Un punto de interés que aparece en la segunda página del referido documento es que tanto la USAID como la DAI asumen como premisa de su proyecto una tesis “cubanológica” específica, rastreable en sus autorías y simpatizantes; una premisa “partidista” sobre el estado actual del problema cubano. Como ni la USAID ni la DAI son instituciones formalmente dedicadas a la producción de conocimiento, quedan abiertas al menos dos posibilidades:
1-Existen en la USAID o en la DAI funcionarios con excepcional capacidad o atribuciones para producir saber; en particular para producir “saber cubanológico”.
2-La USAID o la DAI no producen saber pero han estado atentas a aquellos sujetos que sí producen conocimiento sobre Cuba y lo exponen en Congresos, radio, TV, Internet… Y a partir de aquí han elegido como más eficiente o verdadero un diagnóstico científico sobre otros acerca de la situación cubana.
¿Cuál es ese diagnóstico con que trabaja USAID y la DAI? El documento lo expone con toda claridad: “Since Raul Castro assumed power there has been marginal change in the economic sphere, but still no opening has ocurred”. Frase que se repite en español todos los días; particularmente “manifiesta” desde 2009-10 en que se popularizó el “desencanto raulista” creado por los propios “raulistas entusiastas”. Es decir, se trata de la posición cubanológica “anticastrista moderada” (o “castrista crítica”) que reconoce que Raúl Castro ha hecho algunos cambios económicos pero todavía no la apertura política.
Esta posición “teórica” de la USAID, presuntamente la del Departamento de Estado, difiere al menos de otras dos opciones disponibles en la batería discursiva de la cubanidad:
1-La de aquellos que opinan que no hay tal reforma económica sino otra de tantas improvisaciones; por demás reversible.
2-La de aquellos que creen que la reforma económica de Raúl Castro es estructural en lo económico y óptima en lo político.
La constatación de que existen percepciones de la situación cubana diferentes a la que maneja la USAID es importante por varias razones; citemos una. Cuando en los medios de difusión del sur de Florida como Mega TV, Canal 41, Telemiami, etc., se presentan analistas políticos cuyo punto de vista coincide con lo que dice la USAID y presuntamente el Departamento de Estado: ¿Cómo explicar esa coincidencia? ¿Es un acuerdo casual, una duplicación accidental (poligenética) o es un trato convenido? La misma interrogante vale para algunos casos donde esa posición “anticastrista racional” rebasa lo personal y parece como la posición editorial de ciertos espacios de prensa y sitios en Internet.
En el documento citado la USAID recomienda explícitamente al personal enrolado formarse una idea sobre Cuba a partir de fuentes muy específicas. USAID sugiere al personal clave leer un blog llamado “Babalú”, que define como hecho por cubanoamericanos conservadores que apoyan a los programas norteamericanos relacionados con la “libertad de Cuba”. También recomienda el sitio “Cuban Triangle” de “X Peters”, como dice el documento previamente censurado en oscuro. Pero “Cuban Triangle” no es más que el blog de “Philip Peters”, director del programa Cuba del Lexington Institute, que es tenida por una institución académica. El documento recomienda también consultar respecto a Cuba materiales de The Miami Herald y El Nuevo Herald.
Quiere esto decir que en la llamada “blogosfera cubana” muchas cosas están pre-cocinadas. Si bien existe una blogosfera que se identifica como “revolucionaria” u “oficialista”, también existe otra sostenida por instituciones y agencias del gobierno norteamericano. La libertad de competencia en el tema cubano en la red es por el momento una ficción dado el empuje monopólico de las mega fuerzas políticas reales. O un esfuerzo en el trapecio que por momentos parece conducir a la nada. En el caso del ciber exilio-emigración cubano, poco de todo esto tiene que ver en verdad con la llamada libertad de Cuba. Tiene que ver realmente (y no lo critico) con el éxito y el prestigio intelectual personal y grupal. Se trata de la competencia por lograr financiamiento para sostener proyectos periodísticos, investigativos y culturales sobre el tema de Cuba, fuera de Cuba. Y sucede que aún en ese limitado y para algunos cuestionable ámbito, la competencia no es legítima.
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