lunes, abril 16, 2012

La otra agenda de la Cumbre y Cristina vs. Repsol

tomografia axial computarizada, but nadie se cree nada, cada uno a lo suyo, los politicos y el capital a rentabilizarse cada uno a su manera. eso que llamamos latinoamerica o america latina o lo que sea, tiene un patron cultural conductual que en los ultimos 200 anos para solo considerar el periodo 'republicano' que explica hasta el hastio porque las naciones no logran alcanzar esa cota minima necesaria para caer, nunca se han levantado y echado a andar como en otro sentido pedia ese otro buen ejemplar de una de las manifestaciones del idiota latinoamericano que fue el che guevara. en la doctrina militar clasica una guerra se gana cuando se ocupa el territorio enemigo, pero vi por ahi que en las falklands todos los esfuerzo los argentinos fue enviar una fragata por 1820 luego de ser abandonada por espana en 1811 reclamando su sucesion 'legitima', viven unos 29 gardelitos muy contentos por cierto con sus trabajos, dineros, y status  de ingleses de ultramar. el tal vernet que disfrazado de comandante argentino luego de seguramente haber huido de la liberacion de hamburgo de la anexion napoleonico por las tropas rusas de bennigsen, ya se habia puesto el traje gaucho-peronista y se dedico a torpedear lo unico que funcionaba alli que era el cluster ballenero. y es que mas facil para los idiotas con cualquier apellido entorpecer que crear fuentes de empleo, infraestructura, valores, instituciones, sociedad y riqueza. 
luego para ser consecuente con el esquema de la estupidez humana que se viene aplicando durante dos siglos, la orden fue torpedear la cumbre con el aporte criollo de cada uno, malvinas por aqui, pataletas de maduro por alla, santos mediadores y 'reflexiones'.
no llega a alcazar el status de letrina, es un excusa'o y ya sabemos que la porqueria mientras mas se revuelve mas apesta. es mejor dejarlo todo asi, que se atraganten con ella. para una vision mas detenida de las islas falkland se puede consultar los siguientes sitios 
Falkland Islands Government    y  Falkland Islands: Welcome 

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Cubanálisis El Think-Tank

Antonio Arencibia/
El objetivo de las Cumbres de las Américas al iniciarse en 1994 fue impulsar el libre comercio en momentos de dificultades económicas para muchos países de América Latina. Con el paso del tiempo, los principales países del hemisferio han superado aquella etapa; basta mirar a Brasil, Chile y Perú para darnos cuenta del avance.

En vísperas de la Sexta Cumbre, la de Cartagena, Colombia, los funcionarios norteamericanos habían venido destacando que en el 2011 las exportaciones de Estados Unidos a la región crecieron en un 17 por ciento, un incremento mayor que el que hubo hacia cualquier otra parte del mundo. Es cierto, como lo es también que la inversión estadounidense directa en América Latina ha bajado a la mitad ente el 2000 y el 2010, cayendo de un 32 a un 16 por ciento, mientras las inversiones asiáticas en el hemisferio se han incrementado sustancialmente.

Por eso, aunque Obama llegó a Colombia con el Tratado de Libre Comercio entre los dos países finalmente aprobado por el Congreso, el bloqueo de los demócratas a ese acuerdo durante muchos años afectó al país, considerado el más fuerte aliado norteamericano del continente. Eso explica por qué el gobierno de Juan Manuel Santos se acercó a China, buscando una inversión multimillonaria para la construcción de un ferrocarril que una puertos de la región del Caribe y del Pacífico, evitando el Canal de Panamá.

Hay, por lo tanto, un acumulado de acciones y omisiones en la política norteamericana respecto a América Latina que ayudan a entender por qué muchos países aprobaron la formación de la CELAC, donde no están ni EEUU ni Canadá.

