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Desde el sitio de Ichikawa
A principio de los años ´90, cuando la Perestroika había dejado de sentirse como brisa fresca y soplaba como un terral, se decía en La Habana que un periodista extrajero había intentado entrevistar a Armando Hart ensayando este errático preámbulo: “Sus ideas son muy valiosas para mi libro, porque afuera se comenta que usted es una persona abierta, reformista, aperturista, y no como otros que…”.
Se comentaba también que el astuto político (que se ha mantenido en la palestra revolucionaria cubana desde la defensa a García Bárcena hasta el Premio Pedagogía 2011) había repuesto con machería: “¡Yo no soy ningún reformista, cojones, yo soy un duro, un duro!”.
Después se ha sabido que, en efecto, Fidel Castro había prometido salvar el barco comunista y sus duros grumetes esbozando una eticidad urgente que puede resumirse más o menos así: “Aquí solo hace falta aguantar cuatro o cinco años. El que resista se salva, y el que se vaya es un pinga.” Mas >>
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