Por Andrés Pascual
Mientras más grandes y mejores sean los contrarios que Pacquiao pulveriza, más se hunde en el pantano de la duda, no es posible y, el que lo compre como natural, adquirió con el paquete, totalmente gratis, un pasaje a tiempo completo hacia la tierra de los que arriesgan su objetividad, su sapiencia y la sospecha reglamentaria que debería generar el rechazo a la imposición manipulada desde quién sabe donde.
Contra Clottey, su trabajo de demolición fue imperfecto, el africano cerró arriba y soportó, mayormente en sus antebrazos, los disparos de Pacquiao; la riposta, muy de vez en cuando de parte del perdedor fue tal, que le inflamó el pómulo izquierdo y le cerró el ojo, lo que requirió que exhibiera, durante un par de días, unos costosos espejuelos ahumados.
Desde que se inicio el proceso de construcción artificial de quien, ahora mismo y por tal efecto, nadie en la historia del boxeo puede igualar en un escalafón “libra por libra”, contrarios fuertes para el Senador han sido Erik Morales en una pelea y Juan Manuel Márquez en dos.
Top Rank no cometería el error de enfrentar a Márquez contra Paqcuiao bajo dudas de consecuencias irremediables para su protegido; entonces lo mejor es aprobar el pleito cuando el valiente y valioso azteca no tiene posibilidades reales de ganar.
Juan Manuel Márquez, uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos sin encasillarlo en el peso, no está en condiciones de frenar a Pacquiao, como hizo durante sus encuentros anteriores, en los que demostró que era igual de bueno. Hoy, en la división “especial” que acostumbran crearle al filipino, tan artificial como su anatomía y lo que hace en el ring. No podría parar, por bueno que sea y es, el derroche de acumulación química que será el asiático cuando suba.
Maravilla Martínez es el único, aparentemente, que se convirtió en el cartelito de advertencia “Peligro, no pase”.
La de Márquez y una hipotética contra Martínez, pueden ser las únicas y las últimas opciones de los hombres naturales antes de que el filipino noquee a los Klitschkos por las rodillas y los muslos, con la concurrencia más complacida, más eufórica y más convencida que nunca.
Para que el mexicano tenga opción, la única, es necesario que el poderoso organismo haya decidido castigarlo por sus inconformidades con su pago respecto al que recibe Mayweathers jr, lo que sería evidente si Roach, como se dijo, porque “pudiera estar con los boxeadores amateurs del equipo nacional”, no apareciera en la esquina la noche del combate.
Un Pacquiao limpio y perfumadito no puede con Márquez aunque el mexicano tenga 38 ó 338 años. Sin embargo, está por verse si Top Rank decidió retirarle “la ayuda” al gladiador y echárselo a los leones desarmado.
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