lunes, septiembre 19, 2011

"La burocracia", la corrupción y el totí/ Eugenio Yáñez

la sistematica campana que despliega el regimen contra la "burocracia", persigue dos objetivos: 1]  hacer recaer sobre ella los fracasos de las reformas, particularmente en aquellos de mayor sensibilidad popular; 2] justificar la sustitucion de funcionarios a cualquier nivel por entorpecer el desenvolvimiento de  las reformas.
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La culpa de todo la tiene el totí

El totí ahora, para justificar el desastre y fracaso de los proyectos reformistas es “la burocracia”: algo tan abstracto como la pluralidad de los mundos habitados o la cuadratura del círculo: ¿es que acaso un oficinista mal pagado puede “torpedear” una directiva del gobierno central? ¿un funcionario municipal de una provincia oriental se las arregla para demorar una inversión de gran envergadura? ¿Y Caperucita Roja no conocía al lobo feroz?


Es conveniente aclarar algunas cosas sobre la burocracia como concepto. En primer lugar, eso que se llama la burocracia existe y ha existido siempre en todas partes, en mayor o menor medida, en todos los países. Y existe porque es imprescindible para el funcionamiento de las organizaciones. ¿Cómo se podría dirigir un gobierno sin que exista una burocracia que le haga funcionar? ¿Cómo podría moverse en algún lugar una administración pública sin burócratas? ¿Cómo manejar una empresa en la que no exista burocracia?


Por otra parte, burocracia y corrupción son términos que no se deben analizar por separado, porque una facilita la otra. En la medida que la burocracia -o su deformación- se enquista en la sociedad, hay más facilidades para la corrupción, que, a su vez, necesita del tejido burocrático de la nación para poder asentarse y desarrollarse sin demasiadas dificultades. No se trata de que toda la burocracia sea corrupta ni que todos los corruptos sean burócratas, sino que cada una de ellas se convierte en un entorno favorable para la otra.

El alemán Max Weber estudió profundamente el fenómeno de la burocracia desde los años 30 del siglo pasado. La burocracia no es “un mal necesario”, sino una necesidad para poder dirigir cualquier actividad. Lo que ocurre es que hay burocracias eficientes, como también burocracias ineptas; burocracias honestas, y también burocracias corruptas; burócratas capacitados y también burócratas incompetentes; burócratas responsables y burócratas oportunistas. Como también hay burocracia de bajo perfil, personas con muy pocas responsabilidades, junto a burócratas de alto nivel y más responsabilidades, a quienes se les llama “el funcionariado”, y que tienen mucho mayor nivel de decisión (y capacidad potencial para hacer daño).

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