El manzano/ Juan Abreu |
good point but confieso que solo he seguido el asunto mediante los
titulares a lo "facebook", mas atento a que si tendre que exilarme
nuevamente cuando para el 2015 trudeau jr. se haga del premierato [a
pesar aun juego a hacer planes]; pero si algo parece una manzana, huele a
manzana y sabe a manzana, comasela con tranquilidad porque lo que se
percibe es lo que es. igual no queda claro porque la manipulacion de las
maquinitas aceptada como un hecho por casi todos crearia una crisis
sino de legimitidad si al menos de representatividad en la tesis de que
raulito gano los 4-5 anitos [6] que buscaba. luego una victoria chavista
contundente pero no aplastante pareciera un escenario mas deseado o se
esta provocando una crisis que socave la gobernabilidad y abra espacios a
la radicalizacion descarnada o al maridaje. hum!!!, tendre que
actualizarme en el asunto si leer a los analistas venezolanos, porque de
pronto es isla margarita o la'bana el proximo exilio.
pd/ anoche pareciera como si las elecciones venezolanas no
fueran de interes de los medios yumas que reportaban gaticos homeless y
kurdalinos sonolientos, mientras el dpto de estado padecia de
torticolis.
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Antonio Arencibia
Aunque lo que voy a opinar sobre las
elecciones venezolanas cae dentro del clásico “Monday morning
quarterbacking”, (también conocido como “visión 20/20 del pasado”), no
me importa ser criticado porque la lógica común no puede conciliar los
resultados con el análisis de los factores que intervinieron en el
proceso.
Un pequeño recuento me lleva a pensar que todos hemos
estado de acuerdo en que Maduro fue ungido por Chávez como su sucesor y
que su selección contaba con la aprobación del “Clan de Birán”. También
sabíamos que el triunfo electoral de Maduro estaba asegurado por la
exposición del cadáver de Chávez y la rememoración constante de su
figura de Chávez en un velorio nacional extendido prácticamente hasta el
día antes de las elecciones. El triunfo “madurista” se basaba en el
control todos los resortes del poder, (además de las FANB, tenían
preparados los 900 mil miembros de las milicias bolivarianas), y el no
menos importante apoyo del C.N.E. de Venezuela. Además, el candidato del
chavismo -en plena campaña- prometió a los trabajadores incrementos
salariales que en noviembre de este año alcanzarán entre un 38 y un 45
por ciento. Si a esto sumamos que su campaña electoral era asesorada por
el “aparato” castrista residente en Venezuela, entendemos que todos
creíamos -como aseguraban las encuestas- una ventaja de 10 puntos de
Nicolás Maduro sobre Henrique Capriles.
¿Entonces, cómo se puede explicar que la oposición haya obtenido casi la mitad de los votos emitidos?
Maduro “ganó”, pero hasta la prensa oficial china
declara que fue “por estrecho margen” . La Habana sabe que no hay
posible cambio de régimen hasta las elecciones venezolanas del 2019,
cuando ya la Bestia no debe estar y Raúl -en el mejor de los casos-
ocupe su palco en el retiro. El petróleo deberá seguir fluyendo hacia
Cuba, los médicos no tendrán que optar por la nacionalidad venezolana, y
la intromisión militar se mantendrá, aunque más discreta. El
neocastrismo gana un tiempo precioso a costa del desbarajuste en que
queda el “madurísimo”, que tiene tareas gigantescas de gobierno por
delante juzgadas a diario por los políticos de signo contrario y de
forma sorda a nivel de pasillo por los integrantes de las otras
facciones chavistas. En dos palabras, el fin del chavismo ha comenzado
ayer.
En mi opinión, la única explicación posible es que La
Habana se haya comprometido con Washington mediante los contactos al
uso, a no permitir a Maduro un “pucherazo” descarado en las elecciones
de ayer. A cambio, se van anotando con Obama puntos para un futuro
certificado de buena conducta. Maduro, no pudo usar los resortes que
tenía y perdió para siempre la oportunidad de reinstaurar el
quasi-totalitarismo del que gozó Chávez. El camino que va a emprender lo
obligará aceptar mayor democracia en Venezuela.
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