Más de medio siglo después del triunfo de la revolución cubana, la imagen de Fidel Castro en vestimenta de soldado sigue siendo un símbolo del machismo de la dictadura militar. Pero la semana pasada cuando la más famosa bloguera disidente de Cuba, que luce como si se la pudiera llevar el viento, se presentó en las Naciones Unidas para dar una conferencia de prensa, los cubanos aguerridos sufrieron una crisis emocional.
Estaba programado que Yoani Sánchez hablara ante la Asociación de Corresponsales de la ONU. Lo que iba a decir no era un misterio. Durante casi seis años ha estado publicando en secreto, desde La Habana, observaciones sobre la vida cotidiana en el paraíso revolucionario desde su blog Generación Y. Sánchez es una escritora dotada que describe lo que se siente ser una madre que no puede conseguir leche para su bebé o una persona joven a la que se le prohíbe hablar de un sueño no aprobado por el gobierno o incluso conectarse a Internet. Tampoco es tímida al describir la hipocresía de la buena vida de los miembros de la estructura política. No sorprende que cuando la misión cubana en la ONU se enteró que esta mujer inconformista tendría una audiencia con periodistas en Turtle Bay, se pusieron furiosos.
Cuba había organizado protestas en Brasil contra Sánchez durante su visita allí poco antes. Y se sospechaba que hizo lo mismo en otros lugares en Nueva York en donde se presentó. Pero según el Miami Herald, las quejas de diplomáticos cubanos en la ONU "marcaron la primera vez en que se confirmó que las autoridades del gobierno comunista intentaron interferir con una presentación pública de Sánchez".
La prueba de ese intento fue reportado por la agencia de noticias AFP, que indicó que había obtenido una copia de una carta de protesta enviada al secretario general Ban Ki Moon por el embajador cubano Rodolfo Reyes. El diplomático escribió que la conferencia de prensa de Sánchez sería "anti-Cubana" y, según AFP, un "'ataque grave' contra el clima de cooperación de las Naciones Unidas". El secretario general no debería "permitir que las esferas de la organización sean manchadas y que su uso sea manipulado por intereses espurios", según la carta.
El sabotaje exitoso sólo fue en parte. Sánchez no pudo presentarse en el gran auditorio donde normalmente se realizan las conferencias de prensa y en lugar fue desterrada a una zona reducida no apta para el tamaño del público que fue a escucharla. Pero eso no la desalentó. "Si esta reunión fuese en el foso del ascensor, estaríamos más libres que en Cuba", dijo. "Estoy orgullosa de que mi primera vez en este edificio tan significativo de Naciones Unidas sea con mis colegas periodistas".
También ofreció algunas palabras bien seleccionadas para la ONU. Según el Herald, "Sánchez denunció las quejas cubanas durante su conferencia de prensa y dijo que era hora de que la ONU 'salga de su letargo y reconozca que el gobierno cubano es una dictadura'".
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