martes, mayo 15, 2012

Perez Roura: EL INTRANSIGENTE “HUMANIZADO”

NOTA DE NUEVO ACCION: Exactamente un mes menos un día antes del
fusilamiento de estos cinco patriotas-- el trece de septiembre de
1960--, Armando Pérez Roura, vestido de miliciano hacía su entrada
triunfal detrás del entonces Ministro de Trabajo del Castrismo (Augusto
Martínez Sánchez)/
secretoscuba.cultureforum.net
Por Andrés Pascual
Hoy el Herald publicó dos buenas “militantes”, en una, Juan C Tamayo, el hombre que le abrió el closet politico a Armando Pérez Roura públicamente, escribió: “aprietan clavijas para que no se abuse (es su traducción a lo cubano), en la interpretación del capítulo pueblo a pueblo”; el gazapo, o la intención pro-obamista, es considerar esa disposición al revés de lo que significa: un programa hecho para que se abuse con autorización, mal interpretarlo sería acondicionar el instinto a lo que sugiere Tamayo.

La otra: “un individuo le pidió a los organizadores de la campaña de Romney que le devolvieran 2,500 dólares, porque se había pasado para la de Obama”, esto no es una confusion ni un acto de traición, sino una invitación preparada para que se abandone la intención por el voto favorable al republicano, sugiriendo que aparecieron cosas nuevas, y demoledoras como para reelegir a un califa que no podrá perder, a fin de cuentas, es una cañona para decepcionar al votante contrario y hacerlo desistir de su propósito, como esos números que presenta la media liberal en las elecciones, dando ganador al suyo a media mañana, para que la oposición que falta lo crea, desista y no vaya a las urnas.
Bueno, al grano, “intransigente” es una palabra de mayor cuantía para la que hay que ser un “hombrecito” si es necesario vivir con ella, porque puede ocasionar muchos y serios problemas… por lo que puede “vivirse” de la palabra hasta que pruebas de alto nivel obliguen al “tapiñao” a declarase de acuerdo a sus intereses personales, de corazón u obligado por circunstancias “ajenas a su voluntad”.
La tiranía no corre peligro por ser los más intransigentemente descarados del mundo, ellos decide desde el alpiste hasta el paredón, así que…
Para probar la intransigencia de la dictadura, cualquiera que proponga acercamientos, mejoras o relaciones plenas con esa caterva, lo único que debe solicitarle al clan es que pongan por television un juego del Chicago White Sox o de los Reales de Kansas City en los que, diariamente, juegan tres cubanos ó cuatro escapados del “feudo respetuoso de los derechos humanos”, también pueden pedirle que pongan una pelea de Ringodeaux, de Lara o de Gamboa y hablo de la television nacional, para un público que hasta en Cuba Debate no se cansa de pedírselo “a quien pueda interesar”, es decir, a los fantasmas que todo lo corrompieron y todo lo destruyeron sin responsabilidad criminal en el asunto; los que decidieron “alargar la zafra” de este año, como han hecho durante medio siglo, buscando más azúcar para, a la vez, que salga al cuádruple del precio de producción y depués culpar a alguien como a Borrego en 1968 o al éter, que es donde habitan los hectoplasmas.
Estas agresiones a la decencia y a la inteligencia son de pura intransigencia, en una revision de control de la calidad, nadie les podría quitar la etiqueta de “óptima para regla de oro”, según el lenguaje de ellos mismos, puras al 100% y, ahora que Raúl va a desfilar como Jardinera, provocando y molestando a las Damas de Blanco, “a correr liberales…”
Pero a Armando Pérez Roura se le complicó su irreductible posición de intransigencia anticastrista, una vez que consideró “un incidente” (palabra que designa hechos pequeños, vulgares y sin importancia de acuerdo al contexto), las declaraciones procastristas de Ossie Guillén.
Vamos a entendernos, tal vez Pérez Roura fue un “intransigente” durante la era de Amancio, que le pagaba por serlo, sin embargo, cuando la emisora cae en manos americanas, más que liberales, procastrocomunistas, entonces hay que aceptar cosas, porque puede peligrar el dinero que le dan para quitarle la careta de oportunista sin brillo verdadero poco a poco, que debe ser bastante.
Armar un escándalo, una protesta, un boicot…contra Aruca, Hugo Cancio, Max Lesnick, incluso contra Silvio Rodríguez es fácil, lo difícil es hacerlo contra alguien que pertenece a una comunidad que le importa más al pulpo televisivo que la cubana a estas alturas, luego, ahí las cosas van hasta cierto punto, que sería como decir que “a Pérez Roura lo dejan jugar con la cadena y ni ve al mono”.
Desde hace rato tengo la impresion de que el director de Mambí no era como se vendía, sobre todo, porque era capaz de imponerle sus criterios a algunos de sus empleados, como los del sector deportivo, que debían rechazar, incluso echar pestes, del Salón de la Fama de Marino Martínez, con lo que se ofendía a muchos veteranos exiliados que sí son intransigentes y grandes cubanos que asistían y asisten cada año al evento, pero, algo curioso, nunca orquestó ese rechazo contra el Diario las Américas, que empleaba a Marino.
Para considerarse intransigente hay que serlo, ni decirlo ni aparentarlo, por lo que puedo hacer una lista de patriotas interminable que comience aquí y termine en Cuba, de la que no faltarían ni Miguelito Saavedra ni Héctor Fabián por decir solo dos de miles.
Ahora, este señor, que ha convocado al exilio y le han respondido porque la condición de los ex propietarios de la emisora era intransigente, no puede ni intentar liderar más al exilio, porque, cuando la conducta de los nuevos dueños cambió a diferente a rajatablas, se acondiciona y, si cabe, se somete a los dictados del “cambio”, considerando incidente una expresión que yo hubiera querido ver cómo la trataba hace 20 años. Detallitos como ese, sin aparente importancia, son el preámbulo de hecatombes de magnitud y proporción incontrolables después
Tampoco se debe vender más como el sacrificado luchador que transmite un mensaje peligroso para el pueblo de Cuba, porque allí si cuesta serlo, desde poder trabajar, caer preso, apaleado en la calle o fusilado.
Si Pérez Roura optó por situarse al lado de los salvadores del manager, incluso a pesar de Felo Ramírez y de la exclusiva de las transmisiones, allá él, pero que no crea que alguien puede comerse una guayaba de madrugada y después ir al baño como si nada hubiera sucedido. Para llamarse a sí mismo martiano y no responder siempre como se debe a las duras pruebas que nos pone la lucha contra el castrismo, sino al puesto bien remunerado, sobra lo que habla.

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