Sao Paolo.- Brasil analiza extender a la constructora Odebrecht un crédito de 150 millones de dólares para remodelar los aeropuertos de La Habana y otras ciudades de Cuba, dijeron el viernes fuentes oficiales, profundizando su papel en la modernización de la avejentada infraestructura de la isla.
El crédito del banco estatal de desarrollo brasileño BNDES fue debatido en los últimos días durante una visita a Brasilia del vicepresidente cubano Marino Murillo, el hombre a cargo de las reformas económicas del presidente Raúl Castro.
"Está discutiéndose el financiamiento de los aeropuertos", dijo a Reuters una fuente del Gobierno brasileño que pidió no ser identificada por no estar autorizada a hablar del tema. "Está sujeto a la evaluación del cuerpo técnico del banco", agregó.
Los aeropuertos son vitales para la industria del turismo de Cuba, una de las principales fuentes de ingreso de divisas de la isla de gobierno comunista.
Cuba recibió en el 2012 un récord de 2.8 millones de visitantes extranjeros, aumentando la presión sobre sus anticuados aeropuertos de la era soviética.
Otro funcionario brasileño familiarizado con los planes dijo que el BNDES tiene encima de la mesa un pedido de financiamiento de 150 millones de dólares para varios aeropuertos cubanos, entre ellos los de La Habana y Santiago de Cuba.
Una tercera fuente dijo a Reuters que Odebrecht, la mayor constructora de Brasil, ya tiene personal en Cuba trabajando en el proyecto de remodelación del aeropuerto de La Habana y seleccionando proveedores de materiales. Las obras podrían comenzar en junio.
Consultado sobre los planes, un portavoz de Odebrecht en Sao Paulo dijo en una declaración por correo electrónico que su subsidiaria en Cuba "no ejecuta actualmente obras en aeropuertos de ese país".
Brasil se ha transformado en uno de los principales aliados económicos de Cuba, financiando obras y exportaciones de bienes de consumo desde zapatos hasta galletas. La relación se estrechó con el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva y ha continuado con su sucesora Dilma Rousseff.
Y las obras de Odebrecht son el aspecto más visible. La constructora trabaja desde el 2010 en la ampliación del puerto de contenedores de Mariel en las afueras de La Habana, un ambicioso proyecto de 900 millones de dólares de los que el BNDES financia unos 680 millones.
El proyecto causó sin embargo malestar en Estados Unidos, donde la constructora brasileña tiene importantes negocios. El estado de Florida, bastión de los exiliados cubanos, aprobó el año pasado una ley que prohíbe los contratos públicos con empresas que operan en Cuba. Odebrecht apeló argumentando que la medida era inconstitucional.
Para Cuba es un asunto estratégico. El tráfico de pasajeros se disparó cuando fueron levantadas las restricciones estadounidenses para que los exiliados cubanos visiten la isla y debe crecer aún más tras la reciente decisión de Castro de simplificar los trámites para que los cubanos viajen al extranjero.
El BNDES suele aportar hasta 80% de la exportación de servicios de ingeniería y bienes de capital de empresas brasileñas, lo que colocaría el costo de las obras en los aeropuertos cubanos en casi 190 millones de dólares.
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