Su Santidad el Karmapa ha pedido a los tibetanos que viven en Tíbet que dejen de cometer actos de inmolación y encuentren otras formas de enfrentarse a las políticas de Pekín.
El Karmapa ha alabado el valor y la “motivación pura” de quienes han protestado prendiéndose fuego en los últimos meses, diciendo que cada uno de sus casos ha llenado de dolor su corazón: “Estos actos desesperados son un llanto contra la injusticia y la represión bajo la que viven”, ha dicho en una nota de prensa. “Ruego al pueblo del Tíbet a preservar sus vidas y encuentren otros métodos más constructivos de trabajar por la causa tibetana. La situación es insoportablemente difícil, pero en las situaciones difíciles necesitamos aún más valor y disposición”.
“La mayoría de los que han muerto”, continúa Su Santidad, “eran muy jóvenes. Tenían un largo futuro por delante, una oportunidad de contribuir de diversas formas y ya no podrá ser. Según las enseñanzas budistas, la vida es algo precioso. Para lograr cualquier cosa que merezca la pena necesitamos preservar nuestra vida. Los tibetanos somos pocos en número, así que cada vida tibetana es valiosa para la causa del Tíbet”.
Su Santidad el Karmapa también ha expresado, coincidiendo con Su Santidad el Dalai Lama, que piensa que el origen del problema está en las “circunstancias desesperadas” a las que se enfrentan los tibetanos en su propio país, y que el uso de la fuerza por parte de China es contraproducente: “Las medidas represivas jamás pueden aportar unidad ni estabilidad. Apelo a los líderes chinos a que presten atención a las demandas legítimas de los tibetanos y establecer un diálogo productivo con ellos, en lugar de intentar hacerles callar por la fuerza bruta”.
Según han informado a The Guardian fuentes en Dharamsala, la semana pasada la policía china se llevó a dos monjes del monasterio de Kirti sin razón aparente. La situación en este monasterio es tan dramática que de los 2.500 monjes que vivían en él a principios de año, ahora apenas quedan unos pocos cientos, muchos de ellos detenidos o forzados a volver a sus hogares familiares.
Estas mismas fuentes aseguran que hay alrededor de 200 oficiales chinos viviendo de forma permanente en el monasterio y sus alrededores, supervisando cada acto cotidiano de los monjes e interrumpiendo las prácticas religiosas. Al parecer los oficiales han reforzado su norma de que todos los menores de 18 años acudan obligatoriamente a las escuelas del gobierno chino, amenazando a las familias con multas de 3.000 yuans (345 euros, una pequeña fortuna para los tibetanos) por cada niño que se ordene como monje o estudie en las escuelas budistas.
Por su parte, y como es de esperar, las autoridades chinas de la zona dicen que no saben nada de ninguna restricción y que los tibetanos son totalmente libres, acusando una vez más a Su Santidad el Dalai Lama de terrorismo por haber rezado por los inmolados.
Por otro lado, Associated Press ha informado que un monje tibetano se prendió fuego el martes en Katmandú (Nepal). Se desconocen detalles de este último caso.
Fuente: The Guardian / ¡Libertad Para Tíbet!
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