juan gutierrez fischmann, el chele, maco, el ex de mariela, habra estado todo el tiempo controlado por los servicios de su ex suegro, por lo que cualquier iniciativa de movimiento inconsulto seria interpretado como desercion de las filas del clan al que una vez creyo pertenecer. oportunamente ya lo habrian movido a un lugar conveniente dentro o fuera de cuba. lo mismo si lo consideran conveniente se lo entregan a los chilenos envuelto en papel de celofan atado con una cintica rosada y una tarjetica de con "mucho amor, favor con favor se paga", en reconocimiento a la calida bienvenida y las deferencias con que el presidente chileno sebastian pinera le entrego la presidencia tempore de la celac a castro 2.0.
debajo una vista desde google earth de la direccion que ofrece juan juan, con la precision que la calle 28 en el nuevo vedado no llega a 37. nada, para cuando pregunten en el cdr por el chela no se extravien. la calle 37 en un lateral del parque frente al cine acapulco que aparece con techo rojo a la derecha de la imagen.
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martinoticias
debajo una vista desde google earth de la direccion que ofrece juan juan, con la precision que la calle 28 en el nuevo vedado no llega a 37. nada, para cuando pregunten en el cdr por el chela no se extravien. la calle 37 en un lateral del parque frente al cine acapulco que aparece con techo rojo a la derecha de la imagen.
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Aprovechando la llegada a Chile del general Raúl Castro, adonde viajó para participar en la recién concluida cumbre de la CELAC, integrantes del partido chileno Unión Demócrata Independiente (UDI) protestaron frente la embajada de Cuba en Santiago e intentaron entregar una carta en dicha sede. Por supuesto, fueron recibidos por el irrespetuoso desplante que ya se va haciendo costumbre por parte de las autoridades diplomáticas cubanas.
Se trata de una misiva donde se le solicita al señor presidente de la República de Cuba, el parabién de colaborar con los tribunales chilenos en la captura y extradición de los ejecutores de un crimen perpetrado en abril del 91, en las afueras del Campus Oriente de la Universidad Católica de Chile. El atentado al abogado y senador chileno, Dr. Jaime Guzmán. Se rumora, con vestigios de certeza, que los culpables viven “escondidos” en Cuba.
Desde entonces, nombres como Ricardo Palma Salamanca, Raúl Escobar Poblete y Mauricio Hernández Norambuena se nos han convertido en noticia; pero uno en particular suscita como ningún otro la imaginación popular. Se trata de Juan Gutiérrez Fischmann (Maco, para sus amigos), excónyuge de Mariela Castro, con quien comparte - entre otras muchas cosas- una inteligente hija de nombre Gabriela, conocido pseudónimo de una poetisa chilena premio Nobel de Literatura.
Lo conocí en Varadero, corrían los años 80, en una presuntuosa mansión a orillas del mar que le prestaba Raúl para romancear con Mariela; rectifico, se la prestaba a Mariela. En aquel paradisiaco lugar, que invita al pecado, estaba Juan. Entonces me pareció tímido, con sonrisa impostada, y actitud sigilosa. Para mí, el tipo era tan anacrónico como un pingüino en una orgía de avestruces.
Lo obvio, el chileno se acostumbró, no es difícil resistirse a la erótica del poder y a su constante seducción. A Gutiérrez le gustó la espada, entró al ruedo, y pretendió convertirse en leyenda. Estuvo un tiempo como profesor o asesor, no recuerdo bien, de una cátedra militar, de nivel superior en la Escuela Interarmas "General Antonio Maceo".
Con el tiempo fue cambiando sus rígidos zapatos negros, por otros de color más ligero y algo más flexibles. La risa dibujó su hermético rostro. De la noche a la mañana, al tocayo lo transformaron en empresario con autonomía, una figura clave, paralela al MINCEX, con el poder de adjudicar contratos a empresas canadienses dentro del nada despreciable ramo de las energías alternativas y renovables.