Después que se instituyeron las Cumbres de las Américas, se creó un bloque de países aglutinados por la subvención petrolera del gobierno venezolano de Hugo Chávez, que han hecho del “anti-yanquismo” su carta de presentación en esas reuniones de mandatarios de Estados Unidos, Canadá, Latinoamérica y el Caribe.

En la agenda oficial de la Sexta Cumbre se incluían asuntos como la erradicación de la pobreza y la lucha contra el tráfico de drogas, temas que pueden ser objeto de incesantes debates en cualquier evento internacional, aunque por su complejidad terminan obligadamente en grandes declaraciones y acuerdos de difícil implementación. Algunos países habían adelantado la idea de despenalizar la posesión de drogas para el consumo, pero eso era inaceptable para Estados Unidos, porque repercutiría en su seguridad nacional.

La reunión de Cancilleres en Cartagena debía acordar el texto base a aprobar por los mandatarios, pero terminó el viernes sin acuerdo, porque se trató de imponer una agenda no oficial. El venezolano Nicolás Maduro y el argentino Héctor Timerman querían un párrafo aceptando la inclusión de la dictadura de los Castro en el cónclave de dirigentes democráticamente electos de las Américas, y otro donde se apoyara a Argentina en sus reclamos de soberanía sobre Las Malvinas. Ante la negativa de Estados Unidos y Canadá no hubo consenso para un texto, y eso anunciaba serios debates en las sesiones de los jefes de estado y gobierno.

Ya Dan Restrepo, asesor del presidente Obama para la región, había advertido que la posición de la Casa Blanca seguía siendo que si La Habana quería participar tenía que mejorar su historial de derechos humanos y respetar la democracia. Eso mismo dijo el mandatario norteamericano al llegar a Cartagena, y lo repitió durante las plenarias de Jefes de Estado, sabiendo que tal condición es de imposible cumplimiento por los Castro, así que el tema Cuba se pospone hasta el 2015, cuando Panamá sea sede de la próxima cita continental.

El Presidente norteamericano Barack Obama no dejó dudas de su posición al respecto cuando dijo:

“Cuba no ha hecho la transición a la democracia, no respeta aún los derechos humanos. Tenemos la esperanza de que una transición se dé” (…) “como se lo indiqué al presidente [colombiano Juan Manuel] Santos y otros líderes sentados alrededor de la mesa [de debates de la cumbre], quizás habrá una oportunidad en los próximos años de admitir plenamente a Cuba en estos foros en la medida que Cuba empiece a considerar el camino que debe recorrer para ofrecerle a su pueblo libertad y prosperidad”.
 
“Es mi esperanza que Cuba vea lo que ha pasado en países como Colombia, Brasil y Chile. Cuando eso pase va a tener los brazos abiertos en Estados Unidos” (…) “Quiero que el pueblo de Cuba se integre en el continente, que sus ciudadanos se expresen, que puedan criticar a sus líderes”

Rafael Correa no iba a acudir a Cartagena, en protesta por la no invitación a sus aliados cubanos, pero se ignoraba qué iba a hacer Hugo Chávez. Eso se aclaró el viernes 13 de abril, cuando habló en un acto en Caracas por el aniversario de su regreso al poder tras el fallido golpe del 2002. Chávez, siguiendo los viejos trucos de su maestro en demagogia, dijo primero que para asistir a la reunión de Cartagena debía contar con la aprobación de sus médicos, y a continuación “preguntó al pueblo” qué opinaba. La multitud formada por sus seguidores bien aleccionados, gritó ¡Reposo! Cuando Chávez anunció que iría a Cuba a seguir la radioterapia, pero quizá pasaría primero por Cartagena, estaba claro para muchos que no se proponía asistir a la reunión de mandatarios.

La luz la daban sus palabras al cierre de aquel acto en Caracas, con las que desnudaba el plan de boicot a las Cumbres por parte de los países de la Alianza Bolivariana:

Si estos dos gobiernos, Estados Unidos y Canadá, se niegan a discutir temas tan profundamente consustanciados con el ser de América Latina y el Caribe, como Cuba (...) o las islas Malvinas, para qué más Cumbre de las Américas, habría que acabar con esas cumbres.

