miércoles, diciembre 26, 2012

El vigilante político (MININT) sobre Yoani Sánchez abre paso al vigilante tributario (ONAT)

es la implacable aplanadora de la rutina institucional en accion. igual tratamiento le aplicaron los chinos a  ai weiwei. y el tio sam a famoso fulano olvidadizo. cualquier remesa podra ser gravada adicionalmente a la leonina tasa de cambio. la represion a los disidentes genera solidaridad, pero el "delito" de evasion fiscal por motivos vengativos o no, es percibido como legitimo castigo al pillo.
-----------------------------
Eichikawa
 
Braulio Moreno
La policía política parece estar dispuesta a irse desentendiendo de Yoani Sánchez. Algunas señas indican que sale de su interés, de su objeto o “contenido de trabajo”, al menos formalmente. Es curioso, sobre todo porque Sánchez  ha sido considerada entre las 100 personas del mundo (Time, 2008) y los 100 latinoamericanos (El País, 2008) más influyentes; así como entre los 10 intelectuales de América Latina más relevantes (Foreign Policy, 2008 y 2012), con premios que van del Príncipe Claus (2010) al Ortega y Gasset (2008).
La tira cómica que obliga a preguntarse si efectivamente la Seguridad del Estado bajó el perfil de atención a Yoani Sánchez, obliga también a ubicar en contexto la propia reflexión de Yoani sobre agentes paramilitares del G-2, que acredita no haberse percibido con claridad lo que algunos sitios de la isla están señalando: que las autoridades han rebajado la disidencia de la generación Y al plano del orden público. Si recuerdan, la última andanada noticiosa no fue por detenidos en Villa Marista (Avenida San Miguel), sede del cuartel general de la Seguridad del Estado, sino en una estación de policía en Avenida de Acosta.
Otro indicio deslizado por el bloguero oficial (revolucionario) Heraldo Cubano, que obligó ya a preguntarse hasta qué punto Yoani estaba fuera de la ley, parece apuntar a que el perfil se recorta de «actos contra la Seguridad del Estado» al plano mundanal de la evasión de impuestos, si es que Yoani no ha pagado exactamente la cuantía debida por sus ingresos personales en premios, remuneraciones por colaboraciones y corresponsalías, o lo que sea. De este modo la acción pasaría de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) a la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) y tan bajo perfil no podría contrarrestarse con invocaciones de la Declaración Universal de Derechos Humanos, porque «toda persona tiene deberes respecto a la comunidad» (Artículo 29) y se admite globalmente que uno de ellos estriba en pagar impuestos. No cabe dudar que el G-2 lleva buena contabilidad de los ingresos de Yoani y cualesquiera otros disidentes (algunos de ellos economistas, no tan mal vistos por la “cubanología” en el exterior), quizás hasta en la columna de haberes por efectivo que suelen dar personas selectas de visita en la Isla. 
--------------------------
(Ilustración: Paul Vos, The Tax Collector (1543) © Art Prints on Demand)

No hay comentarios:

Publicar un comentario