Demonizar o idealizar, es cometer el mismo error de perpetuar a un personaje del que luego nos avergonzamos. Este de hoy tiene características depredadoras. Un chico a quien el poder se le subió a la cabeza y no tuvo la precaución de cambiarse el sombrero, un joven algo circunspecto con discreción de silbato, cuarentón de alma gótica que adora ponderar su modestia mientras envía personas a salas de interrogatorio. Alejandro Castro Espín.
Nos conocimos hace tiempo, mucho antes de nacer. Nuestros padres fueron amigos; nuestros abuelos, enemigos. Según la psicología, un método bastante efectivo dice que ser único varón, y el menor de los hermanos, tiene muchísimo que ver con la personalidad adulta de cada individuo.
Ese es el caso de Alejandro, nació un 29 de julio de 1965. Leo, en astrología occidental; serpiente, por el horóscopo chino. Una mezcla que describe a quienes, sin importar costo alguno, intentan mantenerse un paso delante del resto. Pero, según su pataquín yoruba, la vida de este personaje no es más que el raíl de línea por donde corre su propio tren. Mas >>
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