El tema de Cuba reproduce a diario un debate poco esclarecedor y hostil entre dos extremos: quienes ven la situación que atraviesa la Isla como un cúmulo de maldades, que hay que extirpar de raíz, y aquellos que buscan incesantemente, con fingido entusiasmo, el más mínimo signo de un avance aparente o un cambio glorioso, tanto en el desarrollo económico como en mejoramiento de los maltratados derechos humanos y ciudadanos. En esta avalancha constante de reproches y exaltaciones, en la que casi siempre ha faltado una exposición clara, más allá de las opiniones políticas y las diferencias ideológicas, Cuba en la era de Raúl Castro, del profesor Carmelo Mesa Lago, viene a llenar un vacío.
El libro es un análisis de las reformas económico-sociales que se han producido desde que Raúl Castro asumiera la presidencia del gobierno y el cargo de Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, pero hay mucho más que esto. Se trata de un resumen completo de la evolución económico-social, llevada a cabo por el régimen durante 54 años, con un análisis fundamentado en más de 400 publicaciones. Esto la convierte en una obra de referencia obligada, en un terreno donde abundan los artículos de opinión pero faltan los estudios objetivos y las exposiciones fundamentadas en datos.
CUBAENCUENTRO entrevistó al profesor Mesa Lago, sobre los cambios ocurridos en la Isla tras la publicación de su libro.
Estimado profesor, tras la publicación en Madrid de Cuba en la era de Raúl Castro por Editorial Colibrí, han continuado las reformas económico-sociales hechas por Raúl Castro desde 2007 después de recibir el mando por la enfermedad de Fidel, pero con el ritmo lento que las ha caracterizado desde el inicio. Por ejemplo, se han dado a conocer nuevas cifras de producción agrícola, que en cierto grado permiten una mejor evaluación de los resultados que está teniendo la ley de usufructo de la tierra (hay incluso una segunda ley al respecto). ¿Se han producido mejoras o los problemas pendientes siguen sin resolverse?
Carmelo Mesa Lago (CML): La primera ley de usufructo en 2008 adolecía de muchas limitaciones (por ejemplo, la parcela era muy pequeña, el usufructuario no podía construir una casa o establo, no se garantizaba su inversión si el contrato se cancelaba o no se renovaba, y no había derecho a heredar), por ello se promulgó la segunda ley a fines de 2012 que introdujo algunas mejoras (quintuplica el tamaño de la parcela, permite la construcción de casas y establos, tasa y reembolsa la inversión cuando se termina el contrato, y autoriza la herencia a los familiares). Pero aún subsisten restricciones y desincentivos: el contrato es sólo por 10 años y puede cancelarse si el usufructuario no cumple con la venta al Estado de parte de su producción a precios inferiores a los del mercado o por razones de utilidad pública; hay obligación de vincularse a una granja estatal o cooperativa para obtener insumos y servicios; la inversión se limita a 1 % de la parcela, y hay normas muy complejas para solicitar el usufructo, así como para aprobar la extensión del contrato y la inversión.
Existe un serio obstáculo para evaluar el resultado del usufructo porque las estadísticas no lo desglosan dentro del sector no estatal el cual también incluye a los campesinos privados y las cooperativas de servicios. En 2011-2012, fue usual que la producción estatal y la de las cooperativas más controladas (UBPC y CPA) decayese, mientras que la del sector no estatal aumentase. Después de una caída global de la producción de 5 % en 2010, hubo crecimientos en 2011 y 2012 (2,5 %). Como el usufructo fue la única forma de producción cuya superficie sembrada se extendió en esos años (por la entrega de 1,5 millones de hectáreas de tierras estatales ociosas a unas 180.000 personas), induje que los incrementos de la producción agrícola en esos años fueron resultado del usufructo.
Las estadísticas recién publicadas del primer trimestre de 2013 reportan un crecimiento de la producción agrícola en 1,2 % respecto al primer trimestre de 2012, pero la agricultura no cañera cayó 7,8 % frente a un previo aumento de 9,8 %, mientras que la ganadera creció 16,8 % opuesta a una mengua anterior de 11,6 %. Sin embargo, las cifras indican una severa caída en la mayoría de los productos: 61 % en cacao, 44 % en plátanos, 34-36 % en papa y cítricos, 22 % en maíz, 14 % en otras frutas, 7 % en frijoles, 4 % en boniato, 2 % en tabaco, 1 % en leche y 0,5 % en huevos; entre la minoría exigua que creció estuvieron el tomate con 23 % y el arroz con 2,5 %. A pesar del reportado incremento en la ganadería, las cabezas de ganado vacuno virtualmente se estancaron, el número de nacimientos mermó 1 % y el peso promedio disminuyó 11 %. Además se revirtió la tendencia anterior, porque la superficie sembrada en el sector estatal y cooperativo se extendió casi en el triple de los productos en los que se expandió en el sector no estatal; peor aún, la producción en el sector estatal-cooperativo fue también mayor que el sector no estatal en el triple de los productos. Este revés puede ser debido a varias causas: el huracán Sandy que dañó cosechas en la zona oriental, las mejoras introducidas por la ley de 2012 no entregaron en vigor hasta fines de ese año, y la posible venta de productos agrícolas al sector informal para lograr mejores ingresos que con el acopio. Aunque hay que clarificar estas causas y esperar a las cifras de todo el año 2013, puede haber indicios que el usufructo no está dando los frutos esperados y pudiese hacer necesaria una tercera reforma.
