martes, febrero 19, 2013

Cuentos chinos (y criollos) en el Caribe

Cubanalisis
Antonio Arencibia
A inicios de febrero captó mi atención el título “China se arriesga apostando al petróleo de Venezuela” [Ver], un trabajo del académico norteamericano Matt Ferchen, profesor residente del Centro de Política Global Carnegie en la Universidad Tsinghua de Pekín, sobre la reventa de petróleo venezolano en el mercado mundial por las compañías petroleras chinas, que lo obtienen mediante contratos con el gobierno de Hugo Chávez. [1]

En el mismo, el profesor Ferchen presenta las estadísticas de exportación de PDVSA a China en los años 2006 al 2011 y las de importación china de petróleo de Venezuela en el mismo período, que demuestran que en seis años hay 599,000 barriles que no llegaron al país asiático. Su conclusión es que ese faltante fue desviado y vendido por las compañías petroleras estatales chinas que tienen concesiones en el país sudamericano.

Dice también en su artículo, reproducido en este número de Cubanálisis, que:

PDVSA ha declarado sistemáticamente un promedio de alrededor de un tercio más de petróleo exportado a China que lo que China ha declarado como importaciones. Además, en algunos años, como en 2008 y 2009, las cifras oficiales de importación china eran de menos de la mitad y casi de la cuarta parte de las que daba oficialmente Venezuela como exportadas.

También destaca que una de las causas del desvío del crudo pesado venezolano son las serias dificultades tecnológicas para su refinación en China, a lo que se puede añadir la poca capacidad de esa industria y su ubicación en el norte y el nordeste chinos, lejos de las zonas costeras del sur por donde llegan los embarques de hidrocarburos procedentes de Venezuela. Para otros estudiosos del tema, la principal causa de la reventa en otros mercados es que así las petroleras chinas evitan los altos costos logísticos de transportar el petróleo en un viaje de 40 días de Venezuela a China. [2]

Sea cual fuere la razón de esa reventa, lo cierto es que va en sentido contrario a la proclamación china de 2001, por la cual se declaraba a Venezuela “socio estratégico para el desarrollo común” en relación mutuamente beneficiosa para los dos estados, que suponían por parte de China la necesidad de petróleo y por parte del gobierno de Chávez la decisión de facilitarlo en grandes cantidades y a largo plazo.

En lo que falla el importante trabajo del profesor Ferchen es cuando recomienda a los dirigentes chinos que cambien de estrategia económica y se desvinculen de los que llama eufemísticamente “gobiernos controvertidos”. Tampoco acierta cuando supone que el Banco de Desarrollo Chino o las empresas petroleras chinas en Venezuela hayan actuado en ese país de una forma que afecta hoy la “imagen” de China: pues siempre han obedecido las órdenes de sus jefes en Pekín.

Lo que sí nos tiene que llamar la atención es que ni el gobierno chino ni el “bolivariano” han comentado sobre esos desvíos sistemáticos de petróleo, a pesar de tener en sus manos la información. Por eso hay que analizar otros ejemplos de la relación chino-venezolana para dilucidar su esencia, que a veces parece guiada por la “cooperación mutuamente beneficiosa” y otras por las leyes del mercado.

Los cuentos de Chávez

 En 2007, cuando empezaba a consolidarse la sucesión de Raúl Castro, Hugo Chávez hizo un recorrido por la zona central de Cuba acompañado por Ramiro Valdés, y “pre-inauguró” la reparación de la refinería de Cienfuegos paralizada desde 1993.

Para Chávez la planta sería un elemento clave en Petrocaribe, su proyecto de cooperación petrolera con 14 países de la región. Por eso volvió a la ciudad de Cienfuegos en Cuba y durante la IV Cumbre de esa organización allí celebrada dijo:

Nosotros tenemos un plan para construir, entre nuevas refinerías y expansiones como esta, 10 nuevas refinerías y ocho expansiones de refinerías en el territorio de América Latina y el Caribe para los próximos 10 años, con una inversión que llega a 22,000 millones de dólares, que ya comenzamos, esta es la primera. [3]

Muy bien, ¿y de dónde saldría la “mil-millonada” requerida para hacer realidad esos proyectos? Claro está que del patrimonio petrolero de Venezuela, como garantía del capital invertido por los chinos.

