sábado, febrero 11, 2012

Yoennis Cespedes y los Marlins


Por Andrés Pascual

       El quisqueyano Raúl Mondesí, que fue presentado por los Dodgers con tanta fanfarria como han hecho en estos días ciertos grupos cubanos de Miami con Yoennis Céspedes, fue un buen pelotero, pero no una estrella, le faltó el “toque estelar”, especie de “nadie sabe qué es”; pero que existe, con lo que se hace la diferencia no solo con un jugador bueno, sino con los muy buenos.
       En aquella época, el dominicano y el boricua Orlando Merced fueron tasados, por lo que creían que sería su desempeño, como Roberto Clemente. Fue un atropello a la inteligencia.
       Pocos años antes, a un cronista americano se le ocurrió decir que ‘Eric Davis no tiene que envidiarle nada a Willie Mays…” La humanidad pierde la perspectiva muchas veces en cuestión de opiniones.
       Mondesí fue bueno, quizás pudo hacer más, pero, como no lo hizo, “el muerto no cuenta”, algo parecido a ese bateador zurdo grande, elegante, de pueblo chiquito de América Latina, especie de joya comunitaria sin números ni trascendencia, pero que no hace contacto y la frustración de sus simpatizantes queda en “Ño, si la coge…” después de un swing que pudo ser firmado por Williams, Ruth o Mantle y que resultó en otro soberano ponche.
       Nadie sabe la razón por la que presentan en sociedad ante el público “capitalista” a los peloteros cubanos de reciente ingreso al mercado profesional con: “produjo en la Liga Cubana…”; nadie entiende, primero, por qué a esos torneos de la tiranía los llaman “ligas” sin un cumplir un solo requisito: son corruptos, todos los equipos del mismo dueño, incluyendo instalaciones, implementos, peloteros, árbitros y público y están sometidos a normativas políticas: se hace lo que la dictadura quiera o no quiera. Después, son una miseria por la clase competitiva.
       Cuando Yoennis Céspedes fue abierto a prueba ante buscadores de los clubes de Grandes Ligas en República Dominicana, no fueron todos los equipos a observarlo; sin embargo, posiblemente, en calentamientos, lució de tal forma que algunos “escuchas” pensaron que se podría “hacer algo” si se ajustara a los normas y aprendiera, porque el muchacho tiene, para comenzar, el swing muy largo, lo que en este beisbol se conoce como “out por regla” en elevados al cuadro o al outfield.
        Cuando, desacertadamente, le integraron a una alineación de equipo que luchaba por clasificar de la Liga Invernal Dominicana, los responsables se comieron el clásico “millo del burro”, porque el jardinero no estaba firmado y porque estaban pidiendo una barbaridad, con la que no pudo contar un pelotero mejor que él, que lo hace en Grandes Ligas: Nelson Cruz.
         Entre estiras y encoges, Céspedes se fue quedando solo, no porque no tenga para que lo firmen, sino porque exigen cantidades poco realistas por un pelotero que no creen que pase de bueno si acaso llega.
         El caso fue se mantuvieron los Marlins como única y aparente alternativa visible y, hacia este equipo, enfiló su batería poco objetiva y menos conocedora el staff del Nuevo Herad que cubre al club, más Yiqui Quintana en el canal 41.
         Tal vez no saben leer entre líneas, por lo que no se dieron cuenta de que el club de casa no tenía ningún interés en el cubano, porque, ¿Dónde jugaría? En realidad todo lo dicho hasta que lo descartaron fue una maniobra de mercado, a fin de cuentas, un arroz con frijoles negros y un bistec no cuesta casi nada en Estados Unidos y decirle que no a una barbaridad inmerecida era lo mismo que hacerlo con Albert Pujol con otra cantidad que metía miedo, solo que al dominicano le quedaban alternativas reales y lo logró.
         Ossie Guillén acaba de decir lo que cree como director del club del Sur de la Florida sobre Yoennis Céspedes: de la forma más diplomática posible, le confesó a Espn Chicago que: “le había impresionado mucho, pero no estaba seguro de que pudiera iniciar su carrera con su novena”.
         Como buen torpedero que fue, le dio la bola al presidente para que se responsabilizara con la conclusión de la doble matanza: “le escuché a Samson que tenemos un gran equipo y que estamos felices con lo que tenemos” Yo no descarto nada en la jugada de las oficinas, desde que lo que se pide es demasiado por la mercancía en juego, hasta la “cubanofobia histórica” de la franquicia que, para mí, es increíble por ser “el supuesto club de casi un millón de cubanos”, en una ciudad en la que no se puede prescindir de ellos si se quiere triunfar en el negocio, cualquiera que sea.
          Entonces Ossie lo compara con Mondesí y concluye que cree que el dominicano es mejor. Incluso, agregó que escuchó comparaciones con Bo Jackson que, según el director, “no es pelotero”, lo que yo siempre he pensado también.
          Al ex-jugador y manager triunfador no le gustó que el criollo dijera “no vine a jugar en ligas Menores…” y yo creo que, sin influencias paisanistas equivocadas, a nadie, eso fue una arrogancia sin sentido y poco objetiva; pero se debe reconocer que son los “rezagos del castrismo” y solo hay que leer lo que comenta el público cubano de reciente entrada al país para saber que no es “la etiqueta” del pelotero, sino generalizado como la amplia expansión de una infección bacteriana ambiental de medio siglo.
          José Cardenal y Haitiano González fueron mejores que Mondesí, con una condición negativa en contra: la época que les toco jugar. En el caso del camagueyano (González) se habla del mejor jardinero central cubano de todos los tiempos que haya jugado en las Mayores y, al modo mío de ver el asunto, discute el primer puesto contra todos los hispanos defensivamente.
          Para canalizar lo que demoraron en entender, el Herald está presentando materiales sin ton ni son de acuerdo a la realidad de Yoennis Céspedes y los Marlins, resumible todo en “no les gustó ni lo que vieron ni lo que les pidieron”, que sería lo mismo que vender en GoodWill a precio de Bal Harbor…
          De la forma como están presentando a los cubanos aquí solo son merecedores quienes ya hicieron sus carreras, como Liván Hernández, Ordóñez y el Duque, o Kendri, Betancourt y Escobar, lo otro merece un mínimo de cautela al informar o se corre el riesgo de hacer un ridículo soberano como cronista.
          Sin embargo, se arriesgaron a llamar “peloterito”, por boca de otro, a quien sí va a triunfar en esta pelota: Adonis García.

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