Con Raúl Castro excluido, Correa y Chávez ausentes, parecía que de la ALBA solo asistirían a Cartagena Evo Morales y Daniel Ortega para protestar y amenazar con la retirada en bloque de las Cumbres. Pero a última hora el nicaragüense, en una decisión de la que casi nadie se enteró, declaró no asistir en solidaridad con los Castro, y se declaró representado en el encuentro, nada menos que por su “elocuente” homólogo boliviano

Después de Cartagena, los principales países de América Latina y el Caribe mantendrán contactos bilaterales, o asistirán a reuniones colectivas sistemáticas con las grandes potencias. Por su parte, los países más pequeños seguirán asistiendo a las Cumbres de las Américas para poder interactuar con el Premier de Canadá y con el presidente de Estados Unidos, la nación más importante del hemisferio americano y del planeta.

En cuanto a los “Albistas”, son ellos los que no tendrán posibilidad de reunirse fuera de las Cumbres ni con el presidente de Estados Unidos ni con el jefe de gobierno de Canadá. Se duda que personajes como los arriba mencionados sean invitados a la Casa Blanca o a la residencia oficial del Primer Ministro canadiense en Ottawa. Por eso el boicot a las Cumbres a quien aísla es a los países de la Alianza Bolivariana.

Las dos sesiones de la Sexta Cumbre a nivel de jefes de estado y gobierno que se desarrollaron a puertas cerradas concluyeron sin Declaración Final por falta de consenso. Como se veía venir desde la fallida reunión de cancilleres, no hubo acuerdos ni en la despenalización de tenencia de drogas, ni en la inclusión de Cuba, ni en el tema de Las Malvinas. Así claramente lo declaró a la prensa el presidente Santos:

“No hay declaración porque no hay consenso”.

Lo que llamó la atención fue la posición favorable a admitir en la próxima Cumbre de Panamá a la dictadura de los Castro por parte de importantes mandatarios de la región que no son miembros de la Alianza Bolivariana, como los de Argentina, Brasil y el del país sede, Colombia. Gústenos o no nos guste, esto último se tiene que tomar en consideración.

No fue la primera Cumbre de las Américas sin declaración final: ya había sucedido igual en el 2005. Es que, como dicen muchos analistas, lo que no está acordado previamente de forma bilateral no se logra por presión en las reuniones internacionales

Pescado y petróleo: Cristina frente a Gran Bretaña y España

La cumbre de Cartagena podrá haber terminado, pero los temas de la agenda populista-izquierdista latinoamericana siguen vigentes. A pesar de las llamadas de la OEA y de las Cumbres Iberoamericanas a la negociación entre Gran Bretaña y Argentina sobre el tema de las Malvinas, la situación ha empeorado.

A treinta años de la guerra por aquellas islas que se inició con una invasión organizada por la junta militar que gobernaba Argentina, se reaviva el nacionalismo en ese país. Las críticas a Estados Unidos no son solo por el recuerdo de su apoyo entonces al Reino Unido, en contra de los compromisos asumidos al firmar el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca.

Ahora el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, que quería incluir en el temario de la Sexta Cumbre la reivindicación de la soberanía argentina sobre Malvinas, tiene un nuevo agravio: las cancillerías de Canadá y Estados Unidos no lo aceptaron. Se dice que la marcha de la presidenta a su país antes de la clausura del cónclave hemisférico fue muestra de su enojo.

Para entender mejor la situación de Malvinas hay que saber que después de la derrota argentina el gobierno pro-británico de las islas (Falkland Island Government, o FIG, en inglés), se convirtió en autogobierno en todos los órdenes, excepto en política exterior, que es potestad del Reino Unido.

