Por Andrés Pascual
[Cortesia del autor]
Al caudal de los errores cometidos individualmente, por las razones que sean, se le llama experiencia. En política, muchos errores juntos es igual a ganarse una dictadura-tiránica comunista.
Los gobiernos opresores que están llegando al poder en Hispanoamérica, que lo cambian todo de verdad; pero hacia lo peor, no aparecen como por arte de magia, sino como el resultado práctico de quienes se autodenominan demócratas, que roban tanto cuando son elegidos como prometen en campañas. Después se van del país y dejan a la gente en el infierno, exigiéndoles que hagan lo que ellos no tuvieron ni coraje ni disposición para impedir.
El pueblo vota por quien promete más, sobre todo, por quien sea capaz de traslucir que “va a acabar con los ricos”, tan odiados irracionalmente como los americanos; sin embargo, el fanatismo de “los de abajo” (título del libro de Mariano Azuela sobre la Revolución Mejicana), no les permite identificar en estos nuevos Mesías de revoluciones de segunda y hasta de tercera edición, que llegan por la vía del voto democrático, la intención de esclavizarlos. La envidia y la baja pasión, siempre ha sido así, mueve más montañas y más grandes que la verdad, por lo que es más peligrosa y, sin son muchos… esa es la etiqueta de los tiempos modernos.
Los cubanos no somos magos, pero tenemos “experiencia”; es decir, una vez éramos un pueblo muy joven y prometedor, que no necesitaba sino “arreglos” menores, quizás un par y arriesgó su vida por el asesino y se la entregó gratuitamente, fue una verdadera pérdida de la virginidad política, nadie lo dude, la demostración más apabullante de que podíamos saber mucho de todo, menos de lo que realmente necesitábamos…
Por esas razones podemos identificar, muy a nuestro pesar por exhibir tan triste y dudoso grado de sabiduría, lo que puede pasar en otros lugares antes de que los borren del mapa como seres humanos que piensan y deciden por sí mismos.
Dicen que la elección al Salón de la Fama del Beisbol Latino de este año se le dedicará a Venezuela.
Haciendo uso de “mi especial sabiduría como representante del pueblo considerable en el rango de alcornoque de primer orden”, comencé a escribir hace dos años sobre el futuro del beisbol venezolano; solamente tenía que repasar los acontecimientos de 1959, 60, 61 en Cuba. Solo falta el discurso chavista, como hizo Castro en julio de 1961 ante los llamados Consejos Voluntarios Deportivos, en que atacó con todo al profesionalismo y, especialmente, al beisbol.
Pudiera ser que Chávez deje en las manos de los jugadores seguir jugando allí por poco tiempo; pero acondicionados a reglas, sobre todo a salarios, impuestas por él, único patrocinador, que sería similar a lo que el tirano cubano propuso y que los jugadores rechazaron en bloque, para lo que autorizó que Mike González, una leyenda del beisbol cubano y propietario de los Leones del Habana, corriera detrás de todo el mundo por Estados Unidos y México tratando de convencer a los peloteros.
En ese momento, todos los oficiales de la Liga Cubana estaban exiliados y toda la propiedad privada, sin importar el tamaño, se la había robado, por lo que era imposible.
Sin embargo, el ex coach y una vez manager interino de los Cardenales, solo estaba tratando de salvar su negocio particular, de hecho, patrimonio histórico cubano: el club Habana. Castro le reconoció el interés y, única vez en su maldita existencia, le ordenó al Che Guevara que descongelara todos los fondos del glorioso ex jugador, manager y propietario, superiores a setecientos mil dólares, para que dispusiera de ellos como quisiera. En 1976, a los 86 años, el Idolo de Regla falleció en La Habana.
Hoy Venezuela está en su mejor momento en el beisbol, en poco tiempo pudiera desplazar a República Dominicana como la principal cantera de jugadores del área; a pesar de que la tierra de Bolívar tiene más desarrollo polideportivo que la de Balaguer y es ahora, precisamente ahora, cuando se levanta prometedora en el juego como nunca, que Chávez firma la pena de muerte contra la pelota allí…
Pese a todo lo que se diga, la experiencia ajena no es suficiente, porque Chávez solo tenía como palmarés un intento de golpe de estado y una visita a Castro; sin embargo, cuando el tirano se escondió en la Sierra Maestra para que algunos capitalistas resentidos, cierto tipo de americanos y el ejército inconforme de “indignados” depusieran a Batista, casi todo el mundo sabía que era un gángster asesino, un ladrón que había estado en el Bogotazo, que había cometido una masacre en los cuarteles Moncada y Bayamo y en el hospital militar Saturnino Lora. Además, Bohemia había publicado, en 1957, la Proclama del 26 de Julio, criticada en la propia revista por Leopoldo Pío Elizalde como “ reveladora por comunista”.
Nosotros tenemos razón cuando alertamos, sin embargo, en el fondo, deberíamos meter la cabeza en un cubo, porque, aunque no tuvimos ‘asesoría”, lo de Castro fue tan abierto que no la necesitábamos.
Ahora, Venezuela está perdiendo 0-10 en el 9no. con dos outs, el bateador en 0 bolas y 2 strikes y Santana, en su mejor forma, en el box. Que nadie lo dude. Tal vez ese beisbol merezca un réquiem, o una misa de difunto.
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