Más allá de las repercusiones políticas y mediáticas que la reforma a la Ley de Migración ha tenido, por ejemplo en lo que respecta a las visitas al exterior de conocidos disidentes, ¿cuál usted cree que, en lo económico, será el impacto de esa posibilidad nueva de vivir en el exterior por períodos más largos de tiempo, sin que ello conlleve la pérdida de la residencia en Cuba, lo que abre incluso la posibilidad de permanecer un tiempo en el exterior, ganar el dinero suficiente, y regresar a la Isla?
CML: No hay cifras para determinar cuánto la Ley Migratoria podría incrementar los ingresos del Gobierno cubano y hay efectos diversos. El costo de gestionar un pasaporte es menor que lo que antes había que pagar por la tramitación completa del permiso de salida (tarjeta blanca) lo que implica una pérdida para el Gobierno. Por otra parte, el nuevo pasaporte permite estar dos años en el exterior, sin tener que pagar ni regresar a Cuba, lo cual facilita visitas más prolongadas de familiares de cubanos que viven en el extranjero pero antes había que pagar la extensión después de un mes. Los visitantes se benefician pues reciben alojamiento, alimentos y otros bienes de sus familiares por un período más largo. El pasaporte puede ser renovado dos veces por otros dos años pagando una suma, lo cual es un ingreso extra para el Gobierno; además, los visitantes en períodos largos que trabajen podrían enviar remesas. Los cubanos emigrados pueden ahora estar hasta tres meses en Cuba mientras que los residentes autorizados gozan hasta seis meses y, por tanto, gastan más. Pero el pasaporte no basta para poder viajar pues hay que tener una visa del país extranjero y esto no es fácil; por ejemplo el Gobierno de EEUU ha informado que los que quieran salir como turistas están sometidos a las mismas reglas que el resto y de hecho hay grupos que tienen prioridad, mientras que el Gobierno de Ecuador ha impuesto serias restricciones a las visas de cubanos. En resumen, la Ley Migratoria probablemente tendrá un impacto económico positivo para el Gobierno pero, en mi opinión, el efecto político puede ser más importante.
La ley de reforma tributaria, que introduce el impuesto progresivo sobre el ingreso, por una parte puede considerarse un avance en la organización fiscal y económica, pero enfrenta también la dificultad de que no se aplique con el rigor necesario, debido a la gran corrupción existente en el país. Además, puede convertirse en un freno al desarrollo privado, ya que los fuertes gravámenes pueden incidir negativamente en que los trabajadores por cuenta propia amplíen sus negocios. ¿Cuál podría ser un balance preliminar de la medida?
CML: Como en la pregunta anterior carezco de cifras para dar una respuesta bien documentada. El sistema tributario cubano antes de la reforma de 2012 era muy regresivo aunque estaba ocurriendo una mejoría. Pero todavía en 2010, 51 % del ingreso fiscal provenía de impuestos al consumo (bienes y servicios) que eran regresivos, mientras que 49 % era de impuestos directos, de los cuales 12,6 % era sobre las ganancias y sólo 2,3 % sobre el ingreso personal. La Ley de reforma tributaria debería mejorar esa situación al introducir el impuesto progresivo sobre el ingreso o la renta, como existe en Europa, Estados Unidos, Japón y otros países especialmente los desarrollados. El problema es que en los países en desarrollo, como en América Latina, es muy difícil cobrar de forma efectiva el impuesto sobre la renta, por la extensión del sector informal y la subdeclaración de ingresos, debido a ello en el decenio de los 80 ocurrió un cambio desde el impuesto a la renta hacia el impuesto sobre el consumo (IVA), lo que tuvo un efecto regresivo pero aumentó la recaudación fiscal.
