso que la causa de que Snowden no haya continuado el lunes su vuelo a Ecuador vía La Habana es que Cuba no esté dispuesta desde hace unos años a recibir a fugitivos de Estados Unidos, ya sea por motivos políticos o no.
"Mi estimación es que a Snowden le llegó de alguna manera el mensaje de que si viajaba a través de Cuba podría ser detenido y posiblemente incluso devuelto a Estados Unidos", especulaba Anya Landau French en 'The Havana Note', un blog sobre temas cubanos cercano al think tank de Washington Center for International Policy.
Durante décadas Cuba fue vista como un puerto seguro para fugitivos de Estados Unidos. El último caso, sin embargo, duró apenas 48 horas: a comienzos de abril La Habana repatrió a una pareja norteamericana que había secuestrado a sus propios hijos tras perder la custodia y que había llegado en una embarcación a la isla.
Pese a la enemistad ideológica y la falta de un tratado de extradición bilateral, la cooperación funcionó en ese caso.
Aunque es cierto que Cuba ya repatrió a fugitivos de la Justicia estadounidense en décadas pasadas, también lo es que la isla ha brindado refugio a decenas de personas buscadas en otros países.
Uno de los casos más notorios es el de Joanne Chesimard, la militante radical de los Black Panther estadounidenses que mató hace 40 años a un policía en Nueva Jersey. Se estima que desde 1984 vive de forma anónima en Cuba. El FBI la puso recientemente en su lista de los "terroristas más buscados del mundo".
Casos como el de Chesimard o el de antiguos militantes de ETA refugiados en la isla son el justificante de Washington para mantener a Cuba en su lista de Estados patrocinadores del terrorismo.
'Más de 70 fugitivos'
Cuba "está albergando a más de 70 fugitivos", hizo cuentas el domingo la congresista republicana Ileana Ros-Lehtinen, de origen cubano y dura crítica del castrismo.
Bajo la presidencia de Raúl Castro la isla impulsa desde hace años una paulatina apertura económica. Las reformas están marcadas también por un mayor pragmatismo político: la reciente reforma migratoria que flexibilizó los viajes al extranjero para los cubanos tras décadas de restricciones puede ser vista en ese contexto.
La Habana retomará en breve además conversaciones con Washington sobre el siempre espinoso tema migratorio. Y pese a que el encarcelamiento del contratista estadounidense Alan Gross en Cuba y de los cuatro restantes "cinco cubanos" en Estados Unidos sigue trabando las relaciones bilaterales, es posible que el gobierno de Raúl Castro no tenga interés en tensar aún más la cuerda.
En el caso de Snowden hay además otros aspectos que juegan un papel importante, considera López Levy.
"La decisión de las autoridades cubanas para dejar pasar o no a Snowden no tiene que ver con principios de solidaridad con los impulsos anarco-libertarios de éste, que Cuba, un Estado comunista, no comparte", analizó el politólogo.
Se trata más bien de "cálculos estratégicos" en el Palacio de la Revolución de La Habana sobre el efecto que el caso Snowden podría tener en las relaciones con la Casa Blanca.
"Si no hubiese beneficios tangibles que pudiese recibir Cuba de otros actores como Moscú o Pekín en este caso, la preferencia cubana es mantener a Snowden tan lejos como sea posible", vaticinó.
Al mismo tiempo, no cree que Cuba se sienta de alguna manera comprometida a no acoger a fugitivos de Estados Unidos, como estimaba el Departamento de Estado en un documento publicado en 2007, bajo la administración de George W. Bush.
"Pensar que Cuba tiene un compromiso en piedra porque un documento del Departamento de Estado lo diga es una ingenuidad", comentó López Levy.
"En la postura de no hacer concesiones unilaterales definitivas a Estados Unidos, no hay diferencia mayor entre Fidel y Raúl Castro", agregó. Un compromiso de ese tipo sólo sería viable si Washington ofrece algo a cambio.
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