Por eso el FIG (Gobierno de las Islas Falkland) abandera barcos propios y de empresas mixtas para distintos propósitos. Entre ellas se encuentra parte de la flota pesquera española con base en el puerto de Vigo, en Galicia, que faena en aguas del Atlántico Sur.

A propuesta de Argentina, que considera propios esos recursos, en diciembre del 2011 MERCOSUR acordó no permitir atracar en puertos de los países miembros a barcos que enarbolen la bandera de las Falkland. Eso está trayendo serias consecuencias para los pesqueros gallegos abanderados por el FIG, que no pueden acceder a puertos suramericanos. Para tener una idea del impacto sobre la flota de pesca de España y la economía española: en aguas de las islas se captura la mitad de todo el calamar que se consume en la Unión Europea.

Otro litigio con España es el de la producción petrolera en Argentina. La Repsol española compró en 1999 más del 57 por ciento de la argentina YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales) por más de 13,000 millones de euros, lo que la convertía además en el primer contribuyente al fisco y uno de los primeros empleadores extranjeros de Argentina, con 13,500 trabajadores en nómina. La compra fue una operación brillante para los españoles, que aprovecharon que el barril de petróleo valía un promedio de 15 dólares. Solo un año después Repsol subía al octavo puesto entre los productores de petróleo del mundo, y llegaría a convertirse en el primer inversor extranjero de Argentina.

En los últimos meses distintos gobiernos provinciales argentinos le han retirado la concesión de prospección petrolera a su filial YPF por dejar de capitalizar en sus instalaciones, aunque la empresa española asegura que realizó inversiones récord. Lo que hay en el núcleo del diferendo, como señala EL PAÍS, es que YPF

“constituye la mitad de la producción de Repsol, (…) algo menos de la mitad de sus reservas (…) y un tercio del beneficio bruto”.

Algunos especialistas opinan que quizás lo más importante para proyectar la incautación de la petrolera sea la significación estratégica que tiene el descubrimiento que hizo Repsol-YPF en el país hace un año. Se encontró el tercer yacimiento del mundo de gas no convencional, lo que supone triplicar las reservas nacionales, y asegurar la autosuficiencia energética de Argentina.

El gobierno de Mariano Rajoy ha puesto el grito en el cielo ante la posibilidad de una nacionalización total o parcial. No han faltado enemigos políticos del gobernante Partido Popular que critiquen lo que califican de una reacción exagerada deliberadamente, para que la opinión pública española se distraiga de los grandes recortes presupuestarios.

La vicepresidenta primera, Soraya Sáenz de Santamaría, tras asegurar que no le consta que se haya tomado la decisión nacionalizadora, advirtió que si llega a tomarse,

“el Gobierno estará obligado a defender los intereses de España”.

Previamente había hablado el Ministro de Industrias José Manuel Soria, que acababa de regresar de Buenos Aires como parte de las gestiones del gobierno español por evitar la intervención de Repsol. Aseguró que “si hay gestos de hostilidad, estos traerán consecuencias”. En otra muy fuerte declaración el secretario de Estado español para la Unión Europea, Iñigo Méndez, recordaba a la Casa Rosada que

“romper las reglas de juego tiene un coste y Argentina se va a convertir en un apestado internacional”·

El respaldo a España de la Unión Europea fue inmediato, con la advertencia del portavoz del Ejecutivo comunitario al gobierno de Cristina Fernández, de que presionará a favor de los intereses españoles si nacionaliza la petrolera.

El viernes 13, después de una reunión entre la presidenta y los gobernadores de las provincias argentinas productoras de petróleo, se pospuso tomar una decisión sobre la intervención de la YPF hasta al menos el lunes 16, cuando regresaría la mandataria de la Cumbre de Cartagena. El influyente diario La Nación señalaba que según altas fuentes del gobierno, la causa del freno al anuncio de estatalización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales se debió a dos razones:

“hubo presiones internacionales [en referencia a la Unión Europea] y no hubo acuerdo entre los gobernadores”.

