Secundario quiere decir no de importancia relevante, asunto de segunda mano que puede esperar y, el que se ponga bravo, que se vaya…
Posiblemente el “affaire” Cuba sea un “asunto secundario” para la política internacional americana y nadie debe ponerse bravo, porque este país tiene que ver hasta con un jarro que se perdió ayer en una casa de un barrio de Estocolmo: sin robárselo, están demandándolos para que paguen por la vasija. Así está organizado el mundo de hoy, Estados Unidos con todos los deberes del mundo y sin derecho ni a protestar ante su principal enemigo en bloque, la ONU.
Sin embargo, el enfoque cubano de acuerdo a cómo se maneja por cada uno de los dos partidos de alto rango, nos ha permitido identificar al enemigo político dentro de la estructura de gobierno americana: los republicanos no han tumbado a la tiranía; pero los demócratas van más lejos y nos traicionan por su rara amistad con quienes los odian, dicen, a muerte.
Kennedy abandonó a la 2506 y Johnson ideó la Ley de Ajuste Cubano, verdad que nadie podía imaginarse en 1966 cuál era el objetivo del Caballo de Troya castro-demócrata a 28 años de distancia (Guantánamo 1994), nadie menos los enemigos de la libertad de Cuba, propios y extraños, que estaban advertidos; pero, ¿Qué puede esperarse si hasta los “buenos” han vuelto la vista hacia otros horizontes, posiblemente menos peligrosos para la seguridad nacional americana?
Me contaron en la prisión que, en 1978, un barco americano llegó a La Habana con Kris Kristofferson, Rita Coolidge, Billy Joel, la Orquesta Fania All Stars y otros músicos, para una sola actuación en el Blanquita que tuvo como asistentes invitados solo a dirigentes y a sus hijos.
Estaba Jimmy Carter entregándole Nicaragua a Castro y a la Unión Soviética; preparándole la Revolución Islámica al Shá y firmando el concesivo SALT-II con Brezhnev.
Etiopía y Angola campeaban por su respeto y Pol Pot y Ieng Sari se daban banquete…
En ese marco de entrega de la influencia geopolítica inició el Manisero de Georgia los intercambios culturales con la tiranía: el gesto del barco con Billy Joel y familia fue respondido con el de mejor voluntad por la actuación de la Aragón, los Papines, el Folklórico Nacional, Elena Burke… ¿Dónde?, en Nueva York, cuartel general de los amplios intereses liberales y filo-comunistas como también Chicago, Los Angeles, o Baltimore. El Lincoln Center se puso a los pies del “cha-onda” de Alejandro Tomás Valdés, Tomasito, gusano a matarse, hijo de la Casa de Beneficencia y mi amigo q.e.p.d
Con actuar en Miami no podían soñar, aquí no podían provocar porque la plaza, con excepciones como Aruca, Bernardo Benes, Max Lesnick, el cura Espinosa y un par de gatos más, le pertenecía a Cuba por medio del exilio, tan militante y activo como hoy, pero menos débil en el orden mediático y económico, además de mayoría abrumadora.
El que quiera hacerle creer que el Ajuste Cubano no ha actuado como el Caballo de Troya contra el exilio, preparado así desde que se elucubró posiblemente y no soy radical en esto, pregúntele por qué ayer, cuando eran autorizados por la presidencia demócrata a actuar en este país, los artistas de Castro no venían a Miami, mientras que hoy tienen como parada principal esta ciudad.
El crecimiento descontrolado del entrante económico del castrismo desde 1994, casi epidémico, ha sido lo que posibilita no solo el intercambio, sino que, por supuesto, escojan a Miami como objeto de la provocación, porque a ningún elemento de la tiranía le importa la música de Pablo Milanés ni de la Orquesta Aragón, mucho menos le ríen los pujos a un elementajo que dicen que es comediante, que se llama Robertico y que el Dade Couny Auditorio va a presentarlo con mas bombo y platillos que a Alvarez Guedes, pero provocar aquí, dividir aquí, destruir esto sí es de su completa incumbencia…y lo están haciendo y ¿Quién sabe lo que queda por ver de esta película? Todo está en que reelijan a Obama y ya verán.
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