La Habana, 11 de septiembre.- El estado cubano no tiene materiales
para hacer casas decorosas para trabajadores o repararles el 80% de los
edificios, que se deterioran hasta derrumbarse aplastando moradores,
pero sí para lujosas ampliaciones de casas de altos oficiales
policiales y dirigentes.
Autorizado y pagado por el Ministerio del Interior (MININT) quien pone materiales, equipos y mano de obra; los beneficiados no roban un centavo, sencillamente tienen el privilegio de construirse una mansión a expensas del pueblo.
La cobertura legal la brinda un proyecto de entrega y reparación a oficiales del MININT de casas inhabitables por ruinosas, pretexto para hacerse casas que costarían a un particular de 100 000 a medio millón de dólares -costos que no aparecen en las facturas del MININT.
En Santa Emilia, casi esquina a San Benigno, frente al parque de Santos Suárez, reconstruyen y amplían sea dos plantas una casa, antes de una planta, de inicios del siglo XX, que estaba semiderruida.
En un solo día hicieron el techo de placa de la segunda planta con una hormigonera que bombeaba la mezcla, dos mezcladoras concreteras, un camión pipa y numerosos obreros y operarios de esos equipos.
Para trabajar cerraron al tráfico de la calle en esa cuadra, donde hay una parada de ómnibus.
Desde el frente, la casa parece humilde pero se extiende hacia el interior unos 50 metros, según la planta usual en esas casas viejas. ("Humildad" similar al de la vivienda que le construyeron al coronel retirado Francisco Bartelemei, jefe de una red de delatores del barrio, en la calle Rabí # 706)
Ningún cubano puede construir con ese despliegue de recursos. Vecinos han denunciado varias veces a la policía la construcción de Santa Emilia, la policía se presenta y… se retira pidiendo perdón. Los vecinos dicen que quien construye para su hija y yerno es un coronel del MININT.
Parecido ocurrió hace varios años a dos cuadras de allí, en San Indalecio y San Bernardino, cuando se construyó una, el entonces coronel, fiscal militar González Peña: Tanto comunistas como opositores denunciaron el hecho y trasiego de materiales, la policía acudió varias veces, pidió perdón por las molestias y se retiró.
(Fiscalía y policía igualmente lo dejaron impune por el allanamiento de morada con agresión al doctor disidente Darsi Ferret y posterior provocación con escándalo público).
Parecido está ocurriendo en la casa de los padres del vicepresidente Marino Murillo, dirigente a cargo de la economía y la aplicación de los lineamientos del Partido -que incluyen la lucha contra la corrupción-.
Transeúntes reportan la entrega por rastra de costosas lozas y materiales en esa casa del reparto Debeche, en Guanabacoa, La Habana.- Se ignora qué organismo del Estado paga.
Es norma que en esas construcciones trabajen como albañiles reclusos en franca explotación de su trabajo como esclavos. Lo cual también es legal.
Cuando tomé fotos de la obra de Santa Emilia me vio hacerlo un habitante de la casa y me abordó molesto, me explicó que todo es legal, que están cansados de que los denuncien a la policía y me mostró facturas del MININT que, explicó, pagan esos materiales y servicios.
Me pareció sinceramente indignado de que la gente se metiera en sus asuntos que estaban en regla.
Los coroneles y dirigentes no roban un centavo, no es corrupción sino derecho para esos pocos, el privilegio de construir a expensas del Estado en una ciudad que se derrumba sobre sus habitantes.
La corrupción queda para los jefes de empresa que desfalcan y si se exceden en la ostentación de su riqueza, si construyen lujosamente, pueden a la larga -muy a la larga- tener un disgusto por corruptos.
Con el MININT no es corrupción, como la corrupción está prohibida, y el general Raúl Castro habla de combatirla, todo es legal; la nueva clase en su parasitismo ha ideado algo más dañino para la nación, más provechoso para ella y que deja pequeñita a la corrupción misma.
Autorizado y pagado por el Ministerio del Interior (MININT) quien pone materiales, equipos y mano de obra; los beneficiados no roban un centavo, sencillamente tienen el privilegio de construirse una mansión a expensas del pueblo.
La cobertura legal la brinda un proyecto de entrega y reparación a oficiales del MININT de casas inhabitables por ruinosas, pretexto para hacerse casas que costarían a un particular de 100 000 a medio millón de dólares -costos que no aparecen en las facturas del MININT.
En Santa Emilia, casi esquina a San Benigno, frente al parque de Santos Suárez, reconstruyen y amplían sea dos plantas una casa, antes de una planta, de inicios del siglo XX, que estaba semiderruida.
En un solo día hicieron el techo de placa de la segunda planta con una hormigonera que bombeaba la mezcla, dos mezcladoras concreteras, un camión pipa y numerosos obreros y operarios de esos equipos.
Para trabajar cerraron al tráfico de la calle en esa cuadra, donde hay una parada de ómnibus.
Desde el frente, la casa parece humilde pero se extiende hacia el interior unos 50 metros, según la planta usual en esas casas viejas. ("Humildad" similar al de la vivienda que le construyeron al coronel retirado Francisco Bartelemei, jefe de una red de delatores del barrio, en la calle Rabí # 706)
Ningún cubano puede construir con ese despliegue de recursos. Vecinos han denunciado varias veces a la policía la construcción de Santa Emilia, la policía se presenta y… se retira pidiendo perdón. Los vecinos dicen que quien construye para su hija y yerno es un coronel del MININT.
Parecido ocurrió hace varios años a dos cuadras de allí, en San Indalecio y San Bernardino, cuando se construyó una, el entonces coronel, fiscal militar González Peña: Tanto comunistas como opositores denunciaron el hecho y trasiego de materiales, la policía acudió varias veces, pidió perdón por las molestias y se retiró.
(Fiscalía y policía igualmente lo dejaron impune por el allanamiento de morada con agresión al doctor disidente Darsi Ferret y posterior provocación con escándalo público).
Parecido está ocurriendo en la casa de los padres del vicepresidente Marino Murillo, dirigente a cargo de la economía y la aplicación de los lineamientos del Partido -que incluyen la lucha contra la corrupción-.
Transeúntes reportan la entrega por rastra de costosas lozas y materiales en esa casa del reparto Debeche, en Guanabacoa, La Habana.- Se ignora qué organismo del Estado paga.
Es norma que en esas construcciones trabajen como albañiles reclusos en franca explotación de su trabajo como esclavos. Lo cual también es legal.
Cuando tomé fotos de la obra de Santa Emilia me vio hacerlo un habitante de la casa y me abordó molesto, me explicó que todo es legal, que están cansados de que los denuncien a la policía y me mostró facturas del MININT que, explicó, pagan esos materiales y servicios.
Me pareció sinceramente indignado de que la gente se metiera en sus asuntos que estaban en regla.
Los coroneles y dirigentes no roban un centavo, no es corrupción sino derecho para esos pocos, el privilegio de construir a expensas del Estado en una ciudad que se derrumba sobre sus habitantes.
La corrupción queda para los jefes de empresa que desfalcan y si se exceden en la ostentación de su riqueza, si construyen lujosamente, pueden a la larga -muy a la larga- tener un disgusto por corruptos.
Con el MININT no es corrupción, como la corrupción está prohibida, y el general Raúl Castro habla de combatirla, todo es legal; la nueva clase en su parasitismo ha ideado algo más dañino para la nación, más provechoso para ella y que deja pequeñita a la corrupción misma.
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