Quizás, por inversión, operatividad, porque le gustan los extremos del continente americano o por preparar una huida, hace tan solo unos años compró una propiedad en Edmonton, provincia de Alberta, en Canadá. Allí su hija Gabriela lo visita, hace intensivos de inglés en verano y vacaciona.
El Gobierno cubano asegura no saber su paradero; pero claro, decir que se esconde en La Habana, creo que es decir demasiado o desvariar en el concepto. Porque hasta que salí de Cuba, Juan Lisímaco Gutiérrez Fischmann residía en el Nuevo Vedado, en la calle 37 entre calle 28 y avenida 26, en la casa que perteneció a la familia del médico y comandante Manuel (Piti) Fajardo, a un costado de la escuela Hubert de Blanck. Ah, y como símbolo de poder conduce un Audi A 4 negro con chapa particular. Si aún así no lo encuentran, es porque no lo han buscado.
Se trata de una misiva donde se le solicita al señor presidente de la República de Cuba, el parabién de colaborar con los tribunales chilenos en la captura y extradición de los ejecutores de un crimen perpetrado en abril del 91, en las afueras del Campus Oriente de la Universidad Católica de Chile. El atentado al abogado y senador chileno, Dr. Jaime Guzmán. Se rumora, con vestigios de certeza, que los culpables viven “escondidos” en Cuba.
Desde entonces, nombres como Ricardo Palma Salamanca, Raúl Escobar Poblete y Mauricio Hernández Norambuena se nos han convertido en noticia; pero uno en particular suscita como ningún otro la imaginación popular. Se trata de Juan Gutiérrez Fischmann (Maco, para sus amigos), excónyuge de Mariela Castro, con quien comparte - entre otras muchas cosas- una inteligente hija de nombre Gabriela, conocido pseudónimo de una poetisa chilena premio Nobel de Literatura.
Lo conocí en Varadero, corrían los años 80, en una presuntuosa mansión a orillas del mar que le prestaba Raúl para romancear con Mariela; rectifico, se la prestaba a Mariela. En aquel paradisiaco lugar, que invita al pecado, estaba Juan. Entonces me pareció tímido, con sonrisa impostada, y actitud sigilosa. Para mí, el tipo era tan anacrónico como un pingüino en una orgía de avestruces.
Lo obvio, el chileno se acostumbró, no es difícil resistirse a la erótica del poder y a su constante seducción. A Gutiérrez le gustó la espada, entró al ruedo, y pretendió convertirse en leyenda. Estuvo un tiempo como profesor o asesor, no recuerdo bien, de una cátedra militar, de nivel superior en la Escuela Interarmas "General Antonio Maceo".
Con el tiempo fue cambiando sus rígidos zapatos negros, por otros de color más ligero y algo más flexibles. La risa dibujó su hermético rostro. De la noche a la mañana, al tocayo lo transformaron en empresario con autonomía, una figura clave, paralela al MINCEX, con el poder de adjudicar contratos a empresas canadienses dentro del nada despreciable ramo de las energías alternativas y renovables.
Quizás, por inversión, operatividad, porque le gustan los extremos del continente americano o por preparar una huida, hace tan solo unos años compró una propiedad en Edmonton, provincia de Alberta, en Canadá. Allí su hija Gabriela lo visita, hace intensivos de inglés en verano y vacaciona.
El Gobierno cubano asegura no saber su paradero; pero claro, decir que se esconde en La Habana, creo que es decir demasiado o desvariar en el concepto. Porque hasta que salí de Cuba, Juan Lisímaco Gutiérrez Fischmann residía en el Nuevo Vedado, en la calle 37 entre calle 28 y avenida 26, en la casa que perteneció a la familia del médico y comandante Manuel (Piti) Fajardo, a un costado de la escuela Hubert de Blanck. Ah, y como símbolo de poder conduce un Audi A 4 negro con chapa particular. Si aún así no lo encuentran, es porque no lo han buscado.
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