A petición de la delegación norteamericana se celebró un encuentro previo a la Cumbre entre Barack Obama y Cristina Fernández, donde el presidente de Estados Unidos solicitó a su colega argentina que negocie con España el diferendo petrolero. Esa repentina “mediación” se explica mejor cuando se sabe que varios consorcios de Estados Unidos son dueños del 20 por ciento de YPF, y se verían afectados si Buenos Aires declara de “interés público” la intervención de la compañía.

Todo esto indica que sobre la mesa de la presidenta hay varias opciones que según lo profundas que sean puede traer serias repercusiones para las relaciones argentino-españolas. Ya el canciller español García Margallo ha dicho que

“la ruptura de una negociación entre España y la Argentina no sería una ruptura sólo en términos económicos, sería la ruptura de una relación fraternal que hemos tenido en mucho tiempo”.

Y añadió que ese sería el “peor de los escenarios”.

Claro, que la cosa no es tan sencilla como para que España se lo juegue todo a una ruptura con Argentina en caso de que nacionalice a Repsol. En el país austral hay invertido capital español por más de 23,000 millones de dólares, ya que España es el primer inversionista extranjero en Argentina. La gran banca española, como Santander y BBVA, y empresas como Telefónica, Endesa o Gas Natural FENOSA, afincadas allí, correrían demasiado riesgo si la reacción de España por el caso Repsol fuera excesiva.

Por otro lado la situación tampoco es simple para Argentina, ya que además de los intereses españoles y norteamericanos, la intervención de Repsol-YPF también afectaría a Colombia y México, que controlan cerca del 10 por ciento del consorcio petrolero. Y la aceptación o el rechazo de un decreto del gobierno argentino depende de la fórmula que se escoja para ser aplicada, que puede ser expropiación, incautación, o absorción parcial, sin descontar otras fórmulas similares.

Por cierto, hablando de Cumbres, hay que ver como va a repercutir este diferendo hispano-argentino en la XXII Cumbre Iberoamericana, que se celebrará en Cádiz a mediados de noviembre.

Por ahora tanto el gobierno español como el argentino se han preparado para alcanzar sus propósitos en una crisis que, como hemos visto, rebasa a los dos países. Esta coyuntura nos permitirá también medir la actuación del régimen de La Habana.

Si se guía por la realpolitik, Raúl Castro debería considerar que Repsol ha enfrentado muchos obstáculos para asegurarle la mejor tecnología posible en la exploración y explotación de hidrocarburos en aguas profundas de la Zona Económica Exclusiva de Cuba en el Golfo de México.

Por otra parte, la tentación de jugar la carta ideológica tiene una tradición muy fuerte en la Cuba de la dictadura militar-guerrillera. No olvidemos que Fidel Castro pasó por alto incluso los asesinatos y torturas de miles de izquierdistas y comunistas a manos de la junta militar que gobernaba Argentina en 1982 y respaldó su aventurera y desastrosa invasión a Las Malvinas. Por eso es casi seguro que el anciano déspota lance sus diatribas contra la actuación de españoles y británicos en el Cono Sur, y apoye a Cristina Fernández de Kirchner en cualquier enfrentamiento contra esos intereses.

El anciano Comandante, que ya se burló en dos artículos de la reunión de Cartagena, va a seguir azuzando el odio contra los grandes países occidentales mediante otras “Reflexiones” destinadas al consumo de la izquierda latinoamericana y el nacionalismo argentino.

Raúl Castro, por su parte tendrá que ser mucho más medido en sus declaraciones. Está obligado a inspirar confianza en todos los inversionistas extranjeros. Tiene que convencerlos de que la norma del neocastrismo no es la de las nacionalizaciones. Les dirá que en Cuba no tienen cabida proyectos como los del gobierno argentino. Que deben confiar en su socialismo de mercado a la criolla, que aunque avanza despacio y con mucha cautela, va a beneficiar también al capital extranjero que se invierta en la Isla.

Solo faltará que se lo crean.

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