"La Rusia de Putin sirve también como una especie de espejo mágico para avizorar el destino inmediato de Cuba. Cierto, no es más que uno de los posibles destinos, pero también hay que reconocer que se encuentra entre los más probables.
En lugar de la temida vía china –mencionada en Miami como una maldición del Celeste Imperio– una Rusia, experta en el vicio al alcance de la mano, puede estar a la vuelta de la esquina. No es Pekín sino Moscú en La Habana".
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