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Este artículo se iba a titular
“Yoanimanía”, pero Colachito Pérez se me adelantó en el uso de la
palabrita. Quizás sea mejor así, que “joder”, en todas sus variantes
(verbo, sustantivo, adjetivo) es una palabra de gran fuerza expresiva,
fenómeno que no les explico porque ignoro cuál es el origen de tal
expresividad.
El bochinche en torno a Yoani Sánchez me
recuerda el jingle (anuncio cantado) de un detergente en la
desaparecida República de Cuba: “En toda mi Cuba hay/ un arrebato con
Tide”. Veteranos profesionales de la política como Ileana Ros y Frank
Calzón se han rendido ante el misterioso encanto de la bloguera. “Algo
debo de tener”, dijo Cecilia Valdés, otra cubana famosa; Yoani podría
decir lo mismo. Otra Valdés, también famosa y cubana, arremete contra
ella. Pues bien, sorry con excuse me: a mí plin Yoani. No puedo
compartir el fervor de Frank ni la animadversión de Zoé.
El fervor y la animadversión son
sentimientos muy comunes entre los cubanos y yo cubano soy. Mis ocho
bisabuelos y bisabuelas nacieron en Cuba, así como catorce de mis
dieciséis tatarabuelos y tatarabuelas; más criollo que yo, hay que
mandarlo a hacer. Sin embargo, las adoraciones a que tan propensos son
mis compatriotas no se me dan bien. Dos ejemplos: ni en mis peores
momentos de fervor revolucionario fui un adorador de Fidel Castro, y
Camilo Cienfuegos siempre me pareció un mequetrefe. Para bien o para
mal, yo soy como un animal que pocos cubanos conocen y que a ninguno de
ellos les interesa, el que aparece en la portada de la Fiera del Libre.
Como el wolverine, soy pequeño y solitario; como el wolverine, a nada
le temo en el reino de este mundo.
Ahora, los planteamientos de Yoani:
Apertura: los regímenes totalitarios no
pueden hacer apertura alguna porque se derrumban. La Unión Soviética, el
más poderoso de todos, llevó a cabo una apertura y ello le costó la
disolución del imperio creado después de la II Guerra Mundial. Hoy, a
Rusia la gobierna un antiguo coronel de la KGB y el poder económico está
compartido entre el gobierno y unos magnates que antes fueron
jerifaltes de la propia KGB, del PCUS (Partido Comunista de la Unión
Soviética), del Konsomol (Juventud Comunista) y del Ejército Rojo.
Transición pacífica: bajo el comunismo,
el sistema político es inmóvil y su esencia es la tiranía ejercida por
una camarilla a nombre de una ideología. No transita ni puede transitar a
ninguna parte, mucho menos de una manera pacífica. La destrucción de la
tiranía sólo se puede lograr por medio de la violencia.
Cambio: en 1982, antes de que Mijail
Gorvachov intentara cambiar a la Unión Soviética, Deng Xiao-ping
implantó cambios en la China comunista que propiciaron el enorme
desarrollo económico que todos conocemos. Se le abrió camino a la
iniciativa privada, pero sin perestroika ni gladsnots ni ninguna otra
zarandaja. Treinta años después, en China abundan no dueños de
“paladares” ni timbiricheros ni cuentapropistas, sino capitalistas
multimillonarios. ¿Son libres? Dice Yoani que es libre quien no depende
del Estado. Mucha internet y mucha informática, pero esta muchacha
parece ignorar que China siegue siendo un Estado totalitario y el que
quiera ejercer allí esa supuesta libertad termina en la cárcel, por
mucha independencia económica que tenga.
Contactos pueblo a pueblo: alguien que
no puedo recordar dijo que hay ideas tan estúpidas que sólo un
intelectual puede creer en ellas. Yo puedo reconocer a un intelectual
cuando lo veo. Yoani es, sin duda, una intelectual. Por eso es capaz de
creer que los turistas van a incidir en la democratización de un país al
que van a divertirse, a descansar, a dejar de lado sus preocupaciones
y, en el caso de Cuba, a realizar actos que son delitos en el país de
donde proceden. En cuanto a los participantes en actividades artísticas,
musicales o académicas, todas ellos son simpatizantes irredimibles de
la tiranía. Un ejemplo: a Yoani le pareció muy bien el llamado Concierto
por la Paz llevado a cabo por gente como Juanes, Miguel Bosé y Olga
Tañón en un país donde la única paz es la de los cementerios y que ha
llevado la guerra a dondequiera que ha podido llevarla.
Levantamiento del embargo: eso de que la
tiranía se quedaría sin pretexto con que justificar el desastre es un
cuento para idiotas. ¿Qué se levanta el embargo y el desastre sigue
igual? Los medio-hermanos Ruz y sus cachanchanes dirían que el desastre
es la secuela de medio siglo de bloqueo imperialista; ya Esteban Dido
dijo que Estados Unidos debería indemnizar a Cuba por los daños
provocados por “el bloqueo”. Dice Yoani que, de todos modos, Cuba no
tiene dinero para comprar aquí. Sí tiene, porque compra, sólo que tiene
que pagar inmediatamente por lo comprado debido a… el embargo. Si el
embargo se levantara, las compras se harían a crédito, como se hacen
siempre en el comercio internacional; luego Esteban, siempre fiel a sus
principios, no pagaría, y el gobierno americano tendría que indemnizar a
los exportadores… con dinero salido de nuestros bolsillos. Yoani no
paga impuestos aquí; yo sí los pago. No quiero que mis dólares sirvan
para hacerle regalos al Coma Andante y a la gentuza que lo rodea.
Además, el levantamiento del embargo le daría acceso a créditos del
Fondo Monetario Internacional, que tampoco pagaría. Como si esto fuera
poco, y poco no es, lo que pide Yoani sería un gran triunfo político
para esa gente; al enemigo no se le regalan triunfos.
Devolución del territorio que ocupa la
base naval de Guantánamo: esa base ya no tiene importancia militar
alguna, pero su entrega a la tiranía sería otro triunfo para ella.
Francamente, no puedo entender por qué tanto empeño en alegrarle los
últimos días o los últimos meses o los últimos años a un sujeto tan
perverso como Fidel Castro.
Eso, en cuanto a Yoani. Los que aquí la
han agasajado y entrevistado, ¿a qué se debe que ninguno de ellos le
pregunte sobre su estadía en Suiza? En Cuba nadie viajaba al extranjero
con permiso para regresar a menos que lo hiciera en misión oficial. El
hijo del matrimonio Sánchez-Escobar ya había nacido en aquel entonces.
¿Lo llevaron consigo o permaneció en Cuba? El edificio en que viven ya
estaba construido en 1992, cuando yo me marché con el letrero de “Salida
Definitiva” en mi pasaporte. ¿Cómo fue que pudieron conservar su
apartamento? ¿A qué se dedicaron en Suiza?
Para misterios, con los de Obama ya tengo bastante.
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