Vamos a ver que ha venido quedando de aquel cuento chapista:

Entre 2007 y 2011 se empezaron los contactos con empresas y bancos chinos para analizar la ampliación de las capacidades de refinación de esa planta. Esto pareció materializarse en junio del 2011, cuando Xi Jinping, (entonces vicepresidente y actual dirigente máximo de China), en viaje oficial a Cuba, firmó varios acuerdos, entre ellos el de cooperación para ampliar la refinería de Cienfuegos, construir una planta de gas licuado, un muelle, y el dragado del puerto de esa ciudad.

La prensa oficial en Cuba y Venezuela informaba que esos proyectos estarían a cargo de la CNPCh (Corporación Nacional de Petróleo de China) y costarían 6 mil millones de dólares. El China Eximbank asumiría el 85% del financiamiento de la modernización de la planta cienfueguera para elevar la producción de 65 mil a 150 mil barriles diarios.

Las obras estarían a cargo de la Huanqiu Contracting Engineering Corp., brazo constructor de la CNPCh, que a su vez contrataba el diseño e ingeniería de la refinería a la empresa Technip Italy. Como parte del proyecto se levantarían una planta de gas natural licuado y una termoeléctrica. Como en tantos otros proyectos auspiciados por Chávez, la inversión estaba garantizada con la entrega de crudo a China por parte de PDVSA.

Luego vinieron algunas informaciones complementarias. En julio del 2011 la prensa del régimen reportaba entrevistas con el gerente de la empresa mixta cubano-venezolana para la petroquímica, que dijo que ya se había terminado el diseño de la planta de amoniaco, que se ubicaría junto a la futura terminal de gas natural licuado, pero no estaría en fase de arranque hasta el segundo semestre de 2015.

Otros dirigentes del llamado Polo Petroquímico de Cienfuegos aclaraban en aquellos días que la unidad que produciría el material para las “petro-casas”, que Chávez había prometido, no estaría lista hasta por lo menos el 2017, y que aunque se avanzaba en el movimiento de tierra todavía se estaba negociando el contrato con la Huanqiu.

Ahora llegan los cuentos criollos

Pero sorpresivamente, y hace solo unos días, Ricardo Caballero, presidente ejecutivo de la empresa mixta cubano-venezolana a cargo del costoso proyecto cienfueguero, ha informado a Reuters que están buscando financistas interesados en aportar los 6,000 millones de dólares necesarios para su implementación. [4]

Y aclaró que después que se encuentren los posibles inversionistas, se requerirán 45 meses para completar el proyecto, lo que significa que si tienen suerte en encontrar inmediatamente el capital, el proyecto no se concluirá por lo mínimo hasta fines del 2016.

Ya han ocurrido tres fracasos de transnacionales petroleras en la prospección de crudo con posibilidades comerciales en bloques de la Zona Económica Exclusiva de Cuba en el Golfo de México, y ahora se le ocurre al Sr. Caballero atraer inversionistas con el aliciente de que “si aparece petróleo muchas puertas se van a abrir”.

¿A qué viene con ese cuento? La realidad es que el único petróleo a refinar en Cienfuegos es el que llega de Venezuela, y que no le interesa a los chinos en este proyecto.

Nada dijo el señor presidente ejecutivo de la empresa cubano-venezolana acerca de la carta de intención firmada por los chinos en el 2011 para desarrollar el proyecto.

Tampoco han hecho declaraciones sobre la retractación de China de sus compromisos previos, ni los socios de Venezuela, ni las empresas petroleras y bancarias chinas involucradas en el proyecto hasta hoy, por lo que no queda más remedio que atribuir la marcha atrás de los asiáticos a la inestable situación política y económica de Venezuela. 

