Mario Silva, conductor del programa de televisión La Hojilla, que transmite la televisión estatal de Venezuela, se despidió de su teleaudiencia alegando “razones de salud” tras el escándalo desatado el lunes por una grabación en la que presuntamente el periodista habla con un oficial del G-2 cubano sobre conspiraciones y fracturas en las filas chavistas.
Silva rechazó categóricamente las acusaciones hechas por la oposición venezolana sobre la veracidad de la cinta y dijo que bien podría tratarse de un “montaje” del diputado Ismael García, quien divulgó el contenido de la grabación en una rueda de prensa.
El conductor ya había dicho en su cuenta de Twitter que se trataba de un "bodrio que montó el Mossad” (servicios secretos de Israel).
“"He decidido ponerme a derecho para que las instituciones de justicia, hagan lo que deban hacer, no les temo a los fascistas y mucho menos a la derecha que vino a sustituir lo más perverso de la cuarta república (…) que me investiguen”, declaró Silva en un comunicado presentado durante la transmisión de su programa el lunes en la noche.
En la grabación se escucha hablar a Silva de la existencia de dos facciones en pugna dentro del chavismo, una supuestamente encabezada por el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello—a quien tilda de corrupto—, y la otra por el actual presidente del país, Nicolás Maduro, designado por Hugo Chávez como su sucesor con el aparente visto bueno de La Habana.
Antes del anuncio hecho por Silva de que se retiraba de su programa, Maduro y Cabello mantuvieron una reunión en el palacio presidencial de Miraflores y desmintieron que entre ellos existan divisiones, de acuerdo con la agencia de noticias EFE.
“Si tengo que inmolarme por la revolución, lo haré”, dijo Silva, quien reiteró su apoyo “irrestricto a las instituciones y al presidente Nicolás Maduro”, y alegó que la grabación responde a “un plan casi perfecto para acabar con La Hojilla", programa que está por cumplir nueve años en el aire.
La oposición venezolana alega que el diálogo entre el periodista y el teniente coronel del G-2 habría tenido efecto poco después de las elecciones del 14 de abril, en las que Maduro fue dado como ganador por una mayoría de votos muy estrecha en unas elecciones sumamente controvertidas y que han sido impugnadas por el candidato opositor Henrique Capriles.
Silva rechazó categóricamente las acusaciones hechas por la oposición venezolana sobre la veracidad de la cinta y dijo que bien podría tratarse de un “montaje” del diputado Ismael García, quien divulgó el contenido de la grabación en una rueda de prensa.
El conductor ya había dicho en su cuenta de Twitter que se trataba de un "bodrio que montó el Mossad” (servicios secretos de Israel).
“"He decidido ponerme a derecho para que las instituciones de justicia, hagan lo que deban hacer, no les temo a los fascistas y mucho menos a la derecha que vino a sustituir lo más perverso de la cuarta república (…) que me investiguen”, declaró Silva en un comunicado presentado durante la transmisión de su programa el lunes en la noche.
En la grabación se escucha hablar a Silva de la existencia de dos facciones en pugna dentro del chavismo, una supuestamente encabezada por el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello—a quien tilda de corrupto—, y la otra por el actual presidente del país, Nicolás Maduro, designado por Hugo Chávez como su sucesor con el aparente visto bueno de La Habana.
Antes del anuncio hecho por Silva de que se retiraba de su programa, Maduro y Cabello mantuvieron una reunión en el palacio presidencial de Miraflores y desmintieron que entre ellos existan divisiones, de acuerdo con la agencia de noticias EFE.
“Si tengo que inmolarme por la revolución, lo haré”, dijo Silva, quien reiteró su apoyo “irrestricto a las instituciones y al presidente Nicolás Maduro”, y alegó que la grabación responde a “un plan casi perfecto para acabar con La Hojilla", programa que está por cumplir nueve años en el aire.
La oposición venezolana alega que el diálogo entre el periodista y el teniente coronel del G-2 habría tenido efecto poco después de las elecciones del 14 de abril, en las que Maduro fue dado como ganador por una mayoría de votos muy estrecha en unas elecciones sumamente controvertidas y que han sido impugnadas por el candidato opositor Henrique Capriles.
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