Los médicos cubanos que atienden a Hugo Chávez han estado
recibiendo una enorme presión del régimen castrista para lograr que el
presidente venezolano consiga estabilizarse mínimamente con el fin al
menos de poder juramentar el cargo y nombrar vicepresidente a Nicolás
Maduro, aunque un desplazamiento en avión a Venezuela suponga importantes riesgos para su delicada condición.
Así lo aseguran fuentes en contacto con el equipo de
facultativos destacados en el Cimeq cubano, que no descartan que
próximamente Chávez sea trasladado quizás al Hospital Militar de
Caracas, donde juramentaría y probablemente quedaría internado mientras
avanza su cáncer terminal. Al parecer se estarían haciendo ya algunos
preparativos en la capital venezolana.
Corazón débil
Chávez ha comenzado a mostrar fallos en el corazón. De acuerdo con la última información médica recibida por ABC, el presidente tuvo un ligero paro cardiaco el pasado 5 de enero,
lo que le hizo perder la conciencia y le llevó a una situación de coma
que duró aproximadamente un cuarto de hora. Aunque los médicos pudieron
revertir el coma con medidas terapéuticas, Chávez no recobró la
consciencia hasta varios días después; luego ha permanecido en estado
semiinconsciente. Los últimos días se le había removido el ventilador
artificial.
No se considera por ahora posible un conveniente trasplante de médula
Tampoco se considera por ahora posible un conveniente
trasplante de médula para afrontar la constante extensión de células
cancerígenas en médula ósea. En lugar de buscar una estabilización que
permita afrontar a medio plazo tratamientos contra el cáncer, las
autoridades cubanas han insistido a sus médicos en una estrategia a
mucho más corto plazo, que faculte a Chávez ser llevado a Caracas para el acto de juramento.
Fuentes conocedoras de esta estrategia destacan la absoluta
prioridad de Cuba de que Maduro pueda ser confirmado como
vicepresidente sin las sombras constitucionales que cuestionan ahora sus
funciones, así como de impedir que Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional y de quien desconfían profundamente, sea quien acabe como máxima figura institucional hasta la celebración de elecciones.
No obstante, para Pedro Mario Burelli, analista político
radicado en Washington y exdirectivo de la petrolera PDVSA, «los tiempos
y la información se están gestionando mucho más de acuerdo con las
necesidades cubanas». «El secretismo que estamos viendo se debe al miedo de Raúl Castro
de que a los cubanos se les pase la mano en Venezuela: que por
aferrarse al petróleo venezolano haya un efecto negativo en la propia
isla», afirma Burelli.
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