domingo, marzo 25, 2012

La madurez en el hombre

Cuando cumplí 14 años esperaba algún día tener una novia.

A los 16 tuve una novia, pero no había  pasión.

Entonces decidí que necesitaba una mujer apasionada, con  ganas de vivir.

En la facultad salí con una mujer apasionada, pero era  demasiado emocional.
Todo era terrible, era la reina de  los dramas, lloraba todo el tiempo, amenazaba con  suicidarse.  

Entonces decidí que necesitaba una mujer  estable.

Cuando tuve 25 años encontré una mujer muy estable, pero  aburrida.
Era totalmente predecible y nunca la  excitaba nada. La vida se hizo tan plomiza que decidí que  necesitaba una mujer más  emocionante.

A los 28 encontré una mujer excitante, pero no pude seguir  su ritmo.
Iba de un lado a otro sin detenerse en nada. Hacía cosas impetuosas y coqueteaba con cualquiera que se  le cruzara. Me hizo tan miserable como feliz. De entrada fue divertido y energizante, pero sin futuro.

Entonces  decidí  buscar una mujer con alguna  ambición.

Cuando llegué a los 31, encontré una chica inteligente,  ambiciosa y  con los pies sobre la tierra. Decidí casarme. Era tan ambiciosa que me pidió el divorcio y se quedó con  todo lo que yo tenía.

Ahora, a los 40, me gustan las mujeres con tetas grandes,  buen culo... y punto.

Por fin maduré!

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