En Cuba el sector informal (cuenta propia) era minúsculo pero está extendiéndose y a fines de 2012 llegaba a 8 % de la fuerza laboral, no obstante, es todavía muy pequeño en comparación con la de otros países latinoamericanos en que el sector informal puede sobrepasar la mitad de la fuerza laboral. Si el plan del Gobierno se ejecuta, el porcentaje de cuentapropistas, más miembros de cooperativas no agrícolas y de servicios, podría llegar a 38 % de la fuerza de trabajo pero sería difícil detectar cual es el ingreso real y ejecutar el cobro, porque además no hay cultura tributaria en Cuba y abunda la corrupción Por ello, el Gobierno publica anualmente una lista de ocupaciones de baja complejidad elegibles para un pago tributario simplificado y les fija una tasa impositiva. Yo creo que peor es la serie de otros impuestos que tiene que pagar el cuentapropista: del 25 % al 75 % sobre la fuerza laboral cuando se contrata a más de cinco empleados sobre los que no se paga (después la tasa aumenta con su número, lo cual es un desincentivo a la contratación, a su vez clave para poder despedir el excedente de 1,8 millones de trabajadores estatales), 25 % para las pensiones de seguridad social, y 10 % sobre las ventas y servicios. Se ha estimado que un cuentapropista paga una proporción de impuestos mayor que una empresa mixta con capital extranjero. Esto explica en buena medida por qué el Gobierno no pudo despedir el millón de trabajadores que planeaba a fines de 2011.
El Gobierno cubano parece cada vez más inclinado a la ampliación de la modalidad de un sistema de producción basado en la creación de cooperativas, no solo en la esfera agrícola sino también en la producción y los servicios. ¿Se convertirá la Cuba del futuro en la Yugoslavia del pasado?
CML: En Yugoslavia existió por un tiempo bajo Tito un sistema de autogestión de todas las empresas, granjas y agencias públicas del país en el que los trabajadores jugaban un papel importante en la administración. Algo similar propone un grupo disidente cubano en favor de la “democracia participativa” para todo el sistema económico-empresarial. Las nuevas cooperativas de producción no agrícola y de servicios son gestionadas por sus trabajadores, los cuales arriendan el negocio al Estado por 10 años prorrogables y le pagan alquiler, electricidad, gas, agua y teléfono, así como impuestos, además pueden mejorar el local, compran los insumos, fijan los precios y deciden como distribuir las ganancias de acuerdo con el trabajo individual; en eso hay alguna similitud con la autogestión, pero el ámbito de estas cooperativas es muy reducido pues el Estado es con creces el principal administrador. A mediados de 2012 el Gobierno aprobó 200 de dichas cooperativas que deberían comenzar a funcionar a fines de ese año de manera gradual. Las estadísticas oficiales indican que el número total de cooperativistas (incluyendo las agrícolas) aumentó 435.000 en 2011, antes de que se aprobaran y comenzaran a operar las cooperativas no agrícolas y de servicios; como el número de cooperativas agrícolas ha disminuido, esa cifra es imposible y la prensa cubana cita sólo unos miles.
El fin de la doble moneda es un objetivo del gobierno de Raúl largamente anunciado, pero: ¿será posible?
CML: Sobre este tema publiqué ¿Termina la dualidad monetaria en Cuba? (Cubaencuentro, 11/4/2013). Desde 1994, la doble moneda creó una grave segmentación: la mayoría de la economía funciona en pesos nacionales o CUP (cuentas nacionales, presupuestos, salarios, pensiones, pagos del acopio, precios de productos racionados, tarifas de servicios públicos, ahorro de la población) mientras que una minoría opera en pesos convertibles o CUC (contabilidad monetaria-financiera, venta de mercancías en tiendas de divisas). Un CUC se cambia por 24 CUP. La inmensa mayoría de la población es pagada en CUP pero tiene que comprar parte de sus alimentos y bienes de consumo en CUC; la doble moneda también expande las desigualdades en el ingreso. Como si esto fuera poco, la dualidad provoca efectos nocivos en la economía: crea distorsiones en contabilidad fiscal y en política monetaria, bloquea la creación de un mercado verdaderamente financiero, distorsiona los costos lo cual impide conocer con certeza la productividad de las empresas, reduce el tamaño del mercado interno y de las cadenas económicas, y esconde subsidios e impuestos incorrectamente asignados. El CUC está sobrevaluado e incrementa el valor de las exportaciones a par que reduce el valor de las importaciones, lo cual agrava el fuerte déficit en la balanza comercial de mercancías.
