Radio Netherland/ Luisa Fernanda López
Cada vez hay más indicios de que el presidente estadounidense Barack Obama querría flexibilizar aún más el embargo a Cuba, e incluso levantarlo. Pero, ¿lo hará realmente si repite en la Casa Blanca?
La foto del “Ana Cecilia” zarpando desde el Puerto de Miami hacia Cuba, copó los titulares de la prensa latina en Estados Unidos y otros medios en el continente. La importancia del hecho radica en que por primera vez en 50 años, partió con mercancías desde la cuna de la disidencia cubana (Miami) y además no cargado con productos “tradicionales”, sino de ayuda humanitaria.
La singularidad de esta noticia, según el abogado cubano estadounidense especializado en relaciones internacionales, Antonio Zamora, no está en que por fin pudo salir una embarcación desde Miami hacia la isla, sino en que lo hizo sin que se levantara una polvareda. “Ha habido muy poca reacción en contra de esto en Miami. Hace diez años hubiera sido imposible, no por el presidente sino por la reacción de la comunidad cubana. El barco se fue y que yo sepa no hubo ni siquiera una protesta”, declaró el abogado Zamora. Lo que sí se conoció fue la oposición de la congresista republicana de origen cubano Ileana Ros-Lehtinen, quien según informaciones de la empresa fletadora del barco se quejó ante la Oficina de Control de Bienes Extranjeros del Departamento del Tesoro, OFAC, por sus siglas en inglés.
Más vientos a favor que en contra
A ambos lados de las 90 millas que separan a Cuba de los Estados Unidos corren otros vientos. Las férreas restricciones impuestas por cinco décadas de embargo han ido dando paso a la aprobación de ciertas medidas que oxigenan las nulas relaciones diplomáticas entre las dos naciones. Hace un par de años, contra viento y marea, el presidente Obama autorizó los viajes académicos, culturales y religiosos a la isla; permitió que los estadounidenses enviaran remesas hasta por 500 dólares en un trimestre y aceptó que cualquier aeropuerto de los Estados Unidos solicitará permiso para operar vuelos fletados hacia Cuba.
A ambos lados de las 90 millas que separan a Cuba de los Estados Unidos corren otros vientos. Las férreas restricciones impuestas por cinco décadas de embargo han ido dando paso a la aprobación de ciertas medidas que oxigenan las nulas relaciones diplomáticas entre las dos naciones. Hace un par de años, contra viento y marea, el presidente Obama autorizó los viajes académicos, culturales y religiosos a la isla; permitió que los estadounidenses enviaran remesas hasta por 500 dólares en un trimestre y aceptó que cualquier aeropuerto de los Estados Unidos solicitará permiso para operar vuelos fletados hacia Cuba.
Para el especialista en asuntos internacionales Antonio Zamora, la flexibilización de las medidas del embargo se abre paso gracias en parte no solo a la voluntad de un presidente, sino a una nueva actitud en la política y en la comunidad cubana en Estados Unidos. Zamora cree que “si el presidente Obama es reelecto, es muy posible que el embargo termine en esos cuatro años. Pero también depende, claro está, de lo que haga Cuba”.
Objeciones
No obstante y pese a que el mismo gobierno de la isla reconoce los aspectos positivos de estas flexibilizaciones, algunos de sus representantes han denunciado que por el contrario, el embargo se ha endurecido. La directora de Asuntos Multilaterales del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, Anayansi Rodríguez, en recientes declaraciones a la Agencia de Noticias Prensa Latina descartó que el Gobierno del presidente Obama haya impulsado “flexibilizaciones” en la aplicación de esa política. “De manera recurrente, la administración de Barack Obama esgrime el discurso de la supuesta flexibilización, en aras de crear ante la comunidad internacional la imagen de que ahora corresponde a la isla dar pasos hacia unas mejores relaciones bilaterales”.
No obstante y pese a que el mismo gobierno de la isla reconoce los aspectos positivos de estas flexibilizaciones, algunos de sus representantes han denunciado que por el contrario, el embargo se ha endurecido. La directora de Asuntos Multilaterales del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, Anayansi Rodríguez, en recientes declaraciones a la Agencia de Noticias Prensa Latina descartó que el Gobierno del presidente Obama haya impulsado “flexibilizaciones” en la aplicación de esa política. “De manera recurrente, la administración de Barack Obama esgrime el discurso de la supuesta flexibilización, en aras de crear ante la comunidad internacional la imagen de que ahora corresponde a la isla dar pasos hacia unas mejores relaciones bilaterales”.
Interés por levantar el embargo
El optimismo del abogado cubano-estadounidense Antonio Zamora no se fundamenta solamente en el amplio margen de maniobra jurídica que no solo Obama tiene, sino cualquier presidente de los Estados Unidos para levantar el embargo, sino también en el interés que existe en sectores económicos de los Estados Unidos de que se normalicen las relaciones.
El optimismo del abogado cubano-estadounidense Antonio Zamora no se fundamenta solamente en el amplio margen de maniobra jurídica que no solo Obama tiene, sino cualquier presidente de los Estados Unidos para levantar el embargo, sino también en el interés que existe en sectores económicos de los Estados Unidos de que se normalicen las relaciones.
“Hay estudios que dicen que el embargo representa una pérdida a los norteamericanos de miles de millones de dólares al año en comercio, inversión, y viajes a Cuba. Cada año podría haber uno o dos millones de norteamericanos viajando a Cuba, y tendría un impacto grande en las aerolíneas y agencias de viajes. Hay muchísimo interés en los Estados Unidos sobre posibilidades de negocios en la isla”, dice Zamora.
Por ahora y hasta que se produzcan las elecciones en los Estados Unidos, el significado de ese buque partiendo desde el puerto de Miami, alimenta la ilusión de que los 50 años de bloqueo lleguen a su fin. Pero eso dependerá también, como dice el abogado Antonio Zamora, “de las señales de apertura que lleguen desde La Habana”.
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