Sin llegar a comprender los factores que hacen inevitable el dialogo y la negociacion para los sujetos politicos, Manuel Cuesta Morúa concluye que "El asunto es que el castrismo parte de una supuesta ética de los fines que nos dice que todos los medios son legítimos, incluso el diálogo, para el supremo de sus fines: el poder. Por eso no se debe dialogar con ellos, ...". [Ver Diálogos perversos (I)
Como el mismo reconoce, le ha tomado 20 anos llegar a tal conclusion, mas por constatacion de la futilidad practica de los intentos, que por elaboracion conceptual a pesar de su empeño por abordarlo desde el pensamiento y no desde la praxis.
"En ausencia de actores racionales cabe arriesgarse a un diálogo siempre y cuando exista una estructura ética compartida. O a la inversa. Se puede crear una comunicación ética si se actúa racionalmente", afirma Cuesta Morua como si la negociacion entre sujetos politicos fuera una platica espontanea entre parroquianos en una barra o una tertulia cafetera a orillas del Sena.
El dialogo o la negociacion politica supone que dos o mas actores requieran de su contraparte aquello que por si mismos no pueden alcanzar y que les resulta necesario en un contexto determinado: “La razón para negociar es obtener algo mejor de lo que se obtendría sin negociar...", siguiendo a Fisher-Ury y ello supone ante todo el reconocimiento de la legitimidad del otro.
Legitimidad que es un activo en tanto expresion de una cuota de poder politico reconocida, tangible, util y necesaria. Por ello el Castrismo en su momento y el Neocastrismo en las actuales circunstancias valida y reconoce a sus interlocutores sin detenerse en escrupulos eticos de ninguna indole tan apreciados por Cuesta Morua. No tiene la menor importancia si hace apenas dos anos Castro I arremetia contra la OEA calificandola de "infame" y "basura" , si ahora lo conveniente es afirmar que CELAC no desafia ni sustituye a la OEA
Porque el meollo del asunto en la praxis politica cubana no se ubica ante todo en lo etico-moral y la perversidad de un regimen manipulador por excelencia, sino en que las fuerzas politicas que discienten o se oponen al mismo carecen de ese activo politico tangible que obligue a aquel a aceptar su legitimidad.
En cualquier caso, como muchos caminos conducen a la cima y basta solo un paso para el barranco, se aplaude la tardia conclusion de Cuesta Morua, en la esperanza que no tome otros 20 anos construir lo necesario para ser un interlocutor obligatoriamente valido mas alla de valores universales, porque la politica no es excusa, sino el arte de hacer posible lo necesario [Ch. Maurras].
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