Por Andrés Pascual
El cubano Joel Casamayor no perdió en la pre estelar del sábado en Las Vegas porque Timothy Bradley fuera un gran boxeador ni porque tenga doce años más que el americano, no, el zurdo cubano cayó porque sus piernas no le acompañaron ni un par de rounds y, cuando esto le sucede a un peleador, cuando fallan tan lamentablemente las extremidades inferiores, pues no hay pegada y aparece el miedo a moverse por la falta de equilibrio; entonces no se tira, o se tira poco…muy poco.
El doble ex campeón, orgullo de Cuba, se dedicó a abrazar, a meter el codo y la cabeza para tratar de contener a un pugilista que solo podía superarlo en tan deplorable condición física y…para no caerse por el agotamiento.
Cuarenta años pueden ser suficientes para liquidar a un atleta; sin embargo, en el caso del oriental, que no ha sido castigado con severidad hasta ahora, han tenido mucho que ver los excesos ajenos al ring, que incluyen hasta un accidente automovilístico hace relativamente poco tiempo.
A partir de ahora, si Casamayor persiste en seguir, pueden aparecer las lesiones irreversibles, tan comunes en los boxeadores caprichosos que saben qué hay que hacer para evitar un golpe, pero no pueden.
Timothy Bradley quedó al desnudo: ni es un fenómeno ni lo va a ser, tiene la clase relativa de un peleador de starbout de hoy por el relajo del boxeo y por la escasez de buen material en los rankings, ayer hubiera sido clasificado como un corista de, con suerte, una preliminar en la San Nicolás de Nueva York.
Dos cosas: el Cepillo debe (no digo tiene) que dejar el boxeo, sin embargo, ya se sabe lo difícil que resulta tomar esta decisión cuando se le ofrecen 4 pesos a un coliflorista; por su salud sobre todo y para que no manche el buen récord que se construyó en Fistiana peleando contra lo mejor de cada división en que ha pernoctado.
La otra, a los fanáticos de Bradley: que se busquen otra opción mejor, porque, no solo debido a que no es un pegador de respeto, sino a que no tuvo ni pudo lucir contra la sombra de lo que fue un gran boxeador, el fenómeno de que habló cierta prensa es otro, no el que presenció sin contribuir cómo se caía solo Joel Casamayor el sábado pasado.
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