En
el espectro político cubano se pueden escuchar por igual quejas de que
Obama está consiguiendo apoyar al gobierno de La Habana y que está
tratando de cambiarlo. Y se comparte además la queja de que la prensa
transnacional no cubre los eventos que les favorecen a las partes o que
destaca los que les perjudican. Incluso a EL NUEVO HERALD de Miami se le
dice a la vez periódico de la mafia cubanoamericana y periódico
comunista. Como canceló no hace mucho Ana Margarita Martínez en un
evento realizado en el ICCAS de la Universidad de Miami.
Tal descolocación provoca desconcierto en muchas celebridades cubanas
limitadas al “figurao”. La celebridad cubana no busca “equilibrar”
porque la política práctica le exija equilibrio (suele estar al margen
de la toma de decisiones) o porque la realidad, en su plural y complejo
funcionar, sea ella misma “de centro”; lo que quiere el célebre es
moderar o “emparejar” para no deslucir.
Con ese propósito posero se ha desatado en los medios cubanológicos
un toque a degüello de limpieza ideológica que ya exhibe varios niveles
de experimentación: marxismo anti leninista; leninismo anti estalinista;
estalinismo anti gulag; fidelismo antisoviético; raulismo anti
fidelista; castrismo anti raulista; socialismo anticastrista;
revolucionarismo anti socialista; izquierdismo no-revolucionario;
filantropía anti izquierdista; carpentierismo anti pesepista; pesepismo
pro moncadista; pablomilanesismo anti silviorodriguista; milicianismo no
umapista; afusilamientocracia no judicialista; valiñismo trans
fornetiano; barnetismo antiabeliano; hubertismo anti matosista;
conradismo postjaimiano; dagobertismo semipayacista; fanjulismo
antisaladriano; diplotendismo nosinaiano… Y más.
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