Desde el sitio de Ichikawa
Cuba parece haber optado por cuadros políticos estructurados y no “afocantes”; que es como en un tiempo se les decía a las personas de alto perfil, “destacosas”.
El Canciller Rodríguez es una personalidad encumbrada, pero no es “afocante”.
No creo recuerdo una entrevista más trivial que la concedida por Alejandro Castro Espín a RUSSIA TODAY (moviembre 1 de 2012), donde solamente al final se sale un poco del guión al comparar la sucesión Fidel-Raúl Castro con el movimiento presidencial en los EEUU. Pifió.
Y es difícil encontrar un discurso más simple y a la vez más tranquilizador (para la elite dirigente) que el pronunciado recientemente por Miguel Díaz-Canel en Venezuela: par de frases de Martí, evocaciones de Bolívar, unas cuantas consignas y… todos con Chávez, Raúl y Fidel: “Patria o Muerte, Venceremos”.
A pesar de las exhortaciones públicas a la creatividad y a la ruptura de esquemas mentales, creo que para tener éxito en la escala política cubana la cosa anda más por la disciplina y el ejercicio rutinario de la lealtad corporativa. En esa esfera la fórmula está probada y no es recomendable innovar demasiado.
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