Por todas esas razones, existe virtual unanimidad en Cuba en que hay que unificar las dos monedas, pero hay un fuerte debate de cómo hacerlo y cuando. Raúl ha dicho que el CUP será revaluado de forma progresiva, gradual y prudente pero advirtiendo que es un problema complejo que requiere un estudio profundo para evitar efectos traumáticos por lo que tomará su tiempo. El VI Congreso del Partido en 2011, ratificó la unificación pero no dio pautas sobre el cómo y su plazo. La mayoría de los economistas cubanos juzga que la unificación será paulatina y tomará varios años, porque requiere primero aumentar la producción y la productividad. El valor del CUC tendría que ser reducido poco a poco; por ejemplo, si se cortase el cambio de 24 a 12 CUP por un CUC, sin incrementar la producción, la población compraría los artículos en las tiendas de divisas por la mitad del valor previo, agotando las existencias y obligando a una nueva importación masiva de bienes que también desaparecería fugazmente.
¿Es imparable la situación de deterioro de la asistencia social y en la práctica la reducción de los beneficios para los jubilados?
CML: Las reformas de Raúl están bien orientadas hacia el mercado y son positivas, pues intentan resolver problemas acumulados por casi medio siglo, pero provocan efectos sociales adversos. Por ejemplo, el desempleo “abierto” que era 1,6 % de la fuerza de trabajo en 2008, aumentó a 2,5 % en 2010 y a 3,2 % en 2011, se estima que se acercó a 4 % en 2012. Esta tasa es baja comparada con un promedio de 6 % en América Latina, pero más importante es el desempleo “oculto”, o sea, los empleados en el sector estatal que el Gobierno planea despedir y que he estimado en 28 % de la fuerza laboral; según se vaya despidiendo esa mano de obra innecesaria crecerá el desempleo abierto, al menos que se creen suficientes puestos de trabajo en el sector no estatal. El Gobierno ha sacado gradualmente alimentos de la libreta y los ha “liberado”, o sea, ahora se venden al precio de mercado, varias veces más que el de racionamiento subsidiado; además los precios en las tiendas de divisas han aumentado substancialmente y también han subido las tarifas de los servicios públicos. La reducción de gratuidades, justificable financieramente, ha traído la eliminación de cafeterías a precios subsidiados para los trabajadores, recortes en el presupuesto de educación y salud, cierre de la secundaria en el campo y de ciertos hospitales y clínicas, reducción de las comidas en las escuelas, etc. Todo esto afecta a amplios sectores de la población especialmente a los de más bajo ingreso. Raúl ha anunciado el cambio de los subsidios a los bienes (el racionamiento que beneficia incluso a los grupos de mayor ingreso) en subsidios a las personas en estado de necesidad, una recomendación hecha por varios economistas y científicos sociales cubanos. Pero el VI Congreso del PCC acordó suprimir la asistencia social a aquellos que tengan familiares que puedan ayudarlos; es adecuado detectar personas que no necesitan realmente dicha asistencia pero el recorte en los beneficiarios como porcentaje de la población fue 70 % en 2006-2011 y la asignación del presupuesto a la asistencia social se redujo en 78 %, justo al tiempo que aumenta el porcentaje de la población vulnerable.
En vista a todo lo anterior, cree que las reformas deberían profundizarse y acelerarse?
CML: Las reformas adolecen de conflictos en su diseño que conspiran contra su eficacia. Se toma una medida adecuada pero, el grupo ortodoxo en la dirigencia ya sea por rezagos ideológicos o temor a sus efectos en la pérdida de poder económico, le introduce excesivas regulaciones, trabas, impuestos, restricciones y desincentivos. Esto crea un híbrido que no da los frutos esperados y obliga a ajustes o nuevas reformas para flexibilizar la medida anterior. Vimos que el impuesto progresivo a la fuerza de trabajo penaliza a los cuentapropistas que contratan a muchos empleados porque conduciría a una “concentración de la riqueza”, pero obstruye el despido de empleados estatales innecesarios. También las dos leyes de usufructo, la segunda más liberal que la primera pero aun así dejando restricciones fundamentales que, según las cifras de producción agrícola en el primer trimestre de 2013, posiblemente lleven a una tercera reforma. Raúl ha criticado a aquellos que dentro y fuera de Cuba claman por una profundización y mayor rapidez en las reformas, argumentando que estas deben ser cautelosas y tomar su tiempo para evitar errores, pero le quedan menos de cinco años para llevarlas a efecto con resultados importantes. Tres factores pueden ser un acicate para agilizar el proceso: la falta hasta ahora de resultados contundentes de las reformas, el fracaso de las primeras cuatro exploraciones de petróleo en aguas profundas del Golfo de México, y la muerte de Hugo Chávez y la inestabilidad política causada en Venezuela por la controvertida elección de Maduro, agravada por el deterioro económico.
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