Desde el sitio de Ichikawa
Emilio Ichikawa/
Si usted revisa las votaciones en la ONU. Si lee los informes de la Organización Mundial de la Salud, de la OEA, de Amnistía Internacional, de la UNESCO, del Comité Olímpico… incluso si repasa los Informes para la Ayuda a una Cuba Libre que firmaron Powell y Rice, comprobará que el juicio que hacen sobre el tipo de sociedad existente en la isla no es negativo.
Ahora bien, ya hay más objeciones cuando se habla del “sistema” o “régimen”; es decir, de la mecánica a través de la cual se ha obtenido el resultado.
Y muchas más críticas cuando se considera “el gobierno” que ha encabezado esos procesos.
Y todavía más lío con el liderato, con el mando.
Hay por lo menos cuatro niveles para encarar la pregunta titular. Hoy por hoy, mucha de la gente que está empujando para sacar a los Castro del poder no vería tan mal que el modelo social instaurado bajo su dirección se mantenga. Con sus resultados. De hecho, el cambio que buena parte del exilio, la disidencia y la oposición tiene en mente se reduce a una Perestroika exitosa. Más remoto aún: hay evidencias de que con el socialismo liberal húngaro o checoslovaco podrían tirar… siempre que cambien algunas caras.
Si esto fuera así, el “cambio” en Cuba no sería una cuestión de fondo. Acaso solo un tema de poder. O de antipatía.
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