lunes, enero 30, 2012

Cuba: Partido único y Tea Party

 

Desde el sitio de Ichikawa
Federico Betancourt/
Al clausurar la primera conferencia del único partido, su primer secretario y general presidente, Raúl Castro, ratificó y confirmó el rasgo clave del Estado totalitario castrista: «un solo partido». De paso barrió a los expertos y analistas políticos, inventores de reformas y racionalizadores del socialismo, para recogerlos en bolsa plástica con membrete de «filósofo» y tirarlos al cesto de la basura histórica: todo se dijo ya en el primer congreso (1975) del partido único. Así aflora como única alternativa el Tea Party, a imagen y semejanza de su homólogo en el imperio, pero con señas de identidad cubanísima.
El Tea Party irrumpe en el ruedo político de la siempre fiel Isla de Cuba cada vez que tienen lugar las elecciones, en las cuales el elector recibe una boleta de papel común, entra a una cabina cerrada y opaca, vota sin cámara oculta ni seguroso mirahueco, sale y desliza la boleta por una hendija en cajón cerrado y opaco. Si no vota contra Castro es porque no le da la gana. Y si no lo hace por temor, entonces no está apto para la democracia.
El Tea Party se configura en Cuba tal y como en EE. UU. —gestión independiente sin estructura jerárquica ni disciplina— por quienes no van a votar o anulan o dejan en blanco su boleta. Para evitar suspicacias se margina a quienes votan tan solo por unos candidatos oficiales y no por todos, como pide el gobierno. Desde que Castro se atrevió (1992), sin mayores consecuencias, a reformar la constitución y la ley electoral para que la gente eligiera directo a los diputados a la Asamblea Nacional, el Tea Party pasa del millón de electores en cada comicio general o parcial.  Mas >>

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