Esa crisis venezolana tiene que preocupar a Pekín, pues ha otorgado créditos al gobierno chavista por 42,500 millones de dólares, pero hay que decir que este no es el primer desaire chino al gobernante venezolano, desaires que se deben al disgusto ante las deficiencias del modelo que ha estado implantando Chávez en Venezuela.

Crisis del modelo “bolivariano”

A pesar de la construcción por parte de empresas chinas, tanto en su país como en Venezuela, de infraestructuras, refinerías, y hasta buques petroleros para asegurar el transporte del crudo venezolano, la producción de petróleo se ha reducido en un 22,0% en relación con los niveles de 1999.

Desde mucho antes de la grave enfermedad de Chávez los analistas han advertido que la falta de inversiones para incrementar las capacidades de producción de PDVSA, motivada por la escasez de créditos privados, ha llevado a que gran parte del petróleo venezolano se produzca mediante subcontratas a otras compañías.

Además, la inseguridad de los derechos de propiedad en el sector petrolero ha creado un clima negativo a los negocios en Venezuela, “que afecta en gran parte la conducta de China y otros países a comprometerse plenamente en inversiones en el petróleo venezolano”. [5]

Precisamente por las deficiencias de ese modelo “revolucionario bolivariano”, donde no hay negocios seguros, pero sí muchas promesas y cuentos, es que se explica que en el 2004 China diera marcha atrás a sus acuerdos con Fidel Castro y Hugo Chávez para invertir en la industria niquelífera cubana.

Ahora, su retirada del proyecto de Cienfuegos anuncia también que no se puede contar con capital chino para los planes faraónicos de Chávez de construir otras nueve refinerías en el Caribe.

Los chinos están buscando lugares para invertir con seriedad, como Canadá, donde la petrolera estatal china CNOOC Ltd acaba de conseguir la aprobación de su oferta de 15,100 millones de dólares por la compañía canadiense de gas y petróleo Nexen Inc. Con ello, el consorcio chino adquiere nuevas áreas petroleras en Alberta, Canadá y en el Medio Oriente, así como en aguas profundas del Mar del Norte, el Golfo de México y África Occidental. [6]

La crisis gubernamental que se desarrolla actualmente en Venezuela no va a hacer que los chinos pierdan el buen bocado energético de la Franja del Orinoco, porque ni los sucesores de Chávez, ni una hipotéticamente triunfante oposición, van a poner fin a las relaciones con China. Pero cualquiera que gobierne, como se ha visto con la devaluación de la moneda venezolana, va a tener que restringir el gasto público y abandonar muchos de los planes de Hugo Chávez.

Es decir, que al final, los chinos se quedan en Venezuela -y tan amigos- y se guardan muy bien de poner su dinero donde les conviene. Después de todo, los demás pueden hacerles cuentos, pero los mejores “cuentos chinos” los hacen los chinos mismos.

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Notas

[1] El trabajo del profesor M. Ferchen apareció publicado en The Jamestown Foundation el 1ro de febrero del 2013 con el título “China and Venezuela: Equity Oil and Political Risk” y una semana después fue publicado en Asia Times Online como “China at risk with Venezuela oil bet”. En la traducción que se publica en esta misma edición de Cubánalisis hemos utilizado este último título. Ver Matt Ferchen: “China se arriesga apostando al petróleo de Venezuela”.

 [2] Kevin Jianjun Tu, Chinese oil: an evolving strategy, www.chinadialog.net, 24.04.2012.

 [3] Hugo Chávez, Discurso de clausura de la IV Cumbre de Petrocaribe, Cienfuegos, Cuba, Juventud Rebelde, diciembre 23 del 2007.

[4] Jeff Frank, En medio de incertidumbre, Cuba busca financiamiento para expansión refinería, Reuters, febrero 11 de 2013.

[5] Maxime Tania, China´s energy security strategy towards Venezuela, University of Amsterdam, July 1st 2012, http://www.iias.nl/epa/files/Maxime%20Tania%20

 [6] Roberta Rampton and Scott Haggett, CNOOC-Nexen deal wins U.S. approval, its last hurdle, Reuters, Feb 14, 2013.

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