El régimen pretende hacer pasar por "censura" las consecuencias a sus malos usos de la red de microblogging
Cuba quiso celebrar el inicio del año en las redes sociales simulando una iniciativa espontánea en Twitter para conmemorar el 54 aniversario de la Caravana de la Libertad, es decir, haciendo spam. Los cabecillas de la Revolución pensaron en coger la red de microblogging más popular para sus cosas y salieron escaldados, pues su plan chocó con los criterios de buena conducta marcados por la plataforma, normas claras que están al alcance de todos. Todo el mundo debe saber que si alguno de sus usos está en la lista de lo sospechoso, Twitter suspende cuentas (para este tema, leer este artículo puede contribuir a aclarar conceptos).
Yo no soy partidario de los robots en Twitter, ni tan siquiera cuando difunden mensajes con los que puedo estar más a favor. Aborrezco estas técnicas de difusión de información que lo único que hacen es estorbar e inundar la red con mensajes que no siempre nos traen los mejores links. Prefiero seguir las cuentas que me aportan una selección específica de datos e información, y no bombardeos de piñón fijo, ya sea a favor o en contra de la dictadura castrista.
Ahora Cuba dice que Twitter ha bloqueado casi un millar de cuentas de jóvenes cubanos por razones ideológicas. Es más, su cinismo es tal que incluso los portavoces del régimen han acusado a la compañía de violar el derecho a la libertad de expresión de todos estos jóvenes. Por lo visto, no hay vergüenza.
Ciertamente Cuba tiene capacidad para movilizar a un millar de cubanos, convocarlos en sitios oficiales, y hacerlos actuar como auténticos autómatas en un Joven Club (salas en las que tienen acceso a material de computación, aunque más allá de la propaganda, muchos cubanos saben que la maquinaria de estas aulas no funciona y también es muy dudosa la conectividad a Internet que pueden ofrecer; pero bueno, al régimen le basta decir que existe esto en la Isla, lo viste con los datos estadísticos necesarios, y cualquiera que no esté al caso se lo cree; con Cuba todo es así), este millar de personas, si fueron a un Joven Club no lo hicieron por amor a la Revolución, ni por deseos irrefrenables de celebrar el 54 aniversario de un hecho histórico bajo el hash tag #Caravana54, lo hicieron para acatar un mandato, cumplir una orden, ejecutar una tarea, esclavizados para la ocasión, empleados para propósitos propagandísticos de un régimen decadente.
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