Por Andrés Pascual
Para continuar aumentando la duda sobre los mecanismos exclusivos del
Beisbol Organizado con el gobierno federal; para ratificar el enorme poder que
tienen los que mandan el juego aquí, nada mejor que analizar dos casos
relativos a Inmigración y, por extension, al FBI.
Los pitchers Leo Núñez, relevista de los Marlins y Fausto Carmona,
abridor del Cleveland, fueron arrestados en República Dominicana el año pasado
tras intentar visar sus pasaportes con el documento que los acredita como
trabajadores.
De inmediato se procedió a abrirles un proceso por falsificación de
identidad. Este delito tiene como objetivo en Quisqueya encubrir su edad
verdadera para poder lograr el contrato que se quiere.
En ese país las violaciones son tantas que las Oficinas del Comisionado
se vieron obligadas a enviar representantes que investigaran y suspendieran las
actividades de los buscadores sin licencia y a estos de toda relación con el
procedimiento, tanto ha sido el desastre que algún que otro club se vio
envuelto y castigado, como el Chicago Medias Blancas.
Es que, quizás, las Grandes Ligas sean extremistas ante la edad de los
dominicanos, porque dos ó tres años… por favor.
Sin embargo, a los cubanos les altera la edad la propia tiranía a fin de
poder utilizarlos la mayor cantidad de tiempo posible en competencias
reglamentadas, por ejemplo, Lázaro Arturo Castro, un catcher de San Cristóbal
que nació en 1964 (su madre, Magaly, enfermera; su padre, Luis, camionero y
dirigente del PCC Provincial), sin embargo, integró el equipo castrista juvenil
en 1986, 87 y 88; pero, a principios de los 70’s, otros dos pinareños, el
catcher Lázaro Pascual Abreu “Pascualito”, de Bahía Honda y el pitcher Miguel
Angel Rodríguez, ‘Malanga”, de San Luis, también asistieron a Series Mundiales
juveniles con 23, 24 y 25 años. Por lo general, al 95 % de los atletas del
feudo castrista les han alterado “oficialmente’ la edad alguna vez con total
desparpajo. Esta situación parece que nunca le ha interesado a los Americanos;
por lo menos con los jugadores castristas de la comunidad económica no lo han
demostrado, salvo el incidente con los Dodgers, que se encargaron de
desaparecer rápido de los titulares, pero no se ha vuelto ni a decir que el ex
Brooklin estuviera interesado otra vez en alguno de estos “desertores”, como
les dicen equivocadamente.
Bien, Roberto Hernández Heredia, ex Fausto Carmona y Juan Carlos Oviedo,
ex Leo Nuñez, fueron perdonados por el gobierno de Estados Unidos y habilitados
otra vez como usuarios de visa de trabajo en el beisbol americano.
Por mucho que averigué nadie me respondió a la pregunta de cómo podia entenderse la situación sin
considerarla una “falta de ética”, capaz de provocar un precedente incluso;
bueno, lo de precedente no procede, porque ante el gobierno federal no hay
influencias sino las que estimen convenientes; pero el beisbol es el deporte
nacional, muy cuidado por las instancias pertinentes (los juicios a Bonds y a
Clemens ameritan ser citados) en relación con la Secretaría de Educación que
mantiene, desde los años veinte y como consecuencia del Escándalo del XIX, un
Senador del Comité de Relaciones Exteriores en función de asesor-representante
ante el organismo politico-jurisprudente.
Reciéntemente botaron al mediador del caso Ryan Braun por sospechas de
negligencia y, posiblemente, tenga que enfrentar cargos.
Hay que tener en cuenta que el beisbol profesional americano, en el
nivel de Grandes Ligas, es el deporte más poderoso del mundo, tanto que es el
único sindicato laboral integrado por millonarios, pero, sobre todo, es el
deporte nacional, la segunda alternativa de respuesta de un niño al que le
pregunten “qué quisiera ser cuando crezca”, después de presidente del país.
Sin otros delitos que compliquen su situación, en año de elecciones y
con un gobierno que busca el voto en las minorías con cualquier artimaña, pero
considerando que el perdón existe para casos de inmigración, a pesar de que le
mintieran al organismo desde el primer día, no veo nada malo en que les
restituyan las visas a Heredia y a Oviedo, sobre todo porque son rehenes de una
política errada para los dominicanos referente a la edad, mientras que se hacen
los ciegos ante otras mucho más peligrosas que sí pueden sentar precedentes,
por lo menos ante acusaciones de amoralidad y contubernio politico.
Lo que debe preocupar a todo el mundo aquí, cubanos, dominicanos, nicas…
es que a cada rato se descubre a un guatemalteco, hondureño… a quien vinculan
con crímenes en sus países y lo deportan sin contemplaciones; mientras, Aroldis
Chapman gana millones por lanzar en Grandes Ligas, vive como el millonario que
es junto a su padre y, en las prisiones de la tiranía, se
pudren algunos cubanos a los que acusó en juicios orquestasos por la DSE para
dar escarmiento e imponer más miedo en relación con el nexo jugadores de
allá-beisbol profesional americano y los intermediarios.
Chapman y su padre fueron los agentes de la Fiscalía que declararon
contra esos hombres en sus juicios, como le gusta a la prensa llamar aquí a los
chivatos: “sus testigos esrellas”.
Supongo que lo de interés, porque viola todos los capítulos contenidos
en manuales de decencia y buen comportamiento como país, comenzando por la
cacería de aquellos que cometieron crímenes de odio politico, que tanto hace
vanagloriarse a Estados Unidos, debe ser la repulsa a la política favorable a
Chapman, sin embargo, la mayoría que pudo enterarse de esta situación fue
gracias a una familia afectada que presentó una reclamación millonaria contra
el pitcher.
Además del delito de servir como testigo contra hombres en procesos políticos
fabricados, que han ocasionado daños irreversibles en los individiduos y en sus
familias como consecuencia de las sanciones a prisión, que los americanos
seguro conocían, Qué otra cosa le pudo importar al FBI, dicho por el pitcher en
la entrevista, capaz de poderse utilizar como una violación del tratamiento que
tanto pregonan y que no aplican igual en cada caso?
Aroldis Chapman y su padre clasifican como criminales protegidos por el
gobierno de Barack Obama a espaldas de la ley. Esto es una prueba más no solo
del poder de las Grandes Ligas, sino de una Administración que no tiene
fronteras en violar lo que sea para lograr su objetivo. Como condimento, el
zurdo ya tiene una causita por conducir a exceso de velocidad…
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