Con opiniones controversiales —quizás para algunos—, muy dispuesto a decir lo que siente sin temor, José Modesto Darcourt es un heraldo de los no tan viejos tiempos del béisbol que le tocó vivir.
Comenzó en 1976 a jugar en nuestras Series Nacionales y se difuminó mucho antes de lo que sus condiciones físicas le hubiesen impuesto.
Pitcher zurdo, corajudo, capitalino de la cabeza a los pies, que arrastraba gran cantidad de fanáticos de su curva y su seguridad en el box, defiende y defenderá a los Metropolitanos desde la posición de un atleta que pudo llegar a la cumbre siendo de un equipo tan “utilizado” y desarbolado pero que a él se lo dio todo.
Aunque niegue seguir nuestra Serie Nacional, no puede abstenerse del pálpito que su pasión le inspira; por ello, con cierta mezcla de rebeldía e inteligencia —y “dolores” que no esconde en esta entrevista, perdura como celoso vigía del destino del béisbol cubano.
—¿Qué le pasó a José Modesto Darcourt que desapareció del béisbol, para muchos, antes de tiempo?
—Me decepcioné del béisbol y el inicio fue el año 82. Ese fue un año para mí bestial. Gané doce juegos y perdí solamente dos. Me esforcé al máximo y en vez de ganarme el equipo nacional, casi me